Ensayo: «Yates o el Sacrílego III: Dando Vida a Las Reliquias de la Muerte»

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Recientemente pude ver Harry Potter y las Reliquias de la Muerte. Complacido. Inconforme.

Al parecer, la larga espera y el misterio acerca de la película, que de pronto se disipó como rayo de Sol en Medianoche, provocó en mí un nivel de expectación demasiado alto. Y supongo que el resto de los Pottéricos y Pottéricas coincidan conmigo. La espera se hizo insoportable, y de pronto, se inició un bombardeo bien agresivo que si bien por una parte nos mantuvo ansiosos hasta el día del estreno, por otra nos quitó el factor sorpresa. Lo que más deseaba ver, casi en su totalidad, lo pude observar antes del estreno en comerciales televisivos y trailers. Por eso nada me sorprendió, a diferencia de cuando vi El Misterio del Príncipe  del que sí no pude obtener ni un spoiler. Apartando el pesar que me causó no encontrar casi nada novedoso en el filme, sí debo manifestar que Yates, me dejó conforme. Las Reliquias de la Muerte prometía desde su realización un alto vuelo artístico, y así fue. Yates tiene más experiencia ahora, tras haberse enfrentado al reto de La Orden del Fénix, que si no me equivoco fue la primera incursión en el cine del director. Sin embargo, algo que me molestó de Las Reliquias más allá de algunas omisiones “perdonables” —no del todo— fue que, una vez más, el filme cambia bruscamente de escena, como pasaba en El Misterio; sin embargo ahora esos cambios eran tan repentinos que llegaban a molestar.
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Ahora hablemos sobre el filme en sí:
La fotografía, que decir, Warner y sobre todo Harry Potter nos tiene acostumbrados a unos ambientes fascinantes y una manera de iluminar sus películas, así como hacer las tomas desde ángulos clave que ayudan muchísimo a “meterse” dentro de la trama. Sobre todo, quiero destacar el momento en que Mundungus Fletcher —que por una inexplicable razón no estaba junto a Moody cuando éste pasó por al lado de Harry y Hagrid— les dice que es Umbridge quien tiene el horrocrux verdadero: la cámara, sin mostrar la edición de El Profeta, va ascendiendo, desde las manos de los chicos —recordemos la marca que dejó Dolores en Harry— y llega a sus rostros sorprendidos con una leve seña de odio, para luego revelar de quien se trata. Además, al igual que en El Prisionero vemos una concepción más naturalista de la obra: gigantescos espacios verdes, paisajes deslumbrantes y hasta encontramos belleza en un lugar tan poco atractivo como es el depósito de trailers. Personalmente me encantó el risco o la montaña —no soy bueno para describir— donde acamparon, que tenía muchas piedras blanquecinas, fue un lugar muy bien elegido. Además, la atmósfera creada al final de la cinta, cuando Voldemort irrumpe en la tumba de Dumbledore da escalofríos. Fue un final muy bien contado, una de las escenas, que sin palabras, deja un mensaje más allá del propio hecho de que el Señor Tenebroso tome la Varita de Saúco: el único a quien él temió, Albus Dumbledore, está ahí, frente a él, muerto, y se acerca a su rostro, con expresión triunfal; matar a Harry será cosa de niños si el insigne director de Hogwarts no puede ayudar al Niño que Vivió.
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Los efectos especiales también, como de costumbre, son maravillosos. Recalco la manera en que ocurren las Apariciones, me fascina cada vez que las veo, no lo puedo evitar. Por otra parte, la construcción de Lobby —que luce honestamente más joven— no parece en 3D como el Grawp de La Orden. Parece que lo podemos tocar, que en cualquier momento lo podríamos ver por la calle. Quizá está realización tan real es la razón por la que en las escenas finales el dolor por la muerte del elfo sea mayor, casi insoportable. Nos deja incluso tan conmocionados en el momento como con la muerte de Dumbledore en El Misterio del Príncipe. Eso sí, de nuevo me parece que Yates no aborda la muerte tan profundamente como se podría. Podía haber utilizado más recursos para entrar en los corazones del público y “estrujarlos” más, por decirlo de alguna manera.
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La banda sonora, por su parte, me parece la más hermosa de las que se han hecho hasta ahora: Desplat, a quien muchos conocemos por su incursión en Twilight, es una mezcla entre lo sinfónico de Williams, con un toque de lo emocionante de Doyle y lo agradable de Hooper. El tema Obliviate se convierte casi en lei motif de Hermione y del filme en general, junto a la bellísima pieza Snape to Malfoy Manor.
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Las actuaciones, así como la caracterización de los nuevos personajes —Mundungus Fletcher y los nuevos Mortífagos, principalmente Pius y los Snatchers— son como para Oscar, si las comparamos con el resto de la saga. Emma, cada día más deslumbrante; Rupert llegamos a odiarlo y comprenderlo por lo que dice, además de su toque humorístico; y Daniel, aunque me pareció un poco frío, se me parece más a Harry en sí. Helena Bonham Carter, de nuevo con pocas líneas, sigue caracterizando a una Bellatrix sádica que llegamos a aborrecer; Ralph Fiennes tiene un Voldemort con una caracterización bien definida, que mantiene; y Jason Isaacs con su Lucius tiene aspecto envejecido, humillado por Voldemort, impotente… Debo reconocer también que esta vez Kloves hizo una adaptación a la altura de las primeras de la saga, aunque omitió algunas cosas importantes que deseábamos ver, como la vida de Dumbledore y la historia de Kreacher,. Que me parece fundamental. No obstante, por la misma fidelidad, en momentos el ritmo de la historia dan ganas de levantarse y correr las escenas, principalmente las del bosque y el resto de los lugares a los que va el trío.
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Algunos amigos me comentan que no entienden muy bien el filme. Los comprendo: tantas omisiones a lo largo de las seis películas anteriores desembocan en total incomprensión: ¿cómo es eso de que Fleur y Hill van a casarse de pronto, cuando nadie se acordaba de la chica? ¿de dónde sacó Harry la información de que eran siete horrocruxes? ¿qué significa Obliviate?
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Para los fanáticos todo eso está claro, pero las primeras escenas —algo diferente a lo que estamos acostumbrados, que acompañado de la música de Desplat se hace delicioso— en el momento en que Hermione hechiza a sus padres está bien contado para alguien que recita los hechizos de memoria; pero esos no son solo los que ven las películas. Algo que se lleva los aplausos es lsa iniciativa de contar la Historia de los Tres Hermanos de la manera en que sucedió. Impresionante el producto que puede salir de algo que muchos clasifican como COMERCIAL cuando hay verdaderos artistas tras la realización. Este detalle fue el que más me gustó y sorprendió. Había escuchado algo acerca de que el cuento sería animado; pero jamás lo concebí así. Excelente
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Ya es demasiado tarde para enmendar los errores de este tipo; pero de todas formas, vemos que Harry Potter sigue siendo un éxito. La próxima entrega nos depara el 3D tan esperado y, según los trailers y spoilers, será un filme épico a la altura realizativa de El retorno del Rey. Será un filme para disfrutar al 100 %. ¡Esperemos que en junio rompa al fin los récords de taquilla!

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Estudio periodismo en la Universidad de La Habana, escribo novelas y trabajo como periodista en CMBF Radio Musical Nacional. Potterhead!

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