Las palabras de Harry Potter que hasta los ‘muggles’ conocen

Puede que te carcajees al pensarlo, pero hay muchas palabras que se utilizan en el lenguaje cotidiano en inglés por culpa de la literatura infantil anglosajona.

La palabra «chortle» —que es el resultado de mezclar las palabras «snort» (resoplar) y «chuckle» (reírse entre dientes) y se tradujo como «carcajearse» en su versión en español de España— fue acuñada por Lewis Carrol en el poema Galimatazo, que aparece en la novela de fantasía infantil A través del espejo y lo que Alicia encontró allí. También es bastante habitual escuchar la palabra «hobbit» en un ambiente que no tenga nada que ver con El señor de los anillos. Y nunca habríamos sido capaces de definir una tarta de chocolate como «supercaldisustanciosa» sin Roald Dahl.

En cierta medida, todo esto es consecuencia de la intención deliberada de hacer referencia a una obra. Usamos el término «umpa lumpa» para evocar la imagen de los trabajadores que tenía esclavizados Willy Wonka en su fábrica de chocolate, pero esta palabra ha calado en nuestra cultura hasta el punto de que es posible que incluso alguien que nunca haya leído Charlie y la fábrica de chocolate sepa lo que es y, por eso, se ha hecho un hueco en el lenguaje.

Veinte años después de que se publicara el primer título de la colección, parece que casi todo hijo del vecino ha leído la saga Harry Potter o visto las películas y probablemente sea esa la razón por la que el vocabulario original de este universo se ha colado en nuestra vida cotidiana. Llamamos «muggles» a aquellos que no creen en la magia o que no están dentro del Potterverso y nos gustaría poder «aparecernos» cuando el tren se retrasa. El mundo mágico de JK Rowling, que añade nuevos conceptos a un universo que ya nos resulta familiar, es una fuente maravillosa de vocabulario para describir nuestra monótona existencia con más color e imaginación.

Rowling hizo que sus lectores se aprendieran los hechizos, los términos y los nombres del mundo mágico como si formaran parte de sus vidas. La autora investigó para construir meticulosamente palabras nuevas a partir de raíces léxicas y obtuvo términos como «apparate» (se tradujo al español como «aparecerse»), que deriva del término en latín «apparere», que significa «aparecer». La palabra «Aparecerse» significa desaparecer por arte de magia y volver a materializarse en una nueva ubicación y, además, encaja perfectamente en el lenguaje coloquial.

Otras palabras, como «Slytherin» o «Hufflepuff», también transmiten un significado por su pronunciación, algo que se explica por la existencia de un fenómeno denominado «simbolismo sonoro». El sonido de ‘s’ líquida presente en «Slytherin» sugiere astucia, fluidez y cierta malicia (y, evidentemente, está relacionado con el sonido que hacen las serpientes); en «Hufflepuff», la última sílaba sugiere agotamiento y, al mismo tiempo, inocuidad. Por algo Slytherin es la casa de los magos astutos y ambiciosos y Hufflepuff es la de los trabajadores y amables.

Seguramente «muggle» sea el potterismo más extendido. A diferencia de la mayoría de las palabras originales de los libros, «muggle» se ha ganado un hueco en el diccionario Oxford. La palabra que describe a las personas no mágicas suena (en inglés) exactamente a lo que representa: a algo bobo pero inofensivo. La propia Rowling ha explicado que el término deriva de la palabra «mug» —que, en inglés británico, significa «memo»â€” a la que añadió la terminación -gle para que sonara más adorable.

Este combo hace que la palabra sea susceptible de utilizarse en cualquier conversación cotidiana, tanto para describir a alguien que no se ha leído los libros de Harry Potter como a alguien que no está familiarizado con una subcultura determinada. El ejemplo que sugiere el diccionario Oxford es «She’s a muggle: no IT background, understanding or aptitude at all» (Es una muggle: no tiene experiencia, ni aptitudes ni conocimientos de informática»).

No es un insulto, simplemente rezuma condescendencia.

Y las expresiones «quien tú sabes» y «el que no debe ser nombrado» no tienen por qué hacer referencia únicamente al personaje de Voldemort, el villano más temido del mundo mágico; también pueden utilizarse para hablar de una figura poderosa pero despreciada. Incluso hay quien utiliza directamente el nombre de Voldemort para referirse al presidente estadounidense, Donald Trump. ¿Y quiénes son sus ayudantes y asesores? Pues los leales seguidores del señor oscuro. Si llamas a Steve Bannon «mortífago», ya se sobreentiende lo malo que es. Por otro lado, el nombre «Hermione» se convirtió prácticamente en sinónimo de Hillary Clinton durante la campaña previa a las elecciones presidenciales.

El hechizo «Accio» es demasiado útil como para ser propiedad únicamente del mundo mágico —todos necesitamos un «Accio llaves» de vez en cuando—, aunque su pronunciación sea un poco complicada como para utilizarlo en el lenguaje oral. Otras veces, resulta tentador borrarle la memoria a alguien con un «Obliviate». Y aunque los giratiempos estén muy restringidos incluso en el mundo mágico, a todos nos gustaría tener un artilugio mágico con el que poder rebobinar y arreglar las cosas después de meter la pata.

Son los autores únicos los que, con su imaginación, cambian el lenguaje. Los poetas William Shakespeare y John Milton son famosos, entre otras cosas, por haber introducido cientos de palabras y expresiones en la lengua inglesa. Lewis Carroll, uno de los autores de literatura infantil y juvenil más famosos de la historia, también acuñó términos que ahora utilizamos sin ser conscientes de dónde los aprendimos. La inventiva y la documentación de Rowling le han hecho ganarse un lugar en este grupo de ilustres autores; y, además de todos los parques temáticos y películas de los que disfrutamos gracias a sus libros, su influencia en el inglés será uno de los mayores y más duraderos logros del universo Harry Potter.

¿Se te ocurren más palabras del mundo mágico que se hayan colado en nuestro vocabulario?

Artículo original vía HP

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