Próxima Exhibición de Manuscrito Inédito de «La Balada de Nick Casi Decapitado»

Durante el esperado Festival Literario de Wigtown en Escocia se estarán exhibiendo unas páginas de un extraño manuscrito escrito por la autora JK Rowling para la serie de Harry Potter, incluyendo la ya famosa Balada de Nick Casi Decapitado, que fue eventualmente suprimida del segundo libro de la saga, Harry Potter y la Cámara Secreta (aunque la canción se encuentra desde hace tiempo en el website oficial de la autora), y que narra la historia de cómo Nick terminó en su estado de casi-decapitado.

Rowling donó las páginas autografiadas en 2005 para ayudar a crear un nuevo diccionario Escocés, pero no se habían mostrado al público hasta ahora. El evento se realizará en la librería ReadingLasses durante 10 días, a partir del próximo Viernes 24 de Setiembre. Ya el website de la cadena BBC ha exhibido un par de páginas del manuscrito.

Estaremos alerta al desarrollo de éste interesante evento. Y para quienes aún no la conocen, a continuación presentamos la transcripción de la balada :)

Fue por un puro y simple desliz, un despiste de aprendiz:
cansado y con el ánimo bajo,
cometí un nimio error, y ahora,¡qué terror!,
iba a encontrarme con el tajo.
Fue en la víspera, cuando vi a la Sra. Pena
paseando por el parque, recién anochecido.
Por alguna razón ella presiente que puedo enderezar su diente
y al momento le ha brotado un colmillo.
Toda la noche le prometo y juro: «yo lo arreglo, os lo aseguro».
Pero la justicia prosiguió indolente su marcha;
encontraron hasta una horca, pero habían perdido la roca
en la que siempre afilaban el hacha.
Al alba, a mi lado, con rostro desolado,
el sacerdote me pidió que fuera diligente,
«salid vos primero, no necesitáis sombrero».
Y entonces supe que mi final era inminente.
El hombre de cara fea a cargo de la triste tarea
de separarme la cabeza del cuello
dijo: «Nick, os lo ruego, las rodillas sobre el suelo».
Me arrodillé, ya sin esperanza ni resuello.
«Tal vez os duela un poco» dijo, torpe además de loco
dejando caer el hacha con fuerza,
pero, ¡ay qué filo más romo! Dolió, y cómo,
mas no logró separar mi cabeza.
El verdugo asestó golpe tras golpe tras golpe,
«Ya falta poco», intentó tranquilizarme,
pero aún tardó un buen rato: el muy mentecato
necesitó cuarenta y cinco hachazos para derribarme.
Llegó mi muerte, aunque sin presteza, y mi fiel cabeza
no consideró apropiado tomar su propio camino.
A mí sigue pegada con tesón. Y así acaba mi canción,
y, por favor , aplaudid, si no queréis verme ofendido.

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