Fanfic: ‘La oveja negra’

El silencio era aterrador. Las miradas fijas en el, y varias bocas abiertas de sorpresa. El momento seguía paralizado, como si alguien hubiese retratado esos rostros en alguna pintura muggle, colgada de algún museo, que siguiera ahí para siempre.

Cuando cayó en la cuenta de que seguía sentado en el banco, Albus se levantó y se dirigió a su nueva casa. La mesa de Slytherin aplaudía con ganas, recibiendo a su nuevo integrante. Temeroso, se sentó al lado de Scorpious que sonreía contento. El camino era largo, llegó a cruzar una mirada con James que lo miraba furioso, a punto de echarle una maldición a cualquiera. Albus se apresuró.

Y así continuaba la ceremonia de selección. La profesora McGonnagall seguía nombrando a los alumnos, evidentemente un poco alterada ante la elección del sombrero.

-Sand Samantha

-Hufflepuff

-Storeclose Marilyn

-Gryffindor

-Villespot Thomas

-Ravenclaw

-Weasley Rose

-Gryffindor-Albus la miraba con celos mientras ella se sentaba junto a su hermano.

-Excelente, ya que estamos todos, quiero presentarles y darles la bienvenida a los nuevos profesores de Hogwarts. Beige Claire-una mujer joven de apenas treinta años , con cabello rubio y corto respondido amablemente a los aplausos.-que enseñará Runas Antiguas porque la profesora Blackbird decidió mudarse a Yugoslavia. Además el profesor Rubeus Hagrid tras recuperarse de un accidente con una mantícora, volverá a enseñar cuidado de criaturas mágicas.

Un fuerte aplauso recorrió el Gran Salón, y Hagrid apenas reaccionó. Estaba aturdido por la elección del sombrero respecto a Albus.

-Pero basta de charla, se que están todos hambrientos, ¡Que comience el banquete!

Justo después de haber dicho eso, se sentó tranquilamente y las mesas se llenaron de los manjares más exquisitos. Torres de helado bañado en chocolate, guiso de lentejas y zapallo, pasta con trozos de panceta, carne de cordero, jamón con especias y todo lo que Albus había soñado. Cuando vio la comida se dio cuenta de que tantos nervios le habían dado hambre, y la cena lo hizo olvidarse del hecho de que había deshonrado a James. Después de comer, cada prefecto guiaba a cada casa a su sala común correspondiente. Uno morocho alto, se paró frente a un muro en las mazmorras y susurró “tripa de vaca” y frente a ellos apareció una sala. La más extraña que Albus hubiera visto. Con una luz verdosa que iluminaba todo, desde los cuadros móviles con rostros macabros, hasta los sofás, las alfombras indias y el fuego que crepitaba en la chimenea. Las ventanas, algunas recubiertas con una cortina translúcida verde, dejaban apreciar el lago, ya que la habitación se encontraba bajo este. Cada tanto pasaban cardúmenes de peces plateados, sirenas, se veían algas que se movían al compás del oleaje y muy rara vez se veía al calamar gigante que tanto lo había aterrorizado. Ahora pensaba que era ridículo haberse asustado de una criatura tan bondadosa. El ruido de la sala común lo aturdía, quería dormir. Así que se fue a su habitación a descansar, a librarse de los sentimientos y pesares que le habían taladrado la cabeza toda la tarde. Se sentó en una de las cinco camas con dosel, acarició a Arnold-Ginny se lo había regalado.-que se había subido a su falda, mientras miraba que le habían subido el equipaje. Sin cambiarse la túnica, y con Arnold sobre su pecho se zambulló en sueños.

Sintió como si uno se pudiera recostar sobre nubes o espuma suave que contuviera su peso, y sobre sí, ver un atardecer, en el que las nubes jugaban con las formas, haciendo caballos, unicornios, sirenas, banshees, su hermano…

No podía evitar pensar en ello. No podía evitar recordar aquel rostro sombrío sumergido en la decepción. Tuvo en realidad un sueño muy intranquilo. Alguien lo perseguía, no se le veía el rostro porque el no miraba hacia atrás, huía. De pronto alguien le daba un regalo, y cuando abría el paquete una serpiente saltaba y le mordía en el brazo, mientras una voz siniestra se le reía.

Despertó sobresaltado a la mitad de la noche, cuando la luna estaba en su máximo esplendor, y sus reflejos plateados se veían desde la ventana. Se sentó en el alfeizar, sosteniendo un almohadón sobre su pecho agitado, miraba el lago. Ya un poco más calmado, estando sus compañeros dormidos, cerró las cortinas de su cama, susurró “Lumos” y se sentó a leer. Ya no se podía dormir.

“…y el gato cazó al ratón.

El miedo se transformó en oscuridad, tan densa

Que de la luz

Ya no había ni un destello.

Las esperanzas se agotaban y

El perdón desaparecía…”

A la bolsa llena de galleons que pesaba en su corazón le habían agregado monedas, se sentía como una presa en medio de las garras de su depredador. Y así amaneció. Albus, creyó que ver amanecer desde debajo del agua era aún más maravilloso que sobre la tierra. Los rayos de sol dorados, azules, violáceos y anaranjados hacían del lago una obra de arte, inspiradora y magnífica.

Descubrió que era temprano para bajar a desayunar. En el Gran Salón vio que no era el único que tenía problemas para dormir. Samuel, parecía deprimido, tenía ojeras y una taza de chocolate caliente y humeante frente a si. Albus no quería más problemas así que evitó cruzarse con él. Se sirvió tostadas con manteca y una taza de leche, mientras controlaba su horario. En la primera hora tenía botánica con los de Hufflepuff, luego el almuerzo, más tarde Defensa Contra Las Artes Oscuras con los de Ravenclaw, y finalmente Encantamientos, con los de Gryffindor.

Al fin sus compañeros y los de cursos superiores comenzaron a prepararse para el primer día, ocupando toda la mesa de Slytherin. Cuando se hizo la hora, el y todos sus compañeros, bajaron por los terrenos del castillo hasta el invernadero tres, donde el profesor Longbottom los esperaba sonriente.

-Mamá te manda saludos.- dijo Albus recordando el pedido de su madre antes de subir al expreso de Hogwarts.

Ambos sonrieron y sus rostros tomaron un ligero tono rosado. La clase en si, trataba sobre plantas somníferas nativas del norte de Escocia, llamadas Marveldreams. Algunos de los alumnos que no siguieron las instrucciones al pie de la letra, caían dormidos en medio de una explicación. Después de que Neville los despertara con unas gotas de antídoto color púrpura, la clase finalizó al toque de la campana.

Luego de un variado y exquisito almuerzo, formaron parte de una fila para ingresar al salón de Defensa Contra Las Artes Oscuras. Pasadas una hora y media de clase:

-…las Doxys pueden ser criaturas muy molestas y su veneno es peligroso aunque no como el de otras criaturas, pero el excremento tiene propiedades curativas. Viven en…- el profesor Kilabauper se detuvo de pronto ante el sonido de la campana-…bueno, chicos, para la próxima clase que si no me equivoco es el jueves, quiero veinte centímetros de pergamino sobre las propiedades curativas del excremento de Doxy.

Salieron del salón y se dirigieron hacia el aula de Encantamientos. Albus y Scor iban rezagados. En un momento se cruzaron con James que se dirigía al aula de Transformaciones. Lo miró con tal odio y desprecio que lo intimidó.

-James, lo siento…en serio…-masculló Albus.

James no dudó ni un segundo, hizo caso omiso a las palabras de su hermano y sacó de debajo de su túnica una varita, con la que lo apuntó. Murmuró un hechizo tras otro que le daban de lleno en el pecho, algunos le dejaban moretones muy dolorosos y otros, le cortaban momentáneamente la respiración. Como no sabía ningún hechizo le fue imposible defenderse, se quedó tendido y temblando en el suelo frío del corredor. Por el rostro de ambos corrían lágrimas que dibujaban caminos en sus mejillas. Con los ojos enrojecidos, James corrió hacia el aula. Scorpious, que tampoco pudo detener a James, ayudaba a Albus a llegar a la enfermería.

[NOTA: Este fanfic fue escrito por Victoire Weasley, quien anteriormente publicó Albus Potter y el regreso de los mortífagos. El dibujo de Albus Severus pertenece a ObsessedXShipper. Si desean que alguno de sus fanfics, viñetas, humor pottérico, estanterías pottéricas sean publicadas en BlogHogwarts, envíen un e-mail a fans@bloghogwarts.com.]

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Autor DrHallows

Licenciado en Letras. Actualmente se dedica a la investigación en el área de la literatura latinoamericana. A la espera de empezar los estudios de posgrado.

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