Secos como la tumba, tus coloreados párpados
no serán encadenados mientras la magia se deslice
sabia sobre el cielo y la tierra;
habrá corales en tus lechos,
habrá serpientes en tus mareas,
hasta que mueran todos nuestros juramentos del mar.DYLAN THOMAS
24 de octubre de 1981
-¿Estás absolutamente seguro de que quieres hacer esto, Canuto? -preguntó James, visiblemente nervioso.
-SÃ, lo estoy.
-Pero Sirius, ¿comprendes que si hacemos creer a los demás que tú eres el Guardián del Secreto, Voldemort pondrá a todos sus MortÃfagos a buscarte las veinticuatro horas del dÃa? Tal vez incluso quiera atacarte personalmente… -dijo Lily.
-No me importa, estoy dispuesto a correr el riesgo.
-¿Has hablado con Remus al respecto? -preguntó la muchacha.
-No -dijo secamente.
-¿Por qué no? -preguntó James, sorprendido.
Sirius se pasó la lengua por los labios pensativamente.
-¿Recuerdan lo que Dumbledore nos dijo en agosto? Acerca de que Voldemort podrÃa tener un espÃa en la Orden.
-SÃ, lo recuerdo. ¿Acaso…? No creerás que sea él, ¿no? -dijo James.
-Sà -respondió con pesar.
-¿Pero te has vuelto loco? ¡Lunático no podrÃa traicionarnos jamás!
-¿Por qué no? Es mestizo, por lo que a diferencia de Lily y de muchos otros hijos de muggles no serÃa perseguido bajo un eventual régimen de Voldemort. Y es un hombre lobo…
-¿Tú entre todas las personas te atreves a desconfiar de él por eso? -preguntó Lily, indignada.
-Creo que me malinterpretaron. No es que no confÃe en él por ser un hombre lobo. Pero debemos tener en cuenta que Voldemort ha estado reclutándolos por decenas, prometiéndoles un régimen de mayor tolerancia. ¿Acaso no creen que eso significarÃa un alivio para Remus? A lo largo de su vida casi todas las personas que conocen su secreto lo han discriminado por eso.
-¿Y lo consideras capaz de enviar a la muerte a dos de las pocas personas que no lo discriminaron? -preguntó James.
Sirius sonrió tristemente.
-¿Sabes cuál es tu problema, James? Tú no eres capaz de concebir la traición porque fuiste criado por dos padres amorosos y encantadores. Pero yo crecà en el océano de traiciones y de conspiraciones también conocido como la Noble y Ancestral Casa de los Black. Mis padres me expulsaron de la familia, mi hermano, ese que parecÃa tan inofensivo, se unió a los MortÃfagos… Sólo MerlÃn sabe qué le habrá hecho Voldemort. Pero mi punto es que cualquier persona es capaz de traicionar a sus amigos cuando está sometida a una presión demasiado fuerte. Remus no solo tiene que lidiar con el hecho de que está combatiendo a una bestia como Voldemort, sino también con el hecho de que casi todos los magos y brujas de bien que él conoce odian y desprecian a los de su clase. No serÃa extraño que en su situación, viendo cómo tantos otros hombres lobo apoyan a Voldemort, empiece a cuestionarse acerca de si eligió el bando correcto.
Lily y James no supieron qué responder. Sirius siempre habÃa conocido mejor que nadie a Remus Lupin, siempre habÃa sido el único capaz de ver más allá de su hermético secretismo. En todo lo que se referÃa al carácter de Remus, él rara vez se equivocaba.
-Bueno -dijo Lily con calma-, si bien detesto la idea de que Remus sea el espÃa de Voldemort, admito que no la podemos descartar. Creo que Sirius tiene razón, no debemos contarle quién es el verdadero Guardián del Secreto.
-Nadie debe saberlo, más que nosotros tres y Peter -dijo Sirius-. Dumbledore probablemente les contará a los demás miembros de la Orden, Remus incluido, acerca del Encantamiento Fidelius. Con toda seguridad su plan será, una vez que ustedes dos sean enviados a su escondite, mantenerme a mà a salvo, protegido por varios miembros de la Orden. Remus o quienquiera que esté pasándole datos a Voldemort le contará que yo soy el Guardián del Secreto y Voldemort perderá varios meses planeando un ataque al lugar en donde me alojarán. Claro que estaremos esperando su ataque, por lo que es posible que también pierda varios hombres. Los Aurores ya mataron a Rosier y a Wilkes. Sus MortÃfagos ya no son tan intocables como antes… -dijo con aire desafiante.
-El punto es que todos los esfuerzos que haga por atraparte serán inútiles, ya que el Guardián será Colagusano y no tú -dijo James.
-Asà es.
-Te lo preguntaré por última vez, Sirius: ¿estás totalmente dispuesto a poner tu vida en juego as�
-James, tú eres como un hermano para mÃ. Si no estoy dispuesto a poner mi vida en juego por ti y por tu familia, entonces no estoy dispuesto a hacerlo por nadie.
-Entonces supongo que yo soy como una cuñada para ti -señaló Lily con una sonrisa.
“Es por estoâ€, pensó Sirius, “que todos nosotros estamos un poquito enamorados de Lily Evans. Nunca osarÃamos soñar con ser algo más que amigos suyos, por lo mucho que queremos a James, pero ella es una chica excepcional. ¿Quién sino ella podrÃa conservar el sentido del humor en medio de una situación como esta?â€
31 de octubre de 1981
Cuando Remus se despertó, Sirius ya se habÃa levantado y estaba desayunando en la cocina.
-Buenos dÃas, Canuto -lo saludó.
-Buenos dÃas, Lunático -saludó Sirius sin levantar la vista-. Hice café.
-Gracias a Dios -dijo Remus mientras se acercaba a la mesada y se servÃa una taza humeante. Vació la mitad de un solo trago y sintió que terminaba de despabilarse.
-¿Ya llegó El Profeta? -preguntó distraÃdamente.
Por toda respuesta, Sirius levantó el ejemplar del diario que estaba leyendo.
-Estoy con la mente en otra parte -dijo Remus. Esperaba que Sirius dijese algo, pero se limitó a continuar leyendo.
-¿Ha ocurrido algo importante?
-No. Solamente Barty Crouch asegurando que los Lestrange serán capturados pronto.
-Para capturar a tu prima tendrán que capturar a Voldemort -opinó Remus-. A donde va él, va ella.
-He oÃdo que ya no es asà -dijo Sirius sin poner mucho énfasis-. Parece que el año pasado Bellatrix hizo algo que le molestó y desde entonces ella, su marido y su cuñado han caÃdo en desgracia.
Remus asintió, incómodo al mantener aquella conversación tan frÃa y distante con uno de sus mejores amigos. Durante los últimos meses, la convivencia con Sirius se habÃa vuelto… no difÃcil, sino extraña. Los dos chicos habÃan estado compartiendo aquel departamento desde tres años atrás, cuando terminaron sus estudios en Hogwarts. Remus y Sirius se sentÃan demasiado mayores como para seguir alojándose en casa de su madre y de los padres de James, respectivamente, asà que decidieron irse a vivir solos. Claro que durante varios meses el dinero del alquiler habÃa tenido que aportarlo solamente Sirius, pues a Remus le habÃa resultado muy difÃcil conseguir trabajo en el mundo mágico. Pero por suerte habÃa obtenido un puesto, algo precario pero que le daba lo suficiente como para contribuir.
A Sirius no le habÃa molestado tener que mantener a su amigo. En realidad en todo aquel tiempo que llevaban durmiendo bajo el mismo techo nunca habÃan tenido disputas serias. Los problemas -si es que asà se los podÃa llamar- habÃan comenzado aquel año, a medida que la guerra recrudecÃa. No era que hubiese una tensión entre los dos amigos, algún rencor reprimido, sino algo más indescifrable. Para Remus, estar a solas con Sirius era a veces como marchar en medio de la niebla, midiendo cada palabra como si fuese un paso y el riesgo de decir la palabra errónea fuese el mismo que el de dar un paso erróneo. Remus sentÃa que la confianza que habÃa tenido con Sirius desde la adolescencia habÃa desaparecido por completo.
-¿No vas a ir a lo de tu madre hoy? -preguntó Sirius mientras cerraba el periódico.
-Tienes razón, lo habÃa olvidado -dijo Remus. Vació el contenido de su taza y volvió al dormitorio, donde se vistió con rapidez.
-¿Vas a usar la Red Flu o vas a Aparecerte? –preguntó.
-Prefiero ir en autobús. Ya sé que Kent está un poco lejos de Londres, pero creo que es más seguro viajar por medios muggles en estos dÃas.
-Supongo que tienes razón. ¿Cuándo volverás?
-PreferirÃa poder regresar hoy mismo, pero probablemente mi madre insistirá en que me quede a pasar la noche.
-Nos veremos mañana, pues -dijo Sirius con una sonrisa que no le llegó a los ojos.
Seguramente ninguno de los dos habrÃa creÃdo que aquella serÃa la última conversación que tendrÃan durante los próximos doce años.
1º de noviembre de 1981
Tal y como Remus esperaba, su madre lo forzó a pasar la noche en su casa. Remus aceptó de mala gana, pues el que habÃa sido su dormitorio hasta los diecisiete años le traÃa pésimos recuerdos. HabÃa sido allà donde el hombre lobo Fenrir Greyback lo habÃa atacado. El monstruoso Greyback habÃa irrumpido en la habitación rompiendo la ventana, pocos minutos después de que su padre lo hubiera acostado, y habÃa mordido al pequeño Remus repetidas veces en el brazo izquierdo, para luego darse a la fuga. Durante años, Remus deseó que su familia se mudase a otra casa, pero los Lupin no tenÃan dinero suficiente. Y la casa apenas tenÃa dos dormitorios, el suyo y el de sus padres, de modo que no habÃa posibilidad de dormir en otra parte. Acosado por los aterradores recuerdos de su infancia, Remus se durmió muy tarde. Cuando despertó, era ya mediodÃa, por lo que almorzó con su madre, se despidió de ella y retornó a su departamento en Londres.
Remus supo que habÃa pasado algo malo apenas vio a Arthur Weasley esperándolo en la puerta del edificio. Solo habÃa visto una expresión asà en Arthur en el terrible dÃa en que Antonin Dolohov asesinó a sus cuñados Fabian y Gideon Prewett.
-¿Qué ha ocurrido? -preguntó sin preámbulos.
-Lily, James y Peter han muerto -dijo Arthur-. Sirius Black ha sido enviado a Azkaban.
La reacción de Remus fue instantánea: corrió a un rincón cerca de la escalera del edificio y vomitó allà el almuerzo que acaba de consumir en la casa de su madre. Arthur se le acercó, y estuvo a punto de apoyarle la mano en la espalda, pero prefirió no hacerlo.
-¿Harry? -preguntó Remus en cuanto estuvo en condiciones de hablar. Sin embargo, no se dio vuelta para mirar a su interlocutor a los ojos.
-Está vivo. Dumbledore lo dejó en casa de la hermana de Lily.
-Gracias a MerlÃn. ¿Y Voldemort?
-No lo sabemos a ciencia cierta -respondió Arthur, estremeciéndose al oÃr aquel nombre-. Algunos creen que murió, otros que quedó malherido. En todo caso, todos aseguran que ya no representa una amenaza.
-Dime lo que ocurrió, sin omitir ningún detalle, Arthur -dijo Remus, volviéndose hacia el esposo de Molly y clavando finalmente sus ojos en los de él.
-El Innombrable los encontró. Resulta que estaban escondidos en una casa en el Valle de Godric. Lily y James no tenÃan sus varitas a mano, por lo que no pudieron defenderse. Tras matarlos, el Innombrable utilizó la Maldición Asesina contra Harry.
-¿Y el niño sobrevivió?
-Tengo entendido que solo le dejó una cicatriz en la frente.
-¿Y qué le ocurrió a Voldemort?
-Todo indica que la maldición terminó dándole a él.
-Por MerlÃn, todo esto es increÃble. Jamás oà que algo como esto hubiese ocurrido.
-Ya hay quienes llaman a Harry «El Chico Que Vivió».
-Odiará ese apodo, y no solo por lo tonto que es -dijo Remus en tono sombrÃo.
-SÃ
-¿Y cómo es que murió Peter?
-Ocurrió hace apenas tres horas. Ya sabes que la semana pasada Dumbledore puso a Lily y James bajo la protección del Encantamiento Fidelius, y que ellos eligieron a Sirius como Guardián del Secreto.
-SÃ, lo recuerdo.
-Bueno, Peter se enteró de la muerte de los Potter y llegó a la conclusión de que Sirius los habÃa traicionado. DeberÃa haberse reunido con el resto de la Orden, pero prefirió ir a buscarlo solo. DebÃa estar furioso…
-Y tenÃa motivos para estarlo.
-No sé cómo, pero logró encontrar a Sirius antes que los Aurores. Aún estamos tratando de averiguar qué maldición usó contra él, porque no solo lo mató. Lo hizo pedazos, Remus. Lo único que quedó de él fue uno de sus dedos. Y también asesinó a doce muggles que estaban alrededor.
-¿Qué harán con él?
-Ya te dije, lo mandaron a Azkaban. Barty Crouch no quiere perder el tiempo juzgando a alguien que es tan claramente culpable, y la ministra Bagnold está de acuerdo. Black se pudrirá allà junto con sus amigos MortÃfagos.
***
Al caer la noche, Remus fue al Caldero Chorreante. Estuvo allà exactamente cinco minutos, el tiempo que le tomó llegar desde la puerta hasta la barra, tan lleno de gente que estaba el lugar. Cuando se encontró frente a Tom, Remus prefirió dar media vuelta e irse. El ánimo de los parroquianos era demasiado festivo.
El chico decidió comprarse una botella de whisky muggle y regresar al departamento. Jamás habÃa bebido a solas, pero supuso que la ocasión lo ameritaba. En un solo dÃa habÃa perdido a todos sus amigos.
-¡Por los Merodeadores! -dijo con amargura, totalmente borracho, mientras brindaba en la semioscuridad de su departamento- ¡Los mejores amigos del mundo! ¡Los malditos reyes de Hogwarts! Juntos para siempre, ¿no, Peter? ¿no, James? ¿no, Sirius?
[NOTA: Esto es una viñeta, lo que significa que no, no habrá ninguna secuela. En cuanto al fragmento del poema de Thomas que puse al principio, me gustó por la mención a la magia y a los juramentos. Si desean que alguno de sus fanfics sea publicado en BlogHogwarts, envÃen un e-mail a bloghogwarts@gmail.com o a contacto@bloghogwarts.com]
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