Serie de Harry Potter 121/199: ‘El centauro y la delatora’

Y llegamos al capitulo número 121 de nuestra publicación diaria y cronológica en la cual durante 198 días estaremos compartiendo nuestras sorpresas, anécdotas y opiniones acerca de cada uno de los capítulos de la saga de Harry Potter para luego finalizar con el Epilogo. El día de hoy es el turno para el capitulo número 121 de la Serie de Harry Potter.

Harry Potter y la Orden del Fénix

Capítulo 27: El centauro y la delatora

Lavender y Parvati están muy entusiasmadas por el nuevo profesor de Adivinación, más que nada por su atractivo físico, pero Hermione se muestra más fría. Manifiesta su temor a que Umbridge encuentre alguna forma atroz de vengarse de Dumbledore por el nombramiento de Firenze, un semihumano. La primera clase no tiene lugar en la torre norte sino en un aula ubicada en la planta baja del castillo, debido a la imposibilidad de Firenze de subir las escaleras. Ron y Harry se sorprenden al encontrar que el aula se ha convertido en una versión en miniatura de un claro del Bosque Prohibido. Firenze explica que él planeaba impartir sus clases en el mismo bosque, pero que eso es imposible. Cuando los alumnos le preguntan por qué no pueden ellos ir al Bosque, Firenze les explica que el problema es que él no puede ir, pues su manada lo ha desterrado. Sus congéneres consideran que aceptar la oferta de trabajo de Dumbledore es una traición a su especie.

La clase con Firenze es bastante extraña para Harry, porque el centauro manifiesta su desdén por la forma en que Trelawney -y los humanos en general- enfocan el tema de la predicción del futuro. Para Firenze, lo verdaderamente importante no es prever las desgracias y alegrías de los individuos sino los grandes acontecimientos. Habla acerca de un período de paz entre dos guerras que estarían viviendo los magos y brujas y que, por la posición en la que se encuentra el planeta Marte, estaría a punto de terminar. Propone intentar predecir cuándo comenzará la segunda guerra quemando hojas y hierbas y observando las formas que adoptan el humo y las llamas. Los resultados no son concluyentes, y el hecho de que el propio Firenze relativice el conocimiento que se puede extraer de estos métodos, afirmando que incluso los centauros pueden equivocarse al interpretarlos, no ayuda a clarificar las cosas. Al final de la clase, Firenze se acerca a Harry y le pide que le transmita un mensaje a su amigo Hagrid: sus intentos no están dando resultado y debería abandonarlos. Harry intenta extraerle más información, pero Firenze se niega a proporcionársela e insiste en que se limite a darle ese mensaje a Hagrid.

Cuando Harry logra pasarle a Hagrid la advertencia de Firenze, el profesor/guardabosques se muestra primero sorprendido y luego malhumorado, afirmando que sus intentos están dando resultados. Harry le dice que tenga cuidado, pues si Umbridge se entera de lo que está haciendo, Hagrid podría perder su empleo, pero su amigo le dice que hay cosas más importantes que eso.

El ED constituye la única verdadera satisfacción para Harry en esos días oscuros, pues si bien exije grandes esfuerzos de su parte, es muy estimulante. Pero todo termina cuando, en medio de una clase, irrumpe Dobby y les dice que Umbridge conoce la existencia del ED y el lugar donde realizan sus reuniones, y que viene en camino. Los chicos y chicas consiguen escapar de la Sala Multipropósito, pero Harry se retrasa para ordenarle a Dobby que vuelva a las cocinas con los otros elfos y que le mienta a Umbridge si le pregunta si les ha avisado; también le prohíbe autoflagelarse. Desdichadamente, ese breve retraso permite que sea capturado por Draco mientras trata de regresar a la Torre de Gryffindor. Umbridge, más feliz que nunca, lleva a Harry al despacho de Dumbledore.

Allí están reunidos Dumbledore, el ministro Fudge, la profesora McGonagall, Percy, Kingsley Shacklebolt y el Auror John Dawlish. Fudge le pregunta a Harry si sabe por qué lo han traído allí, pero cuando el chico está por responder desafiantemente que sí, Dumbledore le hace un discreto gesto para que lo niegue, y Harry obedece. Fudge sigue presionándolo, pero Harry continua negando saber nada. Umbridge interviene, diciendo que será mejor que interroguen a su informante, y sale a buscarla. La profesora regresa al poco tiempo acompañada por Marietta Edgecombe, la amiga de Cho, quién por algún motivo se cubre el rostro con las manos. Fudge logra que se destape la cara y queda espantado al ver que en su frente han aparecido unos granos que forman la palabra «DELATORA».

Umbridge explica que Marietta fue a su despacho a decirle que esa noche se realizaría una reunión en la Sala Multipropósito, pero que justo en ese momento entró en funcionamiento aquel maleficio y aparecieron las letras en su rostro, por lo que fue incapaz de dar más datos. Umbridge dice que en octubre ella fue informada acerca de una reunión de Harry con un grupo de estudiantes en el bar Cabeza de Puerco, con el objetivo de formar una agrupación estudiantil ilegal. No obstante, Dumbledore dice que está equivocada. Fudge se burla de él, pero Dumbledore conserva la calma y explica que la agrupación que querían fundar no era ilegal en ese momento, pues el decreto ministerial que prohibía cualquier agrupación estudiantil no autorizada por Umbridge entró en vigor dos días después de la reunión. Umbrigde replica que si bien esa reunión no significó ninguna violación de las normas, los encuentros posteriores sí fueron ilegales, pero Dumbledore pone en duda que hayan habido más reuniones. Cuando Umbridge le pregunta a Marietta si hubo reuniones previas a la de aquella noche, la chica sorprende a todos al negar con la cabeza. Ante la repetición de la pregunta, Marietta vuelve a menear la cabeza. Umbrigde le pregunta entonces si la reunión de esa noche fue organizada por Harry, y la respuesta de Marietta es de nuevo negativa. Umbridge pierde los estribos y la zarandea con fuerza, obligando a Kingsley y a Dumbledore a intervenir.

Más calmada, Umbrigde presenta otra evidencia: la lista de miembros del ED, encontrada por Pansy Parkinson. Fudge se sorprende al ver el nombre del grupo, «Ejército de Dumbledore». El director entonces confiesa, muy alegremente, que él es quién organizó la reunión y no Harry. Dice que el de esa noche iba a ser el primer encuentro, y que es cierto que ha estado conspirando contra Fudge. Harry trata de desmentirlo, pero Dumbledore lo obliga a callarse. Fudge está exultante: había pensado que aquella noche hundiría a Harry, y termina hundiendo a Dumbledore. Percy ha tomado nota de todo lo dicho por el director, y el ministro se dispone a hacerlo publicar en El Profeta, no sin antes enviar a Dumbledore a Azkaban. Sin embargo, Dumbledore afirma despreocupadamente que no va a entregarse sin oponer resistencia. McGonagall se ofrece a ayudarlo, pero Dumbledore le dice que Hogwarts la necesita. El ministro, colérico, ordena a Kingsley y a Dawlish que arresten a Dumbledore, pero él no tarda en Aturdirlos a todos, llenando el despacho de humo. McGonagall consigue poner a Harry y a Marietta a salvo de los hechizos. Antes de huír, Dumbledore le dice a Harry que dedique todos sus esfuerzos a aprender Oclumancia y le promete que pronto le explicará el motivo. Harry vuelve a sentir el extraño deseo de atacar al director, pero antes de que ocurra algo más, Dumbledore y el fénix Fawkes se Desaparecen.

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Autor Cepion

Argentino, nacido en 1986.

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