Final de Harry Potter, igual al de Los Soprano

Vamos con un fan-final de Harry Potter 7. La Revista Online Elate ha publicado un fan-ending de Harry Potter and The Deathly Hallows en el cual el final es igual al de la serie de TV Los Soprano. Está escrito en inglés, pero el equipo de Blog Hogwarts lo ha traducido para ustedes :)

Final de Harry Potter «Estilo Los Soprano»

Harry Potter entró a Las Tres Escobas y tomó asiento en una cabina cerca del fondo. ¿Quienes serían todas esas personas que estaban ahí esa noche? Parecían familiares pero Harry no conocía a ninguna de ellas. ¿Sería aquella Dolores Umbridge? No, tan sólo una mujer en un horrible traje.

Ninguno de estos comensales se había enterado de que Voldermort estaba muerto, no por la mano de Harry, sino aniquilado por Dean Thomas y Seamus Finnegan, quienes lo habían encontrado en las afueras de Londres. Lo hechizaron por detrás y vieron como el Autobús Noctámbulo pasó sobre su cabeza produciéndose un estruendoso crujido.

Harry fue saltando los canales de la Radio Mágica hasta que encontró una canción que le recordaba de los viejos tiempos, “Do the Hippogriff” por las Weird Sisters. Se acordó de las multitudes bailando al ritmo de esta canción en el Yule Ball, años antes. Tantos de esos amigos ahora yacían muertos, o aprisionados en Azkaban. Apenas empezaba la canción, Harry escuchó el repique de la campana arriba de la puerta principal mientras Ginny entraba. Ella se apresuró a la cabina donde él estaba y se sentó a su lado.

“Es Percy,” ella le dijo, tomando un sorbo de cerveza de mantequilla. “testificará.”

Cada vez que sonaba la campana y entraba otro mago al bar, Harry miraba con cautela. Voldermort podía estar muerto, pero todavía quedaba mucha gente a la cuál le gustaría ver a Harry victima de un maleficio, o incluso algo peor. ¿Era un funcionario del Ministerio de Magia aquél hombre sentado en la esquina?¿O un mortífago ansiando la venganza?¿O acaso sería tan sólo alguien que se había percatado de la famosa cicatriz en la frente de Harry?

Ron, con su corto y rojizo pelo y una delgada barba bajando por su mandíbula, pasó por la puerta y se sentó. Harry tomó su mano por un instante, un poco abrumado. Despues de la depresión, y su intento de suicidio en el baño del quinto piso de la alcaldía, era bueno ver a Ron contento nuevamente; su nuevo trabajo de oficina en Chudley Cannons club de quidditch y la escoba alemana de alto rendimiento que le había regalado Harry, parecían mejorar sus ánimos.

Alguien se acercó a la mesa. Harry miró hacia arriba, esperando que fuera Hermione, pero en vez de ella encontró a un hombre joven y pálido, que por un momento le recordó a Draco Malfoy. El hombre pasó al lado de la cabina de Harry y siguió derecho, en dirección al baño. Del otro extremo del bar, un hombre con ojos oscuros se reía con una mujer que le recordaba a Bellatrix Lestrange.

Afuera del local, Hermione intentaba amarrar a Buckbeak a un poste de luz, pero Buckbeak no lo aceptaba. Agitó su cabeza de águila violentamente y golpió el suelo con furia. Hermione, frustrada, suspiró; tendría que hacerle reverencias a la orgullosa creatura.

Un pedido de pasteles de calabaza llegó a la mesa y Harry probó un bocado. ¿Donde estaría Hermione? Ella le había dicho a comienzos de la semana que había desistido de sus planes de ser una médico para en lugar de eso dedicarse a defender a magos en las audiencias del Ministerio. Él se había coloreado del orgullo. Quizás al tener a toda la “pandilla” ahí, reunida, le aliviaría el sentimiento de terror que no se podía quitar de encima.

Se acordó de lo que Hagrid le había dicho. “Ey, Harry, probablemente ni se escucha cuando sucede.”¿Sería eso cierto?¿Acaso Hagrid no había escuchado las palabras, o visto el resplandor verde, cuando aquellos dos mortífagos lo mataron en el Magical Menagerie en el Callejón Diagon?

A las afueras, Hermione finalmente logró que Buckbeak permaneciera en un lugar, junto a la acera. Atravesó la calle, yendo hacia la entrada de Las Tres Escobas.

Harry escuchó la campana en la puerta. Miró hacia arriba. Sintió su cicatriz

Comentarios

comentarios