Para que una obra literaria tenga éxito, puede optarse por la arriesgada fórmula de la innovación absoluta, un camino difícil en el que sólo los genios triunfan, o se puede elegir combinar elementos que llevan presentes en la literatura universal desde la noche de los tiempos y combinarlos de forma relativamente novedosa. La saga de libros basada en el personaje de Harry Potter es un ejemplo de este segundo modelo. Su autora, JK Rowling, ha tomado historias, giros argumentales y situaciones que podríamos rastrear en la historia de la literatura hasta épocas tan antiguas como, al menos, los poemas homéricos. No es en absoluto un punto de desprestigio para ella. Jugar con los constantes literarios, con los elementos del canon, requiere un conocimiento profundo de la tradición literaria y de los gustos de los lectores. No hay duda de que Rowling ha sabido jugar con su profundo bagaje literario y lo ha puesto al servicio de la creación de una historia apasionante que, al tiempo que la convertía a ella misma en millonaria, ha hecho las delicias de niños y mayores de todo el mundo.

De todas las fuentes de las que Rowling bebe para crear el mundo de magos de Harry Potter, la tradición clásica es sin duda la predominante. Aunque no todo el mundo conoce este dato, JK Rowling no es una simple aficionada a la Antigüedad Clásica. Ni mucho menos. La creadora de Harry Potter se licenció en Clásicas en la Universidad de Exeter, unos estudios que marcaron en gran medida su mundo literario, tal como ella misma dejó claro recientemente en un discurso en Harvard. El conocimiento que Rowling posee de la tradición clásica le permite llenar sus libros de constantes referencias, algunas de las cuales no son perceptibles más que por aquéllos que, como ella misma, conocen la literatura y la historia de la Roma y la Grecia antiguas. El ejemplo más evidente quizá sea el uso de términos latinos para los hechizos que aparecen en la saga. Pero hay mucho más. Como veremos, también los nombres de la mayoría de los personajes protagonistas esconden un significado oculto que sólo se muestran a quienes conocen la tradición clásica.

De hecho, todo Harry Potter supone una actualización de las grandes sagas mitológicas de la Antigüedad. El héroe salvado de la muerte durante la niñez en una situación extrema. El amigo fiel que tiene más carisma que inteligencia. El anciano maestro que sirve de guía espiritual para el héroe. El villano con grandes poderes que sólo es derrotado gracias a la virtud y al esfuerzo del protagonista. Una historia épica que el mismo Homero habría podido firmar. Rowling conoce la estructura de los mitos, sabe por qué éstos han perdurado a lo largo de los siglos. Harry Potter nos habla de las mismas historias que los chamanes de la tribu, en la más remota prehistoria, contaban cuando su audiencia se reunía en torno al fuego en medio de la oscuridad de la noche. Rowling conoce la tradición clásica, la modela, le da forma moderna y la vende en una saga de siete libros magistrales.

LOS NOMBRES DE LOS PERSONAJES

Como ya hemos afirmado, los nombres de la mayoría de los personajes del universo de Harry Potter tienen un significado que va más allá de lo evidente, un significado que sólo se revela a quienes tienen las claves necesarias para su comprensión. Hay que pensar que los hablantes de castellano, y de cualquier lengua romance, tienen una cierta ventaja para captar estos detalles tan sutiles. Rowling escribió sus libros en inglés para lectores en esa lengua germánica, por lo que en versión original la tradición clásica queda mucho más oculta que en las traducciones romances. Para el hablante de castellano resulta mucho más sencillo asociar el apellido Lupin con el término “lobo” que para un británico que utiliza “wolf” para denominar a ese animal. Esta es una muestra de cómo en algunos de los nombres de los protagonistas, Rowling jugó de forma magistral con el latín y con la tradición clásica.

Remus Lupin
De todos los personajes de la saga es posiblemente el profesor Remus Lupin el que tiene un nombre más significativo desde el punto de vista de su etimología. Amigo de la infancia de James Potter y Sirius Black, su condición de licántropo le convierte en un paria dentro de la elitista sociedad de los magos. Sólo la amistad de James y Sirius le permite sobreponerse a su condición y llevar una adolescencia feliz y en apariencia normal. Como es habitual, Rowling utiliza el nombre del personaje para poner de relieve sus principales características. Remus es el nombre latino de Remo, hermano gemelo de Rómulo, primer rey y fundador de Roma. La leyenda de estos dos hermanos está asociada al lobo desde época muy arcaica, pues ya los romanos de época monárquica conocían la historia de que ambos bebés, tras ser abandonados a su suerte por el rey Amulio, fueron encontrados flotando en el Tíber por una loba, que les amamantó y les salvó la vida. Por otro lado, el apellido Lupin está tomado directamente del término lupus, lobo en latín. Un nombre y un apellido, por tanto, muy adecuados para este personaje.

Minerva McGonagall
La profesora de Transformaciones y jefa de la casa de Griffindor porta un nombre que habla de su personalidad y su talante. Minerva, diosa romana de la sabiduría, versión latina de la griega Atenea. Una deidad que se caracteriza por el uso pausado de la razón, por el triunfo de la mente sobre otras cualidades. McGonagall, como la diosa cuyo nombre luce, es uno de los personajes más sabios de toda la saga, cediendo sólo ante Albus Dumbledore en este aspecto. Es prudente, moderada y siempre encuentra una solución para todos los conflictos. No debemos olvidar que la diosa Minerva es también la divinidad protectora de la guerra, entendida como una actividad de estrategia y habilidad, no como un ejercicio de violencia incontrolada. La profesora de Transformaciones demuestra su habilidad como estratega en la última batalla que se libra en Hogwarts contra las legiones de Voldemort. Organiza sus tropas, cubre los puntos flacos de las defensas, optimiza los recursos del castillo. En la paz y en la guerra, Minerva McGonagall es digna portadora del nombre de la diosa.

Albus Dumbledore
El nombre de Albus Dumbledore resulta también muy significativo. Este término, albus, significa en latín “blanco”. No es de extrañar que el director de Hogwarts luzca este nombre, pues es la cualidad que le define: la pureza y la luz frente a la oscuridad y la corrupción moral que definen a Voldemort, su gran antagonista. Albus es un personaje intachable, al que hasta el último libro de la saga no puede encontrársele ningún defecto, como si su alma fuera completamente blanca. Es, por otro lado, la luz blanca que guía a Harry en su proceso de crecimiento y afianzación personal. Si entendemos la saga de Harry Potter como un conflicto entre el bien y el mal, entre la luz y las sombras, el nombre de Dumbledore no podría ser más acertado, pues es el paladín principal de las fuerzas del bien, asociadas desde tiempos inmemoriales con el color blanco.

Severus Snape
Otro personaje cuyo nombre ha sido elegido a la perfección. El siempre serio y rígido profesor de Pociones luce un nombre que en latín significa “seriedad, rectitud”. El personaje puede resultarnos más o menos simpático, pero no hay duda de que la seriedad y la rectitud son valores que le definen de forma magistral. Snape es leal a si mismo, a Dumbledore y al recuerdo de Lily Potter, y mantiene esas lealtades con toda firmeza y rigidez, llegando incluso a asesinar al director de Hogwarts para cumplir con esa lealtad. Snape no podía llamarse de otra forma más que Severus.

Lucius Malfoy
Un nombre latino muy habitual entre la aristocracia romana de época republicana para el principal representante de la intransigente aristocracia del mundo de los magos.

Narcissa Malfoy
Narcissa Malfoy, con su pelo rubio platino y su presencia altiva e inmaculada. Una mujer enamorada de si misma y de su propia estirpe. Como el mito del joven Narciso, enamorado de su propio reflejo en las aguas y muerto por intentar abrazarlo. Narcissa Malfoy representa el orgullo y la soberbia del que considera que está por encima del mundo. A Narciso su vanidad le supuso la perdición; a Narcissa Malfoy le llevará a aliarse con los mortífagos para lograr que su familia reine en el mundo de los magos y, en consecuencia, a la caída en desgracia tras la derrota de Voldemort.

Hermione Granger
Aunque en este caso sea más difícil relacionar el nombre del personaje con su carácter y su desarrollo, no hay duda de que Rowling se inspiro en el mundo clásico para determinar el nombre de una de las principales protagonistas de la saga. Hermione no es un personaje muy conocido de la mitología griega, por lo que para muchos fans ha podido pasar desapercibido el hecho de que éste no es en absoluto un nombre inventado por Rowling. Hermione es la hija del desdichado matrimonio formado por Helena de Troya y Menelao de Esparta, matrimonio roto por la impudicia del príncipe Paris y las artes enredadoras de la diosa Afrodita.

Bellatrix Lestrange
Uno de los personajes más querido, y al mismo tiempo odiado, por los fans de la saga. Bellatrix, seguidora incondicional de Voldemort y una de las principales dirigentes de las filas de los Mortífagos, representa en los libros de Rowling el mal en su estado más puro y demencial. También en este caso su nombre es una referencia su carácter indomable. Bellatrix es una guerrera al servicio de lord Voldemort, y como tal lleva el nombre que en latín significa “guerrera”. Sin duda, todo un acierto.

Sirius Black
El caso de Sirius Black es posiblemente el más críptico y difícil de apreciar de cuantos nombres hay en la saga de Harry Potter con un origen o un significado clásico. Sirio es la estrella principal de la constelación del Canis Maior, el Can Mayor, por lo que desde muy antiguo y en muchas culturas se la ha conocido como la “Estrella Perro”, sin que tengamos muy claro el origen de esta relación. El momento en el que Sirio se encuentra a mayor altura en el firmamento era conocido por los romanos como “los días del perro” o “canícula”, un término que se ha conservado en castellano. Como todo seguidor de la saga sabe, Sirius Black es un animago con la capacidad de transformarse en un enorme perro negro cada vez que la ocasión lo requiere. Su patronus es también un perro. Un personaje tan ligado a esta especie animal no podía llamarse de otra manera más que Sirius, el nombre de la estrella que en la Antigüedad se asociaba a los perros.


Artículo original de Luis Manuel Lopez para PCÂ

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maponto

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