Harry Potter reflexiona en un pasaje del último libro, acerca de lo que Hogwarts representa en su vida. Y curiosamente, descubre que no solo él reconoce a la famosa escuela como su “primer y mejor hogar”, sino que comparte el sentimiento con 2 personajes más: Lord Voldemort y Severus Snape. El perfil del día de hoy trata sobre el segundo de ellos; un personaje extraordinario en forma y contenido, protagonista oculto de esta historia, y por sobre todo, uno de los más controversiales.

CAMBIO DE RUMBO

Albus Dumbledore se pregunta en un momento, si la elección de los alumnos con respecto a sus casas, no sería demasiado apresurada. Esta pregunta lleva un contenido simbólico significativo, ya que se formula ante la presencia de Severus Snape, estando el mismo a las órdenes del director. ¿Es el profesor un “perfecto Slytherin? La desequilibrante participación de este personaje en la saga, no se aparta en ningún momento de la vía de la ambigüedad. Por lo que conocemos de su pasado, podríamos afirmar que es un digno representante del estandarte verde y negro. De hecho, aparece en sus recuerdos una sutil pero clara similitud con Draco Malfoy; antes incluso de llegar a Hogwarts, no solo sabía que quería ser incluido en la casa de Salazar Slytherin, sino que se refería despectivamente a todos los miembros de la casa de Godric Gryffindor. Obviamente, la situación de ambos era bastante diferente en muchos otros aspectos. Severus tuvo una infancia signada por la pobreza y los constantes conflictos familiares, mientras que Draco siempre tuvo todo, incluyendo a dos padres que, defectos aparte, siempre lo quisieron. Es de esperar que la partida hacia el colegio, se convirtiera para Snape en fuente de esperanza y euforia.

Su nueva relación de amistad con Lily Evans, prometía además nuevos terrenos a explorar en su mundo emocional. Podemos arriesgarnos a ver a la futura esposa de James Potter, como su primer y posiblemente único amor. Esta singular relación va a verse empañada frecuentemente por los actos, opiniones y juicios de valor de Severus, quien con el paso del tiempo va a ir profundizando su vínculo a las Artes Oscuras. Lily, perteneciente a la casa Gryffindor, se va separando gradualmente de Snape, marcando a modo de muestra la situación en el mundo mágico de esos años; la guerra entre el bien y el mal, es simbolizada en una amistad que se va diluyendo para que cada uno tome su lugar en un bando distinto. Hasta este momento, vemos a un Severus que está donde tiene que estar. Camino a convertirse en mortífago, empleando términos como “sangre impura”, rompiendo lentamente los últimos lazos que mantenía con el lado “benigno”. Un buen Slytherin ¿verdad?

Sin embargo, sorprende saber que lo que pudimos considerar en algún momento como un simple enamoramiento juvenil, es vivído por nuestro personaje de una forma muy intensa. Un amor peculiar, quizás amor propiamente dicho, pero definitivamente obsesivo. Un amor profundo, pero retorcidamente egoísta. Quizás esto nos muestre estas características más claramente: le pide a Dumbledore salvar a Lily de Voldemort, corriendo un gran riesgo al hacerlo, pero sin importarle lo que pase con James y Harry. A regañadientes termina haciendo un pedido por toda la familia, aunque queda a la vista que la intención inicial era quedarse con la mujer. Lo más interesante, es que sin proponérselo acaba asumiendo la tarea más peligrosa de la cual un mortífago podría hacerse cargo: espiar a su propio amo, para proporcionarle información al bando enemigo. Es complicado apreciar la verdadera esencia del cambio, ya que el fin en sí mismo no deja de ser egoísta. Salvar a la madre de Harry, era salvar algo que él deseaba para sí mismo; en esa simple ecuación, no estaba incluido el sentido del bien. Es importante subrayar esto, ya que hasta el momento no hemos podido rescatar una acción digna de aplausos. Por ahora se mantiene el conflicto entre sus intereses, y por más que acepte el enorme riesgo de ponerse al servicio de Albus Dumbledore, no somos aún testigos de una acción desinteresada.

LA MISIÓN

Inmediatamente después de la muerte de Lily y James Potter, en medio de una catarata de sentimientos nada agradables (culpa, ira, rencor, etc), Severus Snape acepta la ardua tarea de ayudar a proteger a Harry, cuando el director le asegura que el Señor de las Tinieblas va a regresar. Quisiera ser ecuánime con respecto a esto, así que simplemente voy a plantear una interrogante que personalmente no logro dilucidar aún: puedo interpretar, siendo una lectura más que válida de los hechos, que tomó esta tarea en sus manos porque la muerte de Lily produjo un cambio en su forma de actuar y de sentir. Pero también sería válido pensar que lo hizo por venganza. Una necesidad imperiosa y calculada de vengar al amor de su vida, y de castigar de alguna forma al responsable. Veremos si más adelante le podemos dar respuesta a este asunto.

Por ahora, la ausencia de Voldemort le imprime tranquilidad a la vida del mundo mágico. Esto suponemos que dentro de la historia es algo bueno, pero la falta de acción nos prohíbe de enterarnos cuales son las actividades, pensamientos y sentimientos de Snape. Así que a nuestro pesar, nos quedamos con un hermoso hueco de 11 años, en donde perdemos el rastro del mismo. El retorno a la historia se produce contemporáneamente al regreso de Harry al mundo mágico. Podemos inferir de esto que el desarrollo del personaje va a ir de la mano de la evolución del personaje principal. Y esto no es metafórico; tal cual como expresamos acerca de otros personajes, sin Severus, Harry no hubiera completado su misión. Le ayuda de todas las formas posibles, salvándole la vida en más de una ocasión, proporcionándole conocimiento útil para todas las tareas a desarrollar. Claro, un personaje de estas características debía ser un poco más impredecible de lo que se podía esperar. Por ello, la diferencia la marca en la relación que lleva con Potter. Conflictivo como pocas veces se ha visto, el vínculo entre uno y otro se va construyendo desde el conflicto. Para Harry se va a convertir en un martirio el hecho de tener que soportar las burlas y los maltratos de Snape.

Este aspecto lo constituye como un personaje realmente particular; si bien cumple la misión con gran maestría, Severus se encarga no solo de hacerle la vida imposible al personaje principal, sino que intenta camuflar sistemáticamente sus verdaderas intenciones. O sea, ayudar a Harry, pero que este no se entere. Esto proviene de la conversación en donde el profesor acepta el trabajo de proteger al elegido. Le hace prometer a Dumbledore que nadie sabrá la verdad. Su imagen va a verse afectada, mancillada y arrastrada, pero nunca va a apartarse de su objetivo. Esto lo muestra como un hombre decidido, sin necesidad de grandes reconocimientos, y por sobre todas las cosas: valiente. Si hay algo que no se le puede cuestionar a Severus Snape es su valentía. Podemos especular con sus motivos, sean nobles o no, pero es indudable el coraje del profesor. De hecho, vamos a ser testigos de muchas injusticias cometidas contra este. Desde el concepto que la mayoría del colegio tiene sobre su persona, pasando por el pequeño detalle de ser acusado de asesinar a Albus Dumbledore, hasta terminar su papel en esta historia a manos de Voldemort.

EL HIJO DE OTRO

Pienso que de alguna manera, que Severus ve a Harry en la mayoría de las ocasiones no como el hijo de Lily, sino como el hijo de James. Esto explica satisfactoriamente el hecho de ese desprecio visceral que Snape siente por Potter. Y me quedaría tranquilo si por ningún motivo nos movemos de este lugar: el desprecio es real. No tenemos el más mínimo motivo para pensar que el profesor estima a Harry, y a lo único que podemos aspirar es a tratar de entender el porqué. En más de una ocasión Severus le atribuye a Harry las características de James. En el quinto libro, nosotros nos enteramos que eso no es correcto. El padre del protagonista fue en su adolescencia un muchacho bastante desagradable, mientras Harry es definido frecuentemente como una persona agradable y humilde. Sin embargo, aunque Harry Potter descubriera eso ya avanzada la historia, no es motivo para que Snape mintiera acerca de este punto. Por lo tanto, deducimos que para el profesor esa es la verdad. Y me refiero al hecho de que James no era tan bueno como le habían contado a su hijo, no que la relación de similitud sea algo cierto. De hecho, podemos comprobar que nunca le dio una oportunidad a Harry; desde el principio asumió (tal vez por el parecido fisonómico) que el hijo era igual al padre. Ese abierto prejuicio nos lleva indefectiblemente a conjeturar con algunas hipótesis.

En primer lugar, que no sería errado afirmar que James le hizo miserable la vida a Severus durante su estancia en Hogwarts. Es bueno tomar en consideración que para Snape ese fue su primer hogar verdadero; quizás tener al mayor de los Potter molestándolo y humillándolo todo el tiempo opacaba lo que debería ser una grandiosa experiencia. En segundo lugar, y lo que da forma al odio, es que el papel de James en la vida de Lily representa lo que debe ser su pérdida más grande: la de un posible amor. En tercer lugar, que el personaje posee otra característica bastante llamativa y a flor de piel: la inmadurez que significa el no poder superar esa situación, y posteriormente descargar esa frustración en una persona inocente. Algunos dirían que es claramente un trauma, y posiblemente no estarían muy lejos de la verdad. Pero le pongamos el nombre que le pongamos, el hecho es que Severus Snape nunca pudo superar ni los malostratos de James, ni la pérdida del amor de Lily.

La inmadurez queda explícita en innumerables ocasiones, ya que cualquier tipo de desprecio a un niño, debe ser interpretada como tal. No es que exista maldad en esto; simplemente quedó estancado en una serie de emociones negativas, las cuales afloran aparentemente con más fuerza cuando tiene delante al protagonista.

LO MEJOR

Cuando se acerca el final de la historia, cuando descubrimos desde el punto de vista del lector el papel que Severus Snape juega en esto, cuando se convierte en asesino por seguir el plan del director, cuando muere a manos de Voldemort…allí nos preguntamos definitivamente ¿dónde quedó ese “perfecto Slytherin”? De más está decir que lo que vemos del personaje en los últimos 2 libros, es indiscutiblemente memorable. Podemos apreciar un personaje completo, complejo, pleno… fantástico. Nunca va a ser agradable, nunca va a llegar a ser simpático, pero va a ser una maravillosa expresión artística por cuenta de J.K. Rowling. Lo mejor de Severus Snape va a ser explícito por primera vez a través de sus recuerdos, aunque obviamente la gracia radica en que nos enteremos tarde de esto; la obra no nos da tiempo para congraciarnos con el personaje. Cuando queremos apoyarlo desde nuestros pensamientos, ya murió. Y por primera vez desde que empezamos a leer esta saga consistente en 7 libros, percibimos con tristeza al héroe que se escondía detrás de esa expresión inescrutable.

El sacrificio por la misión va a dejar en evidencia la faceta más valiente de Snape, la más desinteresada. Quiero creer inclusive, que el personaje se redime definitivamente en el último libro. Redención. Una palabra que engloba lo logra Severus en el último camino que toma. Un camino que duró desde la muerte de Lily y James hasta su propia muerte. Este mensaje es quizás uno de los más conmovedores de la obra: Severus Snape decide por propia voluntad tomar una tarea que de cierta forma, siempre consideró que podía llevarlo a la muerte. Una tarea por la cual será perdonado por sus pecados. Una tarea que lo pone en un lugar más que ingrato, rodeado de enemigos constantemente, expuesto a las críticas y el menosprecio hasta de su propia Orden.

Lo mejor de Severus radica en esa elección primaria, que lo lleva a una muerte inminente, pero que deja al resto de su equipo en mejores condiciones para enfrentar el final. Esto quizás conteste la interrogante que dejamos abierta anteriormente ¿porqué tomó esta decisión? La respuesta, es que al final carece de importancia; todo se traduce en un acto de amor.

ALAN RICKMAN

Este actor de 64 años, es a mi criterio uno de los puntos más fuertes de los films. El veterano actor, reconocido mundialmente por sus papeles en Die Hard, Rasputín, Sense and Sensibility, Robin Hood y muchas otras, le proporciona un valor agregado notable al personaje. Su expresión es una de las mejores reproducciones que se hayan visto de un personaje literario. Sería redundante decir que sería inimaginable otro actor en el papel de Severus Snape, pero sí podemos asegurar que dentro de las 6 películas que hemos visto hasta el momento, Alan Rickman es quizás el personaje mejor logrado. Este actor, acostumbrado a personajes de alta intensidad, a papeles realmente difíciles como pudo ser el del monje ruso, le da credibilidad a la estructura formal de Snape, demostrando a ciencia cierta que este tipo de artistas responden a cualquier reto con estilo y clase. Un consagrado dentro de un elenco plagado de talentosos, logra despertar las mismas reacciones para con el personaje, que anteriormente pudimos experimentar con los libros.

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Angus Magic

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