Los Antecedente Literarios de ‘Harry Potter’ X

La rarita marginal

Muchos de vosotros me habéis pedido que escriba un post sobre Luna. Este sería el post que me gustaría haber escrito: Luna es, simplemente, perfecta y maravillosa. Punto final. Pero, como creo que os habríais llevado una decepción, en su lugar, he escrito este otro post.

Uno de los mensajes que Rowling intenta transmitirnos en sus libros es que no debemos dejarnos engañar por los prejuicios, por las apariencias o por las primeras impresiones que nos formamos de las personas. Ella nos anima a mirar a los demás sin las lentes deformantes de los estereotipos y a que busquemos en su interior su verdadera valía más allá de las engañosas apariencias.

Este tema es una constante en la literatura infantil y juvenil desde el cuento tradicional hasta la moderna literatura de fantasía. Los cuentos de hadas siempre nos han enseñado que fiarnos de las apariencias puede costarnos muy caro. Una ancianita que te ofrece una manzana puede ser en realidad una malvada bruja, una profesora a la que le gustan los tapetes de ganchillo y la porcelana con adornos de gatitos puede ser una psicópata vestida de rosa. De la misma forma, un príncipe puede estar oculto bajo la apariencia de un sapo, una sirvienta cubierta de harapos y manchada de ceniza puede conquistar a un príncipe, y el delincuente juvenil del barrio puede ser un gran mago destinado a salvar el mundo.

A Rowling le gusta sorprendernos y hacernos reflexionar. Las personas pueden ser mucho más de lo que aparentan. Son muchos los personajes y las sorpresas argumentales con las que Rowling intenta “abrir nuestras mentes”; pero, sin duda, la más digna heredera literaria de los príncipes escondidos bajo la piel de sapos verrugosos o de bestias peludas es Luna Lovegood.

Luna se sitúa en la tradición literaria de los personajes cuya función es romper los esquemas mentales del lector. Si releéis el trayecto en tren desde King Cross hasta Hogwarts del quinto y del sexto libro y los comparáis, os daréis cuenta de cómo ha evolucionado Harry. Pasa de avergonzarse de la compañía de Luna y de Neville a defenderlos cuando Romilda Vane lo invita a abandonar su asiento en busca de una compañía más “apropiada” para el Elegido.

En el quinto libro, Harry vive uno de los momentos más embarazosos de su vida cuando Luna declara delante de todo el mundo que su padre y ella creen a pies juntillas que el Señor Tenebroso ha regresado y que Harry se enfrentó a él. En el sexto libro, sin embargo, la invita a una fiesta, con todos los chismorreos que ello suscita. Y en el séptimo encontramos uno de los momentos más bonitos de la saga, cuando Harry descubre los dibujos con las caras del dream team del Ejército de Dumbledore en el techo de la habitación de su amiga: “Harry sintió un arrebato de afecto hacia Luna”.

Luna hace evolucionar a Harry, pero ¿y Harry a Luna? En mi opinión, no. Luna aprende Defensa Contra las Artes Oscuras en las clases que Harry imparte al ED . La amistad con Harry, Ron, Hermione, Ginny y Neville hace inmensamente feliz a Luna. Pero, si comparamos la Luna que conocemos en el expreso de Hogwarts en el quinto libro con la Luna que pelea valerosamente en la batalla final, no hallaremos ninguna diferencia. Es más habilidosa en el combate y se siente más feliz porque tiene amigos, pero sigue siendo la misma. Probablemente, Rowling pensaba lo mismo que yo, que Luna es perfecta tal y como es y que son los demás los que tienen que cambiar y aceptarla.

En los comentarios de otro artículo de Los Antecedentes, uno de vosotros dijo que Luna le recordaba a la niña vidente de La Casa de los Espíritus. No sé si Rowling habrá leído a Isabel Allende, lo que sí sabemos es que ha leído a García Márquez. En 2007, Rowling concedió una entrevista al diario El País de España. El entrevistador le dijo que el mundo de Harry Potter le recordaba el universo literario de Gabriel García Márquez, y ella respondió que se sentía muy honrada por la comparación. Desde luego, Luna es un personaje que podría transitar cómodamente por los universos narrativos de García Márquez.

Pero, a mí, el personaje de ficción que más me recuerda a Luna es Fox Mulder, el inolvidable agente del F.B.I. de la serie The X-Files (Expediente X en España y Los expedientes secretos X en Latinoamérica), que persigue extraterrestres, espíritus, monstruos legendarios y se enfrenta a oscuras conspiraciones. El agente Mulder y Luna son los dos personajes de ficción que más me hacen reír sin que ninguno de los dos se proponga nunca ser gracioso.

Mulder y Luna son intelectual y académicamente brillantes, no tienen demasiado aprecio por las normas, los dos soportan estoicamente las burlas de sus compañeros por sus extravagantes creencias y ambos tienen apodos despectivos: Lunática y el Siniestro. Luna paga con aislamiento y soledad su autenticidad y su fidelidad a sí misma y a sus principios.

Hay más detalles y personajes de la saga de Rowling que hacen referencia a The X-Files. Xenophilius Lovegood siempre me ha recordado a los amigos frikis de Mulder que le ayudan en algunos casos. En la Orden del Fénix, antes de la vista en la que Harry sale absuelto por hacer magia fuera del colegio, Rowling nos muestra el despacho del señor Weasley, un cuchitril sin ventanas lleno de pósters y cachivaches muggles. En lo primero que pensé cuando lo leí, fue en el despacho de Mulder, un cubil en el sótano de la sede del F.B.I., con su póster del platillo volante con la frase “I want to believe”.

Tanto a los guionistas de The X-Files como a Rowling les gusta jugar con la simbología numérica. En The X-Files, dígitos que acaban en 13 (el cumpleaños de Mulder) aparecen en las puertas de cámaras secretas que esconden OVNIs y habitaciones de hotel en las que tienen lugar sucesos inquietantes. Recordemos que la piedra filosofal estaba oculta en la cámara 713 y que Rowling, al igual que los guionistas de The X-Files, utiliza fechas significativas de su vida (buenas y malas) para los cumpleaños de sus personajes y para sucesos cruciales en la trama.

El afable distanciamiento y la indulgencia de Dumbledore cuando sus pupilos infringían las normas nos evoca la actitud del director adjunto Skinner con Mulder y Scully. Skinner también es hermético en cuanto a su vida personal y arrastra las consecuencias de sus errores de juventud.

Volviendo a Luna y Mulder, ambos son personas que recurren a teorías conspirativas como explicación a cualquier acontecimiento. Las teorías de la conspiración a veces aciertan y a veces, no (ni Luna encontró los snorkacks de cuernos arrugados ni Mulder al yeti). Pero ellos prefieren creer la versión más interesante y emocionante de la realidad.

En ocasiones, las teorías conspirativas son las que están más cerca de la verdad, tanto en la ficción como en la vida real. Tanto en The X-Files como en Harry Potter hay oscuras conspiraciones urdidas por poderosos enemigos en la sombra. En The X-Files se trata de una invasión alienígena pactada con algunos humanos que quieren sacar provecho de la situación y, en Harry Potter, es el regreso del Señor Tenebroso y sus planes secretos para hacerse con el poder. En estas situaciones, personajes como Luna, Mulder o Xenophilius Lovegood se convierten en héroes románticos, en caballeros andantes cuyo grial es la verdad.

En el reportaje J. K. Rowling, a year in the life, nuestra autora favorita desveló que Luna se casaba con Rolf Scamander y que tenía una vida interesante y feliz. Este es uno de los momentos del reportaje en los que yo más me emociono. También son muy emotivas las imágenes del regreso de Rowling al piso en el que escribió La piedra filosofal y las de la madrugada del 21 de julio de 2007, con millares de jóvenes cansados y soñolientos a los que sorprendió el amanecer sentados en un escalón y leyendo (en España suelen amanecer vomitando tras haber hecho botellón). Pero a mí me conmovió mucho saber que Luna tenía una vida feliz. Luna me inspira mucha ternura, sobre si pienso en lo traumático que tuvo que ser para ella ver a su madre morir y en lo duro que tuvo que ser para Luna y para su padre vivir sin ella.

La madre de Luna era una bruja inventora que murió haciendo un experimento. Parece que Xeno encontró su media naranja en una mujer con una mentalidad racional y científica, alguien que le ayudaba a poner los pies en la tierra. Por eso me gusta imaginarme a Rolf como un brujo naturalista con una mente racional al estilo de Herminone. Al fin y al cabo, todo Mulder necesita una Scully, todo Ron, una Hermione, y todo Han Solo, una princesa Lia.

Por eso, si encontráis en el transcurso de vuestras vidas personas excéntricas que se pongan pendientes de rábanos y collares hechos con tapones de bebidas, abridles vuestro corazón y tomaros vuestro tiempo para conocerlas, porque quizás encontréis en ellas a amigos inteligentes, imaginativos, leales y valientes. Personas que nunca encuentran snorkacks de cuernos arrugados, y eso es bueno. El hecho de que Luna no encontrara nunca los snorkacks de cuernos arrugados significa que nunca dejó de buscarlos. Pero, en sus viajes en busca de esta criatura, puede que encontrara muchas cosas importantes, como otras criaturas mágicas desconocidas o a su marido.

Espero que todos vosotros tengáis vidas felices y que encontréis y sepáis valorar a amigos como Luna. Amigos que crean que “la verdad está ahí fuera” y, sobre todo, que, cuando necesitéis un momento de paz y tranquilidad, distraigan a todo el mundo diciendo:

-¡Ooooh! ¡Mirad, un blibber maravilloso!

* Te invitamos a leer también nuestras 9 entradas anteriores de los antecedentes literarios de Harry Potter :)

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Autor Lourdes Fernandez Montoya

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