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Salamanca Quidditch: Los herederos de Harry Potter en EspaÃ±a

No tienen Nimbus 2000 ni Saetas de Fuego, pero suplen esta ausencia de escobas voladoras con determinaciÃ³n y ganas de pasarlo bien. Y de hacer deporte, que de eso se trata, porque el quidditch en su versiÃ³n â€˜muggleâ€™ se considera una variante del rugby, en la que se juega con balones de balonmano y de voleibol. En terminologÃa comprensible para los neÃ³fitos en las aventuras escritas por J.K. Rowling, hablamos del deporte que se juega en ese universo mÃ¡gico de Harry Potter y que se ha popularizado internacionalmente a travÃ©s de los siete libros de la saga y las ocho pelÃculas.

De hecho se considera que se creÃ³ oficialmente en 2005 en una universidad americana, y existe una federaciÃ³n internacional y un reglamento que establece las normas del juego, como en cualquier otra actividad deportiva. En EspaÃ±a existen tres federaciones, varios equipos y cada vez cuenta con mÃ¡s adeptos. Y asÃ surgiÃ³ hace poco tiempo Salamanca Quidditch, formaciÃ³n que esta semana se presentÃ³ en la tienda Shogun y que ha traÃdo a la capital del Tormes el juego del mundo mÃ¡gico.

BÃ¡rbara Murillo, una de sus integrantes, explica que llevan entrenando desde enero, asÃ que por ahora se las ingenian como pueden.

Â«No tenemos campo propiamente dicho todavÃa, pero buscamos sitios, normalmente entrenamos en el parque de NÃcar o en el parque de los JesuitasÂ». Los aparejos necesarios para dotar al improvisado campo o pista de quidditch de entidad como tal se los han fabricado ellos mismos, como por ejemplo los grandes aros por los que los cazadores tienen que pasar la pelota denominada quaffle.

Â«Los jugadores son los mismos que en el quidditch mÃ¡gico: tres cazadores, dos golpeadores, un guardiÃ¡n y un buscadorÂ», relata BÃ¡rbara, portavoz de este embriÃ³n de equipo salmantino, que, por ahora y hasta que tenga integrantes suficientes para poder participar en campeonatos, se constituirÃ¡ en asociaciÃ³n juvenil deportiva. Por ahora tambiÃ©n quedan todos los sÃ¡bados y algÃºn dÃa entre semana. Son cerca de una decena aunque siempre hay gente que se pasa a ver y a probar. Y a eso animan a todos los que quieran aprender a jugar este deporte o quieran sentirse por un rato, casi, como un alumno de Hogwarts.

Escobas no usan, claro estÃ¡, pero sÃ palos entre las piernas que obligan a llevar una marcha muy peculiar. Unido esto a los balones que van y vienen y a que los placajes estÃ¡n permitidos, hacen del quidditch no mÃ¡gico un juego muy divertido y desestresante. Sobre todo cuando la snitch salta al campo, algo que sucede, mÃ¡s o menos, a los 20 minutos de competiciÃ³n.

En el deporte ideado por Rowling la snitch es una pelota alada que vuela libre por el campo mientras dos jugadores, uno por cada contrincante, la buscan sin preocuparse, en general, de lo que sucede con el resto de la competiciÃ³n. A falta de balones con alas la snitch en la vida real es otro jugador, que no pertenece a ninguno de los equipos y que lleva una bola de tenis pegada con velcro en alguna parte de su equipaciÃ³n. Este jugador libre puede hacer lo que quiera para huir de los buscadores, que son los encargados de su captura, desde subirse a un Ã¡rbol a huir en un taxi (situaciÃ³n real dada en los Estados Unidos). Hacerse con la pelota de tenis que lleva consigo significa el final del partido y 30 puntos para el equipo que lo haya logrado.

Â«Nos lo pasamos muy bien entrenando, es muy divertidoÂ», reconoce BÃ¡rbara Murillo tras relatar los pormenores de sus sesiones de ensayo. La prÃ³xima semana en el SalÃ³n Otaku que tendrÃ¡ lugar en el multiusos SÃ¡nchez ParaÃso el equipo salmantino de quidditch ofrecerÃ¡ una exhibiciÃ³n para llevar al gran pÃºblico este deporte.

VÃa ENDC