La Venganza de Tom

Por: Alejandro Martínez

Cuando ellos llegaban al orfanato, todos los huérfanos salían corriendo a verlos. Antes de que llegaran, todos se vestían con la ropa para recibir a las visitas y la señora Cole les daba un caramelo para que tuvieran buen aliento y no los espantaran. Todos los huérfanos se alegraban al verlos y guardaban una pequeña esperanza de que aquel día alguien los adoptara, todos excepto Tom.

Tom era el niño más odiado por todos y aunque suene cruel decirlo, tenían razón para odiarlo. Tom hurtaba, amenazaba, le levantaba la falda a las niñas, insultaba a la señora Cole y siempre se la pasaba trayendo serpientes al orfanato y parecía que con simplemente mirarlas, ellas le comprendían.

Una tarde ellos llegaron, padres buscando niños a quienes adoptar puesto que no podían tener los suyos propios. Como siempre todos los huérfanos se arreglaron, todos excepto Tom. Como siempre, Tom se ponía en un rincón a escribir extrañas palabras en latín o a dibujar enormes castillos con pisos subterráneos donde habitaba una enorme serpiente.

Cuando los padre llegaron, cada pareja se acercaba a hablar con algún niño a ver si era el indicado para ser adoptado. Como no había suficientes niños, una de las parejas se acercó a Tom.

– Hola pequeño, ¿cómo te llamas? – preguntó el señor Flaubert.
– Tom, Tom Riddle – dijo.
– Que bonito nombre tienes Tom, yo soy la duquesa Flaubert y mi esposo es Lord Flaubert de París.
– ¿París? – preguntó Tom.
– Sí, es una ciudad en Francia, muy lejos de aquí – dijo la duquesa con una amable sonrisa, una que Tom no había visto nunca en su vida.
– ¿Y hay serpientes allí? – preguntó Tom quien por primera vez había sentido algo de cariño hacia alguien.
– Sí Tom, ¿te gustan las serpientes? – preguntó Lord Flaubert.
– Mucho señor y…

Pero antes de que Tom pudiera terminar de hablar, la señora Cole se asustó que el pequeño Riddle pudiera hacerle algo a aquellos extranjeros tan importantes y se les acercó para decirle algo en el oído. La señora Flaubert quitó aquella sonrisa de su rostro y miró con repulsión al pequeño Tom. Dirigió sus pasos para ver a otros dos niños: Dennis Bishop y Amy Benson.

– ¿Por qué se fue la señora? – preguntó Tom quien nuevamente se sentía odiado por el mundo.
– Voler mort… – dijo él y se alejó del pequeño Riddle.

Tiempo después Tom se enteró que la señora Cole le había dicho a los señores Flaubert que Tom era un niño diferente a los otros, que era malo y probablemente era porque había nacido producto de una muerte.

Tiempo después, Tom se vengó. No solamente de Bishop y Benson quienes iban a ser adoptados por los Flaubert hasta que tuvieron que ser internados en un hospital por el trauma que les casuó Tom al llevarlos a una peligrosa cueva. Nadie nunca entendió como llegaron hasta allí o, mejor dicho, ningún muggle nunca lo supo.

Años después, durante sus viajes por el mundo los cuales lo empezarón a volver más poderoso, Tom se encontró con los Flaubert y, al recordar su infancia, decidió adoptar el nombre de Lord Voldemort.

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