El autor previsto para este capÃtulo ha tenido un montón de problemas personales y con la Universidad, por eso se retrasó, y tuvimos que terminar dejando la responsabilidad en un fan, EspirituRain, quien ha escrito un capÃtulo de este Fanfic.
Yo, Tomas Marvolo, como creador del Fanfic debo disculparme con todos por el retraso. Finalmente anoche decidà aceptar la propuesta de este fan y publicar este lunes. Trataremos de que no vuelva a ocurrir nada como esto en el tiempo que os queda.
La Universidad ha comenzado y es muy difÃcil estar al dÃa con todo. Aunque, claro, ya les habÃa advertido que algo asà podrÃa ocurrir.
Esperamos que el capÃtulo de hoy les guste, a pesar de las contingecias y el tiempo que los hemos hecho esperar.
Nuestras más sinceras disculpas.
Anteriormente en Harry Potter y el Sextante de Plata:
Lumos…
              Bienvenidos al
CapÃtulo 11
Navidades BlancasÂ
Por EspirituRain y Tomas MarvoloÂ
Teddy fue el alma de la fiesta en cuanto Harry y sus hijos lo vieron. Albus al principio se rezagó debido a una pelea entre ellos aún reciente, pero al ver que Teddy no parecÃa enfadado, se unió a sus hermanos. Y aunque ya casi era adulto, se divertÃa con ellos, y cada ocasión que tenÃa la aprovechaba en visitar a sus medio—hermanos. Harry y Ginny contemplaban la escena desde la cocina, satisfechos por la estampa familiar. Pronto llegaron más invitados a la fiesta, entre ellos Luna Lovegood, que aunque habÃa sido invitada como al resto, habÃa una doble intención de protegerla, ya que el mago tenebroso podÃa atacar de nuevo. Pero pronto dejaron de tratarla como a una protegida y paso a ser una más de los invitados.
Circe finalmente también asistió, su abuela no se opuso a ello y aprovechó la ausencia de su nieta para hacer un viaje al pueblo donde residÃan unas amigas de su infancia. Desde que Circe entró, Teddy no pudo contener una mirada llena de rabia hacia ella, estaba tenso.
Cada cual se acercó al árbol de navidad y recogió sus regalos. Harry incluyó los que habÃan llegado vÃa lechuza, como el pastel de Hagrid, cocinado por el mismo. No habÃa perdido su toque, o más bien su dureza. A pesar de todos los años de “experiencia†en la reposterÃa, los dulces de Hagrid seguÃan siendo peor que los escregutos.
También recibieron con cariño las fotos en movimiento de colacuernos y snornacks que Luna les trajera, y hasta una postal de Dudley que, si bien no tenÃa texto alguno, era una foto de él y su familia, muy parecida a una tribu de cerditos con peluca. Harry sentÃa por su primo una extraña oleada de cariño desde su despedida en Privet Drive hacÃa más de 19 años. Hoy dÃa, Dudley es padre de un par de niños, uno llamado Harry y otro nombrado Vernon.
Ginny, Hermione y Fleur habÃan preparado una cena exquisita, para orgullo de Molly, quien las enseñara a cocinar. El plato principal era un pavo chispeante que se cortaba él mismo en porciones para cada cual. El hechizo, por supuesto, era cortesÃa de la propia Hermione, quien habÃa decidido que debÃa resaltar entre las nueras.
Mucho estuvieron conversando, incluso se llevaron a Circe a la cocina y le dieron unos regalos de agradecimiento por todo lo que habÃa hecho por la familia. Lily y sus hermanos también le hicieron hermosos presentes; el de Albus con un letrero: “Con amor…â€.
Cuando se acercaba la medianoche George, Ron y Charlie se encargaron de lanzar unos chispeantes fuegos artificiales al más genuino estilo Weasley. Destacó también en la velada el momento en que cada uno entregó su regalo póstumo a Fred, que ponÃa a todos muy tristes en la fiesta, excepto a los niños que hallaban realmente estimulante poder “interactuar†con el tÃo que nunca conocieron. Molly, para variar, le tejió un suéter con una gran F roja en el centro. Cada uno de estos regalos se ponÃa en una especie de habitación que habÃa en la Madriguera, donde estaban sus cosas como las dejó. George era quien más tiempo pasaba dentro de ella. Sin embargo esta vez fue difÃcil transportar los regalos, pues no estaban en la Madriguera, sino en la casa del Valle Godric.
La velada fue llegando a su fin, y los invitados fueron abandonando la estancia. Los primeros en irse fueron Fleur y su esposo, que habÃa caÃdo desmayado a causa del whisky de fuego. Después Percy se marchó, tras dedicar una sonrisa a todos. Circe intentó marcharse, pero Molly le dijo que mejor esperara a la mañana siguiente, quye a esas horas era muy peligrosa estar por ahÃ. Desde la otra haboutación se sintió un resoplido de Teddy.
Cuando por fin se acostaron los niños, excepto Lily y Circe que aún hablaban cosas de chicas a altas horas de la noche, Molly junto a Angelina se dedicaron a recoger los platos sucios. Las ayudó Teddy, quien huyó de Circe toda la noche.
Hermione aprovechó para ir a la sala junto a Ron, Harry, Ginny y Luna. Luna se habÃa comportado muy bien: no habÃa hablado acerca de la presencia de tulipoops en el salón, ni de la epidemia de caspa de gnomo que azotaba al paÃs. Tampoco la acompañó su esposo, pues él debÃa estar de guardia en Hogwarts esa noche.
— ¿No te molesta que no halla venido Scamander?— preguntó Ginny a Lovegood
— Para él tengo el año entero. Para ustedes, mis amigos, no tengo muchas oportunidades de dedicarles mi espacio— dijo Luna con ojos soñadores— Además, les querÃa agradecer por ir a salvarme el otro dÃa.
—No ha sido nada— respondió Ron sonriente.
—Sobre el tema— dijo Hermione— Creo que aún nos quedan algunas dudas. ¿Nadie te dejó un mensaje?
— ¿De qué hablas?— rerpondió Luna
—Verás —explicó Harry, adelantándose a Hermione— Recibimos un llamado en el Ministerio y, desde ese dÃa no hemos podido casi descansar. Una serie de sucesos infortunados han acontecido, que involucran a seres cercanos a mÃ. Se trata de una especie de mago tenebroso que me persigue, que quiere acabarme, ¿entiendes?
»Mediante un sextante de plata nos han estado enviando coordenadas que os llevan a un lugar especÃfico…
Mientras Harry explicaba a Luna todos los sucesos relacionados con el extraño artefacto que habÃa roto el equilibrio en sus vidas, Teddy se encontró con Circe en las escaleras. Ante la presencia de la rubia, el muchacho se puso nervioso y, mirándola desafiante, le cuestionó:
—  ¿Qué quieres? ¿Por qué has venido hasta aqu�
— ¿Qué tal con tu novia?
—  Bien.
—  ¿Por qué no ha venido?
—  No es asunto tuyo.
—  ¡Oh! ¡Vamos! ¿Estas enfadado?
Circe se valió de sus palabras para abrazarlo.
— ¿Cómo tienes ese atrevimiento para tan siquiera dirigirme la palabra? – dijo Teddy subiendo un poco el tono de voz.
—  ¿Aun sigues con eso? Creà que ya lo habÃas superado.
— ¿Cómo te atreves? … Solo dime una cosa. ¿Por qué o para quién lo hiciste?
—  Ted, yo te querÃa…
—Por Dios ya vale, Circe.
—  A veces las cosas pasan simplemente y ya está, no para todo tiene que haber una explicación. Pasa página y ya está, olvida todo lo que pasó, seamos amigos.
— ¡No voy a caer en las redes de una niñata como tú!
En ese momento se escuchó como Harry decÃa desde abajo si todo iba bien. Ambos articularon una excusa, y continuaron:
— Me voy, marcho de aquÃ, solo he venido por respeto papá Harry y mamá Ginny. Si sé que tú estabas aquÃ…— dijo Teddy— Ya no te quiero…Me utilizaste.
Circe se dio la vuelta, rabiosa, y subió por las escaleras con la cabeza bien alta pero con los ojos iluminados por una lágrima a punto de caer. Teddy se sentó en el lugar, esperando que se le pasara la furia.
Cuando Harry termió de contar la historia del sextante a Luna, ella les hizo notas el más importante detalle:
—RepÃteme por favor la pista que te llevó hasta mÃ.
—Pues era la luna— dijo Harry —Luego salÃa un león y muchos animales…
—Harry— respondió Luna— Esa referencia no era conmigo. Piénsalo…¿qué tengo yo que ver con un león?
—Es cierto— dijo Ron— Creo que os adelantamos demasiado…Pero, ¿y los ataques?
—Quizás fue un hecho aislado para despistarnos— concluyó Ron.
—Creo que ya voy entendiendo— dijo Hermione— Esta pista era ambigua, para darle tiempo al mago que la envió de hacer algo más.
—Si yo hubiera sido el objetivo del ataque, alguien en la escena hubiera dado la pista del sextante, como las veces anteriores, ¿no?— argumentó Luna, con sus ojos soñadores mostrando una expresión seria poco habitual. SostenÃa una taza de té.
— Hay que encontrar quién es la próxima vÃctima, o quizás sea muy tarde.
—La luna…—dijo Harry— el león…
—El león puede hacer referencia a Gryffindor— dijo Ron
—¿Una luna en Gryffindor?— preguntó Harry, divertido. De pronto la expresión en su rostro cambió. Todos se miraron, asustados. La taza de té cayó de las manos de Luna Lovegood y se hizo añicos contra el suelo.
Harry corrió en dirección a las escaleras, y halló a Teddy sentado.
—¿Qué pasa?— preguntó extrañado por la actitud de los mayores. Todos corrÃan de manera desenfrenada, blandiendo sus varitas. Incluso la serena expresión de Luna Lovegood mostraba un horror que Teddy jamás habÃa conocido. Él también se puso en pie, para seguir a sus mayores cuando escuchó un crujido en el tejado.
Salió al exterior de la casa, al jardÃn.
—Padre Harry — gritó, horrorizado. Le llamaba asà a sus padrinos: padre Harry y madre Ginny. Mamá y papá eran Tonks y Lupin, sus padres muertos.
—¡¡¡¡PADRE HARRY!!! ¡¡¡MADRE GINNY!!!
Extrajo su varita y la apuntó a la figura oscura que se movÃa por el tejado. Una fuerza invisible tiró de su varita y ésta cayó a varios metros de él. Luego un rayo rojo lo golpeó en el pecho y cayó, presa de un dolor insoportable. Se retorcÃa, todo le dolÃa, sus huesos le quemaban, sus piernas se volteaban y no encontraba comodidad.
La figura negra cayó del tejado, flotando. Llevaba como rehén un rostro conocido.
Harry salió de pronto dl interior de la casa. Lo secundaban Ginny, Ron, Hermione y Luna. La figura oscura se volteó y les dijo:
—Tan ingenuos…Tan débiles…De tan bue corazón que dan asco.
En ese momento unas enredaderas salieron del suelo y aprisionaron a los magos, dejándolos inmóviles.
Harry alcanzó a ver entre los rayos plateados de la medianoche el rostro de su hija, Lily, rodeada por la mano del extraño ser, enmascarado. No podÃa casi hablar ni respirar.
Sus sospechas se habÃan materializado: el sextante hacÃa referencia a una Luna de Gryffindor: Lily Luna, no Luna Lovegood. Los animales estaban relacionados con su hija pues, como la compañera de aventuras de Harry, su hija poseÃa un talento especial para el cuidado de las criaturas mágicas.
El extraño, ataviado como uno de los jóvenes mortÃfagos que algunos dÃas atrás los atacaron llevó su varita hasta la horrible máscara que ocultaba su identidad. Se tomó su tiempo y luego, como si de una espesa niebla se tratara, la máscara se evaporó lentamente dejando ver nada más y nada menos que el rostro marmóleo de Circe.
Esperamos que el capÃtulo de hoy les haya gustado. Recuerden escribirnos a hpsextante@gmail.com con sus propuestas de próximo capÃtulo. Además, sÃgannos en Facebook, donde habrá concursos y se publicarán los mejores escritores de Fanfic de los que lleguen a nuestro email y también en Twitter y Tuenti…
Nuestro Fanfic llega a su fin. Tenemos en mente tal vez una especie de “segunda temporada†para ua fecha que aún no podemos adelantar.
Agradecemos su paciencia y entrega a este proyecto de todos los pottéricos!
Nos vemos el VIERNES…
NOX
Tomas Marvolo en Twitter @7horcruxes
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