Serie de Harry Potter 199/131: ‘La profecía perdida’

Y llegamos al capitulo número 131 de nuestra publicación diaria y cronológica en la cual durante 198 días estaremos compartiendo nuestras sorpresas, anécdotas y opiniones acerca de cada uno de los capítulos de la saga de Harry Potter para luego finalizar con el Epilogo. El día de hoy es el turno para el capitulo número 131 de la Serie de Harry Potter.

Harry Potter y la Orden del Fénix

Capítulo 37: La profecía perdida

Apenas llega al despacho de Dumbledore, Harry siente todo el peso de lo que significa para él la muerte de Sirius Black. El dolor y la culpa lo invaden, así como un desesperado e irracional deseo de ser otra persona para poder de ese modo dejar de sentir lo que siente en esos momentos. Cuando Dumbledore regresa del Ministerio, el muchacho es informado de que sus amigos no sufrirán ninguna secuela grave por la batalla. Ante el silencio de su alumno, Dumbledore le dice que comprende cómo se siente y que no debería avergonzarse de ello. Sentir un dolor tan intenso demuestra que todavía es un ser humano. Harry se enfurece ante la calma del director y rompe uno de los objetos de su escritorio, exigiendo a Dumbledore que lo deje irse, pero el viejo mago se niega, diciéndole al chico que aún debe enfadarse más con él. Dumbledore afirma tener gran parte de culpa por la muerte de Sirius, por no haber sido sincero con Harry con respecto a los planes de Voldemort de atraer al muchacho al Departamento de Misterios. En ese entonces el retrato de Phineas Nigellus Black interviene preguntando si su tataranieto -a quién, es interesante señalarlo, llama «el último de los Black»- ha muerto, y cuando Dumbledore le dice que sí, el ex director se rehúsa a creerlo y se va a su otro retrato en el número doce de Grimmauld Place a verificarlo por su cuenta.

Dumbledore comienza a repasar todo lo que saben acerca de la cicatriz de Harry y la conexión mental entre el chico y Lord Voldemort que ella simboliza. Según Dumbledore, el momento en que esa conexión se hizo más fuerte fue la noche en que Harry vio a Voldemort/Nagini atacar a Arthur Weasley, y que entonces Voldemort se percató de la presencia de Harry en sus pensamientos. Según Dumbledore, el motivo por el cual trató a Harry con tanta frialdad y distanciamiento durante todos aquellos meses fue la creencia de que Voldemort podría tratar de usar su conexión con Harry para poseerlo. Era necesario no estimular al Señor de las Tinieblas en ese sentido, ocultándole que la relación entre Harry y Dumbledore era más estrecha que una mera relación entre un alumno y su director, de modo que el anciano delegó la tarea de entrenar a Harry en Oclumancia en el profesor Snape. El objetivo final de Voldemort al tomar posesión del cuerpo y la mente de Harry era con toda certeza atacar a Dumbledore y obligarlo a matar a su alumno.

Cuando Snape se enteró del sueño recurrente de Harry con el Departamento de Misterios, el director comprendió que Voldemort había abandonado de momento sus intenciones de controlar a Harry directamente y que estaba enviándole visiones engañosas con el objetivo de hacer que fuese al Ministerio de la Magia. Su motivo era sencillo: la única forma de consultar la profecía era ir él mismo al Ministerio, con todos los riesgos que eso conllevaba, o que fuese Harry. Era imposible mandar a uno de sus Mortífagos a retirar la profecía por él, pues las esferas solamente podían ser sacadas de sus estanterías por las personas a las que hacían referencia. Era por eso imprescindible lograr que Harry dominase la Oclumancia.

Harry manifiesta su culpabilidad por no haberse esforzado más en aprender Oclumancia, pero intenta justificarse un poco diciendo que antes de ir al Departamento de Misterios se había contactado con el número doce de Grimmauld Place usando la Red Flu, y que Kreacher le había dicho que Sirius estaba allí. Dumbledore le explica que Kreacher le mintió. Cuando Sirius le gritó que se «largara», irritado ante uno de sus insultos, Kreacher interpretó esas palabras como una orden para irse de casa, y decidió ir a visitar a Narcisa Malfoy. Siendo un elfo doméstico, Kreacher no podía traicionar totalmente a su amo revelándole a la hermana de Bellatrix Lestrange la ubicación del cuartel general de la Orden ni sus planes secretos, pero sí pudo darle a Narcisa datos menos confidenciales y aparentemente inofensivos: que la persona que más quería Sirius en el mundo era Harry, y que Harry tenía sentimientos muy similares hacia él. La señora Malfoy le pasó esa información a Voldemort, y el mago oscuro la utilizó para insertar a un Sirius torturado en las visiones que le enviaba a Harry. Siguiendo instrucciones de Voldemort, Kreacher hirió a Buckbeak, obligando a Sirius a quedarse en su cuarto a cuidarlo y permitiendo así que el Animago no atendiese la llamada de Harry por la Red Flu. También por orden de Voldemort fue que Kreacher le informó falsamente a Harry que su padrino estaba en el Departamento de Misterios.

Cuando Harry le pregunta a Dumbledore como supo todo eso, el director le cuenta que Snape comprendió perfectamente el mensaje que le dio el chico en la oficina de Dolores Umbridge y que se puso en contacto de inmediato con Sirius. Al ver que Harry y sus amigos no volvían de su incursión al Bosque Prohibido, Snape alertó a los demás miembros de la Orden, organizándose así una partida para ir al Ministerio a rescatar a los chicos. Sirius exigió y consiguió formar parte de la misión, dejando a Kreacher en el número doce de Grimmauld Place para que le informase a Dumbledore de la situación apenas el jefe de la Orden llegase al cuartel general. Fue el propio Kreacher el que le contó, entre risas y gracias a un poco de Legeramancia, a Dumbledore lo que había hecho.

Harry manifiesta su desagrado por el elfo doméstico, comentando que Hermione siempre les había pedido que fuesen amables con él, pero Dumbledore dice que ella tenía razón, y que cuando se mudaron al número doce de Grimmauld Place él le había dado ese mismo consejo a Sirius, pero el padrino de Harry no lo había seguido. Kreacher, dice Dumbledore, es digno de lástima, pues su existencia al servicio de Sirius fue tan desdichada como la de Dobby al servicio de los Malfoy. Harry, furioso ante lo que considera ataques a la memoria de su padrino, comienza a criticar el accionar de Snape, pero Dumbledore lo defiende, recordándole que gracias a él la Orden había sabido de su incursión al Departamento de Misterios y se había presentado a rescatarlo; también le revela que el Veritaserum que le dio Snape a la profesora Umbridge era falso. Harry entonces acusa a Snape de haber dejado de darle clases de Oclumancia, e incluso manfiesta sus sospechas de que el profesor intentaba debilitar sus barreras mentales para facilitarle la tarea a Voldemort. Dumbledore se niega a creer que lo segundo sea cierto, pues manifiesta categóricamente su confianza en Snape, pero admite que se equivocó al creer que el ex Mortífago sería capaz de enseñarle Oclumancia a Harry sin dejar que su resentimiento por el padre del muchacho se interpusiera. Harry pregunta entonces por qué estaba bien que Snape odiase a su padre pero no que Sirius odiase a Kreacher, y Dumbledore aclara que Sirius jamás odió a su elfo, sino que lo trató con algo más doloroso que odio: indiferencia. La cólera vuelve a dominar a Harry, quién pregunta a los gritos si Dumbledore insinúa que Sirius merecía morir, pero el director lo niega. Sirius, dice Dumbledore, no era un hombre malvado con todos los elfos, y el motivo por el cual no sentía afecto por Kreacher era que le recordaba a la casa de sus padres y a la vida desdichada que había llevado allí. Harry critica a Dumbledore por encerrar a Sirius en el número doce de Grimmauld Place sabiendo lo que el Animago sentía por ese lugar, y vincula esa decisión con la de mantener a Harry en la casa de los Dursley durante todo el verano.

Es en ese momento que Dumbledore comienza a contarle a Harry algo que tendría que haberle contado mucho tiempo antes. El director comienza explicándole a Harry que en el momento en que Voldemort fue vencido, quince años atrás, la situación era muy incierta. Dumbledore no sabía cuándo Voldemort podía resurgir, y tampoco sabía que podrían hacer los Mortífagos ante la caída de su amo. Por eso el anciano decidió no arriesgarse a entregar a Harry a la custodia de una familia de magos, que seguramente lo habrían tratado mejor que los Dursley. En vez de eso, decidió confiar la seguridad de Harry a la misma magia antigua que lo había salvado de la Maldición Asesina de Voldemort: la del sacrificio de su madre. Al recibir a Harry en su casa, Petunia había extendido la protección que Lily le había brindado a su hijo. Bajo su techo, Voldemort no podría hacer daño a Harry. Es entonces que el chico comprende que fue Dumbledore quién le mandó a Petunia la Vociferadora.

A continuación, Dumbledore repasa los años de Harry en Hogwarts. Recuerda cómo en su primer año, después de su segundo enfrentamiento con Voldemort, le había preguntado por qué el mago oscuro había intentado matarlo cuando él era un bebé, y dice que se había negado a contárselo porque lo había considerado demasiado joven. Año tras año, Harry iba enfrentando retos cada vez más difíciles, pero el director iba postergando el momento de revelarle esa información tan vital. La causa era muy sencilla: con el paso del tiempo Dumbledore había empezado a sentir un aprecio cada vez mayor por su alumno, y la perspectiva de privarlo de su tranquilidad al decirle la verdad era cada vez más dolorosa. Pero había llegado el momento de que Harry conociera toda la historia.

Lord Voldemort intentó asesinar a Harry a causa de la profecía que hablaba de ellos dos. Sin embargo, el mago oscuro no conocía la profecía completa, y a causa de ello había resultado perdedor de su encuentro. Era por eso que Voldemort quería enterarse de su contenido íntegro. Harry, descorazonado, dice que la profecía se ha perdido, pero Dumbledore afirma que todavía hay una forma en que el chico puede conocerla: sus propios recuerdos. Él fue quién presenció la profecía, cuando dieciséis años atrás le tocó entrevistar a Sybill Trelawney para saber si darle o no el puesto de profesora de Adivinación. La entrevista tuvo lugar en una habitación de la taberna Cabeza de Cerdo, donde Trelawney se alojaba, y al cabo de poco tiempo Dumbledore comprendió que la supuesta vidente era una impostora. No obstante, justo antes de que el director abandonase la habitación, Trelawney entró en trance y dijo la primera (por lo que sabemos) profecía auténtica de su vida. A continuación el director le muestra su recuerdo en el Pensadero, y Harry escucha personalmente las palabras de Trelawney.

El único con poder para derrotar al Señor de las Tinieblas se acerca… Nacido de los que lo han desafiado tres veces, vendrá al mundo al concluir el séptimo mes… Y el Señor de las Tinieblas lo señalará como su igual, pero él tendrá un poder que el Señor de las Tinieblas no conoce… Y uno de los dos deberá morir a manos del otro, pues ninguno de los dos podrá vivir mientras siga el otro con vida… El único con poder para derrotar al Señor de las Tinieblas nacerá al concluir el séptimo mes…

Dumbledore explica el significado de la profecía. La única persona capaz de vencer a Voldemort nació a fines de julio, casi dieciséis años atrás; los padres de ese niño habían desafiado tres veces a Voldemort. Harry pregunta si era él a quién hacía referencia la profecía, y Dumbledore señala que podría haber sido también Neville Longbottom, que también nació a fines de julio y cuyos padres pertenecían a la Orden del Fénix y habían combatido varias veces a Voldemort. Sin embargo, es evidente que el chico de la profecía era Harry, pues si bien la primera parte de la misma se podía aplicar a ambos, la segunda parte solamente podía hablar de él. Voldemort lo había «señalado como su igual» al intentar matarlo. No obstante, Voldemort no conocía esa parte de la profecía. El espía que le había transmitido la información había sido expulsado de Cabeza de Cerdo por el tabernero antes de escucharla por completo. De no ser así, probablemente Voldemort habría preferido esperar a que Harry y Neville crecieran, para así ver cuál de los dos era más peligroso.

Harry entonces pregunta cuál puede ser el «poder que el Señor de las Tinieblas no conoce» pero él sí, y Dumbledore le dice que es el amor. Gracias a él Harry consiguió evitar que Voldemort lo poseyera totalmente, pues el mago oscuro no podía estar en el cuerpo de alguien tan lleno de algo que él odia. Finalmente, Harry pide que Dumbledore le aclare el significado de la frase «ninguno de los dos podrá vivir mientras siga el otro con vida», y el director confirma sus temores: inevitablemente Harry tendrá que morir a manos de Voldemort, o Voldemort a manos de Harry.

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Autor Cepion

Argentino, nacido en 1986.

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