‘Harry Potter y la Ruptura del Vínculo’: Capítulo 2!

Hola a todos!

Tras unas jornadas de descanso con motivo del fin de año, arrancamos este 2012 con mucha fuerza, y ganas de hacer, para que Harry  Potter se mantenga en nuestro día a día. El Fanfic va cobrando fuerza, a pesar de que algunos estén en desacuerdo. No se amilanen! Prueben su creatividad escribiéndonos un capítulo!

El de hoy lo redacté solo porque perdí la conexión con el escritor de esta entrega por razones ajenas a mi voluntad.No obstante ¡que no se sienta mal!

 Anteriormente en HARRY POTTER Y LA RUPTURA DEL VÍNCULO:

  • Harry y Ron continúan en año nuevo su trabajo dentro del Dpto. de Aurores del Ministerio de Magia
  • Una mujer que trabaja en las cocinas de Hogwarts se ha convertido en gran amiga de Lily Luna.
  • Carta de Lily a Harry, sobre su amiga:

“Le he contado del sextante y de Circe, y parece que sabe algo del tema. Sospecho que no me quiere decir hasta no asegurarse de estar en lo correcto”.

  • Teddy ha escrito a Harry una carta, en ,la que le cuenta de su viaje por Albania:

“Albania no es un lugar tan oscuro como pensamos, pero no te puedo negar que hay algo, que huelo magia tenebrosa en el aire (…)

Va a haber un conflicto, papá. Los viejos anunciaron que no quieren verse obligados a utilizar su arma secreta; pero en caso de ser necesario no dudarán.(…)

Te juro que tengo el presentimiento de que Circe está inmiscuida en el complot, no sé por qué.

  • Harry y Ron han ido a Hogwarts para comprobar cómo va la seguridad del castillo. Luna los encuentra, y les habla sobre la amistad entre Lily y la cocinera:

“— ¿Tina me has dicho que se llama?

—Así es, Tina. Aunque su apellido solo me lo ha revelado a mí (…)El apellido de Tina es Grindewald.

LUMOS…

Bienvenidos al

Capítulo 2

Regreso a Hogwarts 

Por Tomas Marvolo

¿Grindewald? ¿Acaso Luna había dicho que su hija se había hecho la mejor amiga de una Grindewald? ¿Cuántos en el mundo mágico podrían tener el mismo apellido?

—Es pura coincidencia de seguro, ¿no, Luna?— dijo Ron. Aún se hallaban de camino al castillo en un carruaje de thestrals guiado por el esposo de Luna, Rolf.

—No me parece —dijo el conductor— Yo mismo fui hasta el castillo a verla en cuanto supe, y es una mujer maravillosa, te lo aseguro.

A Harry aquello le parecía un macabro juego del destino en su contra. Primero Circe, una jovencita seguidora de Lord Voldemort, que era capaz de todo en nombre del Señor Tenebroso; y ahora sentía que caía más profundo en el abismo. ¿Cómo era que después de tanta paz, dos oscuros personajes del pasado revivían para atormentarlo?

Estas eran las situaciones en las que debía aparecer Dumbledore para aconsejarlo, o tal vez para dejar escapar una frase inteligente que lo dejara más desorientado que al principio.

La altísima silueta del castillo apareció de pronto ante ellos, haciendo que Harry recordara la alegría que le daba sentirse “en casa”. Ahora tenía un hogar propio, con su familia, pero nada se comparaba al primer hogar verdadero que conoció: Hogwarts.

Las rejas hechizadas estaban allí, listas para impedirles el paso. Este podría ser el primer lugar para comprobar la situación del castillo en lo que a defensas se refería. Harry no sabía si cumplir con su trabajo o correr a conocer a Tina Grindewald.

La familia estaba primero.

— Ron— dijo— yo acompañaré a Luna adentro. Rolf podría quedarse aquí para que intentes forzar la entrada del castillo, como habíamos planeado.

— Sí, jefe— dijo Ron sonriente. Luna descendió del carruaje en brazos de Rolf que la cargó, la elevó por encima de su cabeza y la colocó en el suelo suavemente, como si fuera una mota de algodón mecida por el viento. Ella lo miró con sus ojos soñadores, y Harry supo que entre Luna y su esposo había un amor que solo había visto entre Hermione y Ron, o en los ojos de Ginny cuando lo miraba.

Luna tomo del brazo a Harry y se detuvo frente a la reja.

— Ábrete, por favor— dijo con voz dulce, dirigiéndose a la reja.

El metal rechinó y la reja de abrió lentamente, de par en par. Harry miró a su amiga del antiguo ED, con la intención de adivinar cómo era posible un prodigio de tal magnitud.

— ¿Y tu varita?— preguntó Harry.

— ¡Oh! La he dejado. Ya está un poco vieja, y la conservó como el tesoro que me acompañó en algunos de mis mejores años: el ED, cuando la batalla del Ministerio, cuando Quién-Tú-Sabes cayó… Ella y yo nos entendemos bien, y no siempre la necesito. Podemos lograr grandes cosas confiado en nosotros mismos.

—Pero…la reja…

—Se abrió porque así se lo he pedido. ¡Todo tiene vida, Harry! Solo hay que saber cómo llegar al corazón de las cosas…

Harry continuó en silencio, analizando la sabiduría ingenua que aún conservaba Luna. Tenía mucho que aprender de ella.

Cuando llegaron a la entrada del castillo, Lily se hallaba sentada en un banquillo cercano, esperando a su padre.

Al verla, Harry abrió los brazos y ella salió corriendo a su encuentro, para lanzarse sobre él.

—¡Viniste! La profesora McGonagall me dijo que pasarías por acá y te he estado esperando. Falté a la clase de vuelo para verte.

—¡Hija!— exclamó Harry. Las clases de vuelo estaban entre sus preferidas.

— Albus se ha quedado un poco más de tiempo con Slughorn haciendo pociones extras. Parece que se le da bien la materia.

«Como a mi madre y a Snape» pensó Harry.

—¿Has visto a Hugo y Rose?

—Sí. Rose y Roxanne, la hija de tío George, estaban en la oficina de McGonagall intentando rescatar a Hugo y Fred de un castigo por traer bombas fétidas a la escuela. Pero por favor…¡que tía Hermione no se entere!

— No te preocupes. No le diré nada.

Harry permaneció conversando con su hija unos segundos más hasta que apareció por el pasillo su otro hijo, James, vestido con el uniforme de Quidditch.

—¡Papá! ¡Viniste a ver el partido!— gritó.

¿El partido?

—Hoy me estreno como buscador de Gryffindor.

¿Buscador de Gryffindor?

—Hijo —dijo Harry tras abrazarlo— Por supuesto que he venido a verte.

***

Aunque Harry disfrutaba siempre de un buen partido de Quidditch, aquel se había alargado infinitamente. Estaba desesperado por conocer a la famosa Tina Grindewald y, era duro reconocerlo, pero James no era precisamente un as del deporte. El Buscador del equipo contrario (Hufflepuff), revoloteaba sin cesar por todo el estadio, y él ni se inmutaba. Estaba como atontado.

Lily, a su lado, gritaba y gritaba a su hermano que se moviera, que iban a perder “el maldito partido de Quidditch”, palabras ante las que Harry debió detenerla y decirle que si no quería lavarse la boca con jabón, intentara no gritarle más a su hermano.

Para colmo, el equipo de Gryffindor se había quedado sin arquero, pues era Hugo y, según las últimas noticias, McGonagall aún no decidía qué castigo imponerle por su desobediencia.

Tres horas duró el partido. El Buscador de Hufflepuff logró por fin atrapar a la snitch dorada tras mucho sudar en un derroche de incapacidad deportiva que hizo a Harry sentir vergüenza ajena.

Cuando por fin se paró del asiento —del que ya se sentía parte— solo atinó a aplaudir y gritar “arriba Gryffindor”.

A lo lejos vio a Albus, muy cerca de Slughorn, haciendo apuntes y recibiendo palmadas de aprobación del maestro, al tiempo que observaba a James, muy complacido.

Se acercó a su hijo, le depositó un beso en la mejilla e intercambió unas palabras con su antiguo maestro de pociones.

— Profesor…

—¡Harry querido! Ya nunca te acuerdas del viejo Horace, después que tanto te enseñé…y me enseñaste. Hace un momento lo comentaba con Albus Severus: desde mi ilustre clase del 29, jamás había tenido tantas personas con talento para las pociones como tu madre, tú y Snape por supuesto. Aunque, claro, él no estaba en mi Club.

—¿Y todavía mantiene ese club?

—¡Oh, sí— dijo Slughorn acariciando su bigote de morsa —Por supuesto…y adivina qué…¡tú estás en la repisa!

—¿En la repisa?— dijo Harry con alegría fingida — No es para tanto, profesor.

— Sí, sí, sí. Y no solo por derrotar a Ya-Sabes-Quién; sino por darme además a uno de los más talentosos alumnos que he tenido. Todo el día está pegado a u libro de pociones que encontró por ahí, y su rendimiento en la asignatura ha mejorado considerablemente…

—Puro talento— dijo Harry, y se puso mentalmente como tarea revisar el material escolar de sus hijos.

—Bueno, ha sido un placer verte de nuevo, muchacho. Ahora me voy a las mazmorras que tengo clase con Ravenclaw y Gryffindor. Me llevo a tu hijo otro poco.

Slughorn dio media vuelta, y Harry le dijo adiós a su hijo, lanzándole una mirada de orgullo. Luego se volteó hacia Lily y le dijo:

—Bueno, he venido a conocer a tu nueva amiga. A Tina.

—¿En serio? ¿Y cómo has adivinado su nombre?

—No lo he adivinado. Luna me lo ha dicho.

—¿Mi madrina te lo dijo? ¡Ella es también mi buena amiga! ¡A las dos nos encantan los torposolos! Iré por Tina, ya vuelvo.

¿Torposolos? Esta hija suya tenía mucho de Lily, pero por el camino que iba, también tenía mucho de Luna.

Harry estuvo cinco minutos más esperando en la entrada al campo de Quidditch, donde su hija lo había dejado. Dedicó ese tiempito a recordar sus buenos tiempos de Buscador y a pensar cómo consolar a James, que de seguro estaría destruido tras la derrota en su primer juego.

Cuando más sumido estaba en sus pensamientos, hasta el llegó una voz femenina que, dulcemente, le dijo:

-¡Señor Potter! Gracias por venir.

Hasta aquí nuestro capítulo de hoy. No se olviden de enviarnos sus propuestas de capítulo a un nuevo correo electrónico que habilitamos para este fanfic,: tommarvolo@gawab.com. Además sígannos en Twitter, tanto al fanfic como a Tomas Marvolo.

Recomendamos además nuestra página de Facebook, que aunque conserve el nombre anterior será la oficial para La Ruptura del Vínculo. Allí daremos adelantos, haremos concursos, encuestas…La aventura acaba de empezar.

A partir de ahora nos veremos los lunes, para dedicarnos a la redacción y corrección durante el finde.

Adiós!

NOX

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Estudio periodismo en la Universidad de La Habana, escribo novelas y trabajo como periodista en CMBF Radio Musical Nacional. Potterhead!

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