Muggles desaparecieron la nueva obra de Harry Potter de las librerías como por arte de magia

Mientras caía la lluvia, un hombre con un tatuaje del fénix de Harry Potter en el antebrazo esperó pacientemente en una acera de Brooklyn.

El hombre, Robert Saulter, un abogado de Boston que trabaja para la Fuerza Aérea de Estados Unidos, estaba pasando el fin de semana en Nueva York y dijo que tenía que estar en la fiesta de lanzamiento de medianoche del libro más reciente en la serie de Harry Potter: Harry Potter and the Cursed Child Parts One and Two, que en realidad es una obra de teatro.

“Suena ridículo, tengo 32 años y se me llenan los ojos de lágrimas”, dijo mientras BookCourt abría sus puertas. “Pero siempre me sentí incomprendido y creo que, si lees los libros, puedes entender la conexión emocional que se siente con Harry, alguien que de verdad quería hacer cosas buenas con el mundo y sentirse amado”. Saulter incluso nombró a su hijo de 7 meses Phoenix Harrison, por el quinto libro de la serie, Harry Potter y la Orden del Fénix.

Saulter fue una de las casi 200 personas que esperaron afuera de la tienda de Brooklyn para comprar el guion que escribió Jack Thorne, basado en una historia de Thorne, John Tiffany y J. K. Rowling, la autora de la serie de Harry Potter.

La obra, que se estrenó en Londres recientemente, ha recibido críticas favorables y —con la elección de la actriz de raza negra Noma Dumezweni como Hermione Granger— también ha sido un éxito comercial y controvertido.

Rowling ha dejado claro que The Cursed Child no es la octava novela de Harry Potter, pero a los fanáticos eso no les importa. El libro ya llegó a los primeros lugares de las listas de pedidos anticipados de 2016 en las ventas impresas de Amazon y digitales de Kindle, mientras que también se convirtió en el libro más vendido en preventa desde Harry Potter y las reliquias de la muerte.

Han pasado casi diez años desde la publicación de Las reliquias de la muerte, lo que muchos han considerado el capítulo final de la historia de Rowling. Mary Gannett, propietaria de BookCourt, dijo que ni siquiera estaba segura de que la tienda debía organizar una fiesta esta vez.

La gente comenzó a mostrar interés poco a poco después de que se anunció la publicación del guion en febrero, dijo Gannett, pero la semana pasada los pedidos para apartar copias casi se duplicaron.

En Nueva York y el resto del país, los llamados Potterheads abarrotaron las librerías el sábado por la noche y hasta la mañana del domingo para celebrar el lanzamiento, no solo como si hubiesen encontrado la llave para regresar a su infancia, sino también como si abrieran la puerta a otra generación.

Judy Stelter, la directora de Book World en Sturgeon Bay, Wisconsin, esperaba que a la fiesta de medianoche llegara una audiencia más pequeña y de mayor edad. En vez de eso, se encontró con adolescentes y niños con sus padres, que llenaron la pequeña tienda para comer pastel y ranas de chocolate.

“Miren a todos estos niños”, dijo, parada al lado de cajas de The Cursed Child. “Están aquí para comprar un libro impreso, no uno digital. Una vez que lean así, leerán por siempre”.

En Georgia, Erin Whitlock, de 24 años, llevó a su hermano Liam, de 12 años, a un Barnes & Noble. “Él también es un gran fan, como yo, y es genial estar aquí esta noche porque él puede vivir estas celebraciones con las que yo crecí”, dijo Whitlock, y señaló que su hermano visita el sitio Pottermore de Rowling, donde publica nuevas historias de manera regular. “El mundo de Harry Potter no se acaba en los libros. Continúa en tu imaginación”.

Aubrey Nolan, de 25 años, quien planeó el evento en BookCourt, dijo que quería que las actividades fueran aptas para toda la familia. Alrededor de ella, los niños bebían flotantes de helado con refresco que imitaba la apariencia de la cerveza de mantequilla y decoraban varitas con pintura, lentejuelas y listones. Otros se tomaban fotos que se parecían a las de los magos encarcelados en la cárcel de Azkaban.

Las librerías en todo el país adoptaron el estilo del mundo de la magia con entusiasmo; en Books of Wonder en Manhattan, tomaban fotos a los asistentes con lechuzas reales (como Hedwig, la mascota de Harry), y la Charles Deering Library en la Universidad Northwestern afuera de Chicago organizó un partido de quidditch, un deporte que se juega en la serie de Harry Potter.

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Vía NYT

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