CapÃtulo 9
Magia y conspiración
Por Tomas Marvolo
El Ministro de Magia habÃa convocado urgentemente a una reunión. La situación con Albania se habÃa vuelto un caos. Los representantes dela AMAdeclararon la guerra abiertamente a Inglaterra en caso de que no quisieran liberar a los MortÃfagos que estaban en Azkaban.
Les habÃa llegado un águila desde Albania con la declaración:
Comunicado Oficial de la Alianza Mágica Albanesa a Ministerio de Magia de Gran Bretaña e Irlanda del Norte
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Señor Ministro:
Por medio del siguiente comunicado le hacemos oficial nuestra intención de que sean liberados todos los llamados anteriormente MortÃfagos para acogerlos como parte del cuerpo diplomágico de nuestra nación. Consideramos que deben ser exonerados de sus crÃmenes y enviados a nuestra tierra donde serán recibidos con los brazos abiertos.
Nuestra intención no es obtenerlos de manera gratuita: pretendemos dar a cambio Ãntegramente a sus compatriotas Ted Lupin, Ronald B. Weasley, Hermione J. Granger y Harry J. Potter quiénes están acusados de espionaje e invasión de territorio sin los permisos mágicos correspondientes. Suponemos que dados los rangos que poseen dichos funcionarios, no pueden tratarse como si fueran simples emigrados, sino que podemos dilucidar ciertas intenciones polÃticas en su actuar.
Primeramente, el apellidado Lupin permanece en nuestras tierras desde hace algún tiempo, por lo que al arribar más de sus coterráneos no nos quedó otra opción que apresarlos preventivamente.
En caso de no hacerse efectiva nuestra petición, espero que comprenda la necesidad que tendremos de utilizar nuestra fuerza en contra de su nación ya que se trata de un asunto de seguridad nacional.
Sus enviados han perseguido a nuestra actual Primera Secretaria desde hace meses con amenazas y hasta agresiones. Consideramos una agresión directa a nuestra soberanÃa semejante presencia en nuestro paÃs.
Los llamados MortÃfagos serán de momento controlados en nuestras fronteras para armar nuestro ejército, en caso de que alguien intente en el futuro atacarnos. Tienen 72 horas a partir de este mensaje para responder a nuestras demandas.
Esperando entiendan nuestras razones,
Consejo de Ancianos
AMA
El Ministerio era un hervidero. En el salón de reuniones se habÃan agolpado los más altos funcionarios junto a Ginny, que habÃa logrado escapar sana y salva. Ella era la encargada de contar cómo habÃa sucedido todo. EL Ministro estaba presidiendo la reunión en el mismo recinto que testificara Harry una vez cuando se hallaba en quinto año.
—La sesión comienza —anunció un mago de largas barbas. El Ministro se puso en pie y dio la palabra a Ginny.
—Quizás muchos de ustedes estén enterados de los sucesos de las familias Potter y Weasley en los últimos meses.
—¿Se refiere a los hechos del Sextante de Plata? —dijo una voz.
Ginny se volteó a mirar y, furiosa, se dirigió al Ministro:
—¿Qué hace ella aqu�
—Pues Rita Skeeter es la única que tenemos capacitada para tomar las actas en reuniones como esta.La Secretaria Oficialse fue muy enferma a casa anoche y no quedó más remedio —respondió Kingsley algo apenado.
Ginny sabÃa que de segurola SkeeterhabÃa hechizado o mandado a hechizar ala Secretariacon tal de tener la primicia. Algo le sugerÃa que estaba trabajando para alguno de los diarios privados que se dedicaban a publicar chismes ministeriales.
—Muy bien. Tras los sucesos del sextante, protagonizados por Circe, una muchacha que al parecer logró burlar varios sistemas y se coló en Hogwarts supliendo a otra alumna, mi familia se vio en la necesidad de encontrarla para frenar la locura que habÃa desatado.
»Nuestro ahijado Teddy Lupin, quien además habÃa tenido una relación sentimental con ella le siguió la pista y fue a parar a Albania. Una vez allà nos alertó de los elementos conspirativos y peligrosos que se desataban. Rápidamente, al ver que hasta su correo habÃa sido interceptado en el aire, nos vimos en la necesidad de ir hasta donde se hallaba, para rescatarlo.
»El estreno en Albania fue una lucha contra Dementores, que por alguna razón se han mudado a ese lugar y se reproducen vertiginosamente. Luego fuimos perseguidos por magos albanos, y logré escapar. Téngase claro que ellos nos agredieron primero, aún sin saber quiénes éramos.
—Muy bien, Ginny —dijo Kingsley— Ya hemos escuchado. Ahora debemos ponernos de acuerdo en tomar una decisión. ¿Alguien tiene opinión?
Una bruja de largo pelo negro se puso en pie y tomó la palabra:
—Ministro, es inaceptable que los MortÃfagos sean liberados. Sin embargo, no me parece tan mala idea.
»Podemos desterrarlos de Inglaterra y prohibir su entrada en el paÃs. Asà Azkaban se vacÃa un poco y no tendrÃamos que alimentarlos más, o vivir con el miedo de que puedan escapar de manera masiva y destrozarnos. Además, piénselo, muchos de ellos están destruidos por la prisión, ¿qué podrÃa pasar? Eso es todo. Pienso que de otorgarles extradición y recuperar a nuestro Jefe del Departamento de Aurores, los albanos ganarÃan por fin un cuerpo armado para defenderse y nosotros a nuestras mentes más brillantes de vuelta.
Kingsley asintió. Luego señaló a un mago más anciano que levantaba su varita.
—No concuerdo con Mafalda, Ministro. Si Albania se arma con tales personajes, ¿quién nos dice que no seremos los primeros en ser atacados? Los MortÃfagos son malas personas pero muy astutos magos, no debemos subestimarlos porque hayan estado presos. Es mi opinión y del resto del Departamento de Aurores, que el señor Potter debe ser rescatado sin pensar en las consecuencias. No podemos doblegarnos de esa manera.
—Esto se pone interesante —chilló Rita Skeeter. Ginny le lanzó una mirada cortante y luego pidió la palabra:
—Muy bien. Hablaré como bruja inglesa, no como Ginny Potter. Pienso que lo mejor es entregar a los MortÃfagos como corresponde al trato.
»Si el Departamento de Aurores se inmiscuye para salvar a Harry y los demás se convertirá en un problema polÃtico y la situación empeorará. La agresión de los albanos hacia nosotros estarÃa justificada.
Kingsley se detuvo un momento a pensar desconcertado. La mayor parte de los magos del Consejo comenzó a cuchillear, con una obvia incomodidad. Ginny miró al Ministro, y él pudo leer en sus ojos lo que realmente harÃa.
—Muy bien. He valorado ambas opiniones y me reservo mi decisión para dentro de 15 minutos. Declaro un receso en nuestro debate.
Todos los magos se pusieron en pie y salieron, algunos incómodos, otros asintiendo y dando palmadas de aprobación a Ginny. Ella salió afuera un momento, con cara de preocupación y encontró a quien menos esperaba…
Cuando por fin el receso habÃa terminado, Ginny Weasley regresó a la sala con una expresión de triunfo. Kingsley ascendió los peldaños y se colocó frente a todos los magos del Consejo. Como un camino de pólvora, el silencio se esparció por toda la sala, hasta que nada se escuchó.
—He tomado mi decisión —dijo Kingsley. Luego miró a Ginny y, cuando esta le hubo dado su aprobación continuó su discurso:
—Haremos una entrega en la frontera de Grecia con Albania dentro de 48 horas. El Departamento de Aurores se encargará de disponer todo para que se cumpla el acuerdo conla Alianza Albanesa.Skeeter, que todo quede escrito exactamente como lo he dicho.
Un mar de susurros y un aire de descontento quedó hecho sonido en la sala.
—¡Cómo diga Ministro! —se apresuró a decir Rita Skeeter, que ya tenÃa la primicia grabada en el rostro. Y asà fue. Al dÃa siguiente varios periódicos sacaron en portada un artÃculo bastante agresivo respecto a la decisión ministerial, firmado por una tal Atir Reteeks que como todos supusieron, no era otra quela Skeeterescondiéndose para seguir su carrera en el periodismo. Este era el texto:
El regreso de San Potter
Por Atir Reteeks
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¿Quién pensarÃa que más de 20 años después, el llamado antes El Elegido pondrÃa nuestras vidas en peligro una vez más? SÃ, pues sus andadas llegaron esta vez hasta la lejanÃsima Albania, donde el Minsterio pretende enviar a todos los MortÃfagos de Azkaban, para que puedan ser cambiados por Potter y su pandilla.
Amigo lector, ¿qué le parecerÃa a usted estar en peligro por cuenta de tal muchachillo? Cada vez que a Potter se le antoja algo, allá va el Ministro con tal de complacerlo…Él nos pudo salvar de Quién-Ustedes-SolÃan-Saber pero eso no le da derecho ninguno a ponernos en peligro por cada locura que se le ocurra.
Como ya he narrado en otras ocasiones, Potter en lugar de aprovechar su puesto para librarnos del mal, usa toda la fuerza puesta a su disposición en el Departamento de Aurores para preservar su integridad y la de su familia.
¿hasta cuándo nosotros, los magos y brujas comunes, tendremos que soportar que el Ministro esté a disposición de San Potter? Los convoco a que envÃen sus lechuzas reclamando sus derechos a estar a salvo y exijan, por favor, que los MortÃfagos permanezcan encerrados en Azkaban.
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Dakerov se hallaba explorando los terrenos cercanos al Castillo de Adrimún, de guardia. Se esperaba la respuesta del Ministerio de Magia de Gran Bretaña en cualquier momento y, tan tensa como estaba la situación, era momento de permanecer alertas. HabÃa perdido una apuesta con Lindja el dÃa anterior y esta serÃa su segunda noche de guardia consecutiva. Cansado por no dormir en 48 horas se sentó un momento a descansar junto a un árbol.
De momento sintió un “crac†seguido de un crujido. Se puso en guardia pero los ojos se le cerraban. Agitó su varita y susurró Lumos. Mala jugada. Su enemigo pudo encontrarlo enseguida por el brillo de su varita.
Diez minutos más tarde, corrió a alertar a sus compañeros del Castillo:
—¡Hay alguien en las cercanÃas, rápido! —comenzó a vociferar. Los vigilantes desde la entrada acudieron a su llamado.
—Es en las inmediaciones del bosque, sentà varias voces… —les dijo.
—¿Por qué llevas cubierto el rostro? —dijo una de los guardianes.
—¿Qué te importa? ¡Corre, alguien intentará tacarnos! Yo le avisaré ala Primera Secretarialo que está sucediendo.
Los guardias asintieron y corrieron en la dirección indicada. El mago entró corriendo al castillo hasta la sala donde Circe recibÃa las visitas. Luego fue hasta detrás de la alta silla, como le habÃan indicado. Allà habÃa un hoyo para introducir su varita, asà lo hizo y ante él se abrió una trampilla que dejó ver una escalera.
Con la luz de su varita bajó las oscuras escaleras que conducÃan hasta las mazmorras, don Harry Potter y sus compañeros estaban encerrados. Todos permanecÃan amarrados por las extremidades a una especie de marco, y unos espejos en el suelo los iluminaban con la luz plateada de la luna.
Harry sintió cuando la puerta se abrió y Hermione también. Ambos se miraron. Ron estaba medio dormido y Teddy, agotado, tenÃa los ojos cerrados. Les absorbÃan la magia.
—¿Qué haces aquà Dakerov? —dijo Harry al ver el uniforme. Circe les habÃa dicho que él estarÃa de guardia esa noche, por si aun querÃan unirse a ella voluntariamente.
—Buena inicial, pero mal nombre —dijo el soldado. Luego dijo Nox y se quitó la capucha. Una cabellera rubia pudo distinguir Harry a la luz de la luna. Luego una cara larga y descolorida.
—No pensé que fuera a hacer esto de nuevo, Potter.
—Parece que se está convirtiendo en costumbre. Aunque no lo creas, me alegro de verte, Draco.
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