El dÃa de hoy, el website del diario español El PaÃs ha publicado la que cataloga como «la única entrevista concedida a un medio español», en la cual la autora JK Rowling habla extensamente de su afición a la soledad, su aversión al ruido mediático, y analiza la relación entre los adolescentes y la muerte:
Advertencia de Spoilers
J. K. Rowling, Jo para los amigos, tiene la misma mirada, aterrada y feliz, de Harry Potter, su personaje de ficción. Escribió el primer libro porque lo necesitaba, y siguió escribiendo, hasta el número siete, que aparece ahora (el 21 de febrero en España; como todos, en Salamandra), sin mirar a los lados, sin fijarse en el enorme volumen de adictos, niños, jóvenes, adultos, que han hecho de este enorme libro de magia y realidad acaso el best seller más grande de la historia.
Harry Potter es su héroe; le salvó, y le ha dejado una secuela emocionante: lo ha abandonado pero no puede vivir sin él. “Es mÃoâ€, dice. Su otro héroe es Bob Kennedy. Nos lo dijo este último martes por la mañana en Edimburgo, donde vive desde hace años, en la única entrevista que ha concedido a un medio español. Llegó en un taxi y se fue caminando; abrigada con una ropa gris y blanca, volvió a estar con sus tres hijos, a vivir “ahora más feliz que nunca†un éxito que ella considera que no la ha hecho “más poderosaâ€, a pesar de estar en las listas (que ella abomina) de las personas más ricas del mundo. Su trato, durante la hora en la que estuvo con El PaÃs, es cálido; su mala experiencia con la prensa (que continúa) la ha hecho reticente ante las entrevistas y las fotografÃas, que hurgan a veces con muy malas artes en sus palabras y en su intimidad. Pero no es una mujer distante ni frÃa ni engreÃda por la vanidad que puede haberle aportado su popularidad sin lÃmites. Le llevamos un queso asturiano, para recordarle su premio español, el PrÃncipe de Asturias de la Concordia, y le llevamos saludos de la Fundación que convoca esos galardones; su marido, Nil, anestesista, ha sido fan de Fernando Alonso, pero ahora, dice ella, “Hamilton es nuestro diosâ€.
Conoce España, le pareció AndalucÃa “un paÃs encantadorâ€. Está informadÃsima de lo que sucede en el mundo, porque devora periódicos, y el dÃa que la vimos llevaba bajo el brazo un ejemplar de The Times, que llevaba en portada a Hillary Clinton llorando. “Pero de alegrÃa, ehâ€. Su semblante es el de una persona que una vez estuvo aterrada, sola, y escribió un libro -como hizo Juan Rulfo con Pedro Páramo- para salvarse. Alguna vez ha hablado, en sus entrevistas, de otro gran solitario, de Francis Scott Fitzgerald. Nos pareció oportuno empezar por aquà a hablar con ella de la soledad y de la muerte, y de la melancolÃa, que son los asuntos que dominan en el último periodo de Harry Potter, acaso su alter ego.
Pregunta. Suele hablar usted de Scott Fitzgerald, un melancólico.
Respuesta. SÃ, he hablado de él para hacer una distinción entre un escritor que por naturaleza y talento tuvo el impulso de escribir y que como hombre no pudo compaginar esa necesidad de escribir con su vida social. Lo mencioné porque en estos dÃas tan mediáticos parece que existe la obligación de que el escritor sea un personaje público. En mi caso, la gente piensa que, como soy una escritora reconocida, deberÃa ser buena dando entrevistas y saliendo en cámara. La gente espera verte disfrutar en programas de televisión y que te guste ser un personaje público, un performer. Pero no lo soy. Me gusta la vida del escritor. Disfruto de la soledad, me siento bien estando sola, mientras que Fitzgerald, a pesar de su enorme genialidad, tuvo conflictos de este tipo que creo que contribuyeron a su enfermedad mental y a su alcoholismo.
P. BebÃa para encontrarse solo.
R. SÃ, pero su elección de pareja dice mucho. La gente que nos atrae dice mucho de quienes somos. Y no pudo buscar una vida tranquila con Zelda [la esposa de Fitzgerald]. Él decidió estar con alguien que a veces le hizo imposible esescribir y trabajar. Él no tuvo esa calma, que es tan necesaria para poder crear.
P. Es curioso, a veces en Harry Potter, sobre topdo en las últimas entregas, hay un grado de melancolÃa, y de soledad, que recuerda a Fitzgerald.
R. Indudablemente. Es la melancolÃa que nace de una pesadumbre. Y Scott Fitzgerald tuvo dos pesadumbres: la pesadumbre de su talento y su necesidad de crear y la pesadumbre de su vida privada, que era catastrófica. Creo que esas dos pesadumbres son suficientes como para llevar al alcoholismo a cualquiera.
P. Esas pesadumbres pueden venir de esa época entre la infancia y la adolescencia, cuando llegan los fantasmas y se quedan contigo para siempre.
R. SÃ, creo que los adolescentes están muy cercanos a la muerte. Sienten que se les presiona tanto que, para ellos, la muerte está a un paso. Son personas muy frágiles. En Gran Bretaña hay una cultura de miedo hacia los adolescentes, hacia la juventud en general. Y no deberÃa ser asÃ. TendrÃamos que estar protegiéndoles en lugar de protegernos de ellos.
P. Habla de la muerte. En los libros seis y siete de Harry Potter la muerte aparece no sólo como palabra o pensamiento, sino como una posibilidad, una evidencia y una realidad.
R. El plan siempre fue ese, que la muerte apareciera ahÃ. Desde que era niño hasta el capÃtulo 34 del séptimo libro, a Harry se le exige ser un hombre mayor en cuanto que se le obliga a que asuma la inevitabilidad de su propia muerte. Asà que lo usted dice es correcto. El plan [de la serie de novelas] era que él debÃa tener contacto con la muerte, y con la experiencia de la muerte. Y siempre fue Harry, solo, el que deberÃa tener esa experiencia. Sus Ãntimos amigos nunca fueron testigos como él, hasta la última batalla. Y aún asÃ, Ron y Hermione siempre están protegidos, aunque tienen que luchar, como él, en el libro 5. Y todo me lo planteé a conciencia, porque el héroe tiene que vivir cosas, hacer cosas, ver cosas por su cuenta. Es parte de ese aislamiento y de esa melancolÃa que conlleva ser un héroe.
P. Ese capÃtulo 34 [“Tumbado boca abajo, con la cara sobre la polvorienta alfombra del despacho donde una vez creyó estar aprendiendo los secretos de la victoria, Harry comprendió que no iba a sobrevivirâ€] suena al principio de Cien años de soledad, de GarcÃa Márquez.
R. Es muy halagador.
P. Es un libro sobre la muerte, y obviamente sobre la soledad, como el suyo… El personaje de Cien años… acompaña a su abuelo a ver el hielo, y usted lleva a Harry a visitar la muerte…
R. Para mà ese capÃtulo es la clave de todos los libros. Todo, todo lo que he escrito, fue pensado para el preciso momento en que Harry se adentra en el bosque. Ese es el capÃtulo que yo habÃa planificado durante diecisiete años. Ese momento es el corazón de todos los libros. Y para mi es el verdadero final de la historia. Aunque Harry sobrevive, de eso nunca hubo dudas, él llega a alcanzar ese estado único y muy raro que es aceptar su propia muerte. ¿Cuántas personas tienen la posibilidad de aceptar su muerte antes de morir?
P. Es una experiencia cercana a todos. Cuando uno ha visto la muerte en una persona cercana se pregunta cómo será esa mirada que ya nunca veremos, qué pasará después.
R. Definitivamente. Y me resulta extraordinario que a pesar de que todos sabemos que vamos a morir, la muerte sigue siendo un misterio. Pensamos que la muerte es como algo secreto que le ocurre a muy poca gente. Y de pronto alguien cercano se muere y entonces cae la bomba. Inmediatamente uno se da cuenta de que la muerte nos llega a todos. Todos vamos a morir. Harry tiene un entendimiento precoz de la muerte, mucho antes de ese capÃtulo 34. Y eso tiene un evidente paralelismo con mi vida. Si alguien de tu vida cercana se muere, como se murió mi madre, se vuelve explÃcito el hecho de que la muerte nos llega a todos. Y es algo con lo que has de vivir siempre.
P. Precisamente GarcÃa Márquez es el que dice, con ironÃa, “ahora se muere gente que antes nunca se morÃaâ€.
R. Exacto. Es asÃ.
P. Y dice el profesor [Dumbledore], en este libro, después del capÃtulo en el que Harry se acerca a la muerte: “No tengas pena de los muertos, Harry, sino de los que están vivos. Y, sobre todo, de aquellos que viven sin amor. Si vuelves, quizá puedas evitar más muertes y más heridos, más familias rotasâ€. Alguien que dice eso tiene que haber tenido ambas experiencias: la vida, la muerte, y el desamor.
R. SÃ, remite a la idea de que si tratas brutalmente a una persona, esa persona se volverá brutal. Eso no lo conseguimos aprender. Continuamos maltratando a la gente, con la esperanza de que aprendan. Pero lo único que aprenden es a ser brutal, y el ciclo se repite. ¿Cómo paramos ese proceso? Si le contestara serÃa un polÃtico, no una escritora. Pero ese proceso debe parar. Porque lo único que hacemos es convertir a la gente en asesinos.
P. Vivimos en épocas oscuras y tristes, lo dice usted en sus libros, y en este especialmente. ¿Cómo vive usted esta época?
R. Tengo que creer en la bondad de la gente. Creo que la gente es, por naturaleza, buena. Pero actualmente sigo muy de cerca la polÃtica americana. Estoy obsesionada con las elecciones en Estados Unidos. Porque tendrá efectos profundos en el resto del mundo. La polÃtica exterior de Estados Unidos en los últimos años ha afectado, para mal, tanto a su paÃs como al mÃo. Asà que estoy muy interesada por lo que pasa allÃ.
P. ¿Y si tuviera una varita mágica qué harÃa?
R. Quiero a un demócrata en la Casa Blanca. Y me parece una lástima que Clinton y Obama tengan que ser rivales porque ambos son extraordinarios. Gane quien gane de los dos estaré contenta.
P. Esta mañana, al entrar en el hotel vi que llevaba un Times en la mano, y en la portada habÃa una foto de Hillary llorando.
R. Bueno, era lágrima pequeñita. Y ella se puede permitir una lágrima de vez en cuando. La vida polÃtica es muy dura para una mujer. Si no lloras, eres una hija de puta. Y si lloras eres débil. Es difÃcil. En cambio, es aceptable llorar para el hombre.
P. Llorar es a veces una manera de reÃr.
R. Puede ser. Y en este caso, después de haber leÃdo la noticia, esa lágrima efectivamente era una lágrima feliz.
P. Soledad, muerte. Hablamos de cosas oscuras. A lo mejor la literatura va de eso.
R. Bueno, creo que fue Tolkien quien dijo que todos los libros importantes tratan sobre la muerte. Y hay algo de verdad en eso, porque la muerte es nuestro destino y debemos afrontarlo. Todo lo que hacemos en la vida es un intento de negar la muerte. Debido a que hemos avanzado tanto en el campo de la medicina tenemos ideas absurdas sobre la inmortalidad.
P. Alguna vez dijo usted que veÃa su alma como algo imperecedero.
R. SÃ, es cierto. Pero también he dicho que tengo muchas dudas acerca de la religión. Me siento muy atraÃda por la religión, pero al mismo tiempo siento mucha incertidumbre. Vivo en un estado de flujo espiritual. Nunca estoy segura al cien por cien. La fe no está en la certidumbre. Y creo en la permanencia del alma. Y eso queda reflejado en el último libro.
P. Nuestras almas vagando por ahÃ, ¿en busca de qué?
R. Esa es la gran pregunta. ¡Pero yo espero que uno no tenga que volver! ¡Yo no quiero volver!
P. ¿Qué le hace feliz?
R. La familia y el trabajo, obviamente. Me considero tan afortunada de tener una familia. Cuando tuve a mi hija ya me sentÃa afortunada. A pesar de haberme separado, pensaba: por lo menos tengo una hija. Muchas mujeres no pueden tener hijos. Y tengo tanta suerte de haber encontrado a otro hombre con el que tuve otros dos hijos. Mis hijos son, por encima de cualquier cosa, lo más importante. Aunque es muy difÃcil compatibilizar el escribir con ser madre.
P. Antes de venir a verla le pedà al guionista español Rafael Azcona que me diese una pregunta para hacerle, y él me contestó que se lo preguntarÃa a su nieta Sara, de seis años, que es adicta a Harry Potter.
R. Eso es genial.
P. Pero usted dice que hay que leer sus libros a partir de los siete años.
R. Bueno, mi hija mayor tenÃa seis cuando empezó a leerlos. Siempre supe adonde iba con los libros. Asà que sÃ, pienso que un niño de seis puede entender el primer libro [Harry Potter y la Piedra Filosofal] aunque el final es bastante tenebroso. No tanto como el final del segundo libro, pero siempre supe que cuando llegara al tercero, al cuarto, al quinto… se iban a morir personajes que eran muy queridos. El quinto libro es el más oscuro de todos porque hay una ausencia de esperanza, hay una atmósfera opresiva. Y creo que por eso a la gente no le gustó tanto. Aunque hay lectores que prefieren ese libro a todos los demás, pero son una extraña minorÃa. El quinto, el sexto y este último no creo que sean adecuados para un niño de seis años.
P. ¿Y cuándo escribió el primero pensó en un lector determinado?
R. Ese es el problema. Yo lo llamaba cuento infantil porque el personaje principal era un niño. Pero siempre fue un niño que quise hacer mayor. Y al final es un hombre, un hombre joven pero un hombre. Eso es lo inusual en libros infantiles: que el protagonista crezca. Y me alegra enormemente que la gente siga leyendo y disfrutando de los libros. Ellos se hicieron mayores con Harry Potter. Lo interesante serÃa que jóvenes lectores quieran leer todos los libros seguidos. SerÃa fantástico, me encantarÃa. Pero nunca pensé en los adultos como posibles lectores. Simplemente escribà lo que quise escribir y pensé que una vez acabado verÃa qué opinaba el posible editor.
P. Peter Mayer, el editor, que fue el primero al que primero escuché hablar de Harry Potter en España, dice que lo increÃble de la serie es que se haya convertido en lectura para adultos, que esa es la clave del éxito.
R. SÃ, es increÃble. Sólo ahora soy capaz de mirar atrás y darme cuenta de todo. Durante diez años no me permità pensar en ello. Creo que lo hice para protegerme. Es muy difÃcil vivir con esa presión, pero vivÃa negando los hechos, constantemente. Después de cada publicación hice un esfuerzo para no leer ninguna crÃtica.
P. ¿De veras pudo hacerlo?
R. SÃ, es muy bueno no estar pendiente de las crÃticas ni de lo que dicen de ti. Yo escribà lo que quise. Cuando terminé de escribir el séptimo volumen pensé que era el mejor que habÃa escrito. Era el libro que querÃa escribir. Estaba más satisfecha con ese libro que con los demás. Si hubiera leÃdo alguna crÃtica, ¿de qué me hubiera servido? Ya estaba escrito. No habÃa nada que pudiera hacer. Pero ahora me puedo permitir mirar hacia atrás, y sucede lo que ha descrito usted: que los adultos empezaron a leerle los libros a sus hijos y luego ellos continuaron leyendo por su cuenta. No hay nada más increÃble que escuchar a la gente decir que familias enteras leÃan los libros juntos. Lo he escuchado muchas veces. LeÃan un capÃtulo en familia y volvÃan a juntarse a leer el siguiente capÃtulo juntos. ¿Verdad que resulta increÃble? Muchas familias me contaron que hicieron esto. Es enormemente gratificante y a muchos niveles. Desde el punto de vista literario, pero sobre todo porque los libros se convirtieron en un nexo de unión entre todos los miembros de una familia. Los libros se convirtieron en un acto social.
P. ¿Ha hecho eso con Jessica, lo hará con sus otros hijos?
R. Jessica tiene catorce años y es una admiradora ferviente de Harry.
P. ¿Qué le dijo después de leer los libros?
R. Me pregunta por qué hice una cosa o la otra, y le contestaba que era asà como tenÃa que ser. SÃ, a veces puedes dar una respuesta mecánica, como que algunas cosas se inventaron como mecanismos de narración, elementos que ayudaran a la trama. En otros casos, es más difÃcil de explicar el proceso de escritura. Escribà eso simplemente porque me salió asÃ. A veces escribÃa como si alguien o algo me estuviera dictando.
P. ¿PodrÃa describir quién era ese alguien o ese algo?
R. Hay tantas respuestas a esa pregunta. PodrÃa decir: “Fui yo, fue mi subconscienteâ€. SÃ, era mi subconsciente, asà que lo que he escrito proviene de todo lo que he hecho y de toda la gente que he conocido. Porque todo y todos están en mi cabeza en algún lugar. O podrÃa decir que fue la musa. Y me gusta más pensar que fue la musa porque eso significa que el escritor no es consciente de donde viene lo que está escribiendo, o al menos no es consciente del todo. Y ya sé que es una palabra tan manida sobre los libros de Harry Potter, pero son asÃ, son mágicos.
P. O sea que a usted le sucedió lo que a Juan Ruklfo, que escribió Pedro Páramo porque no lo encontraba en la estanterÃa de su casa.
R. Me encanta esa historia. Y es verdad, en mi caso es exactamente asÃ. Aunque yo no escribà lo que querÃa, sino lo que necesitaba escribir en ese momento.
P. Para salvarse. La literatura salva a la gente, o ayuda a salvarse. ¿Cómo le afectó a usted escribir?
R. Le diré una cosa. Si el primer libro no se hubiera publicado, a mi me salvó la vida el mero hecho de escribirlo. Siempre me dicen que el mundo que inventé es irreal; fue eso lo que me sirvió para evadirme. SÃ, es cierto, es irreal hasta un punto. Pero no porque mi mundo fuera mágico, sino porque todos los escritores se evaden. Además, yo no lo hacÃa sólo para evadirme sino porque buscaba aclararme con asuntos que me preocupaban. Asuntos como el amor, la pérdida, la separación, la muerte… Y todo eso queda reflejado en el primer libro.
P. ¿Y qué más le dio ese primer volumen?
R. Puestos en un nivel prosaico, escribir ese libro me dio la disciplina, el enfoque y la ambición, que en aquel entonces se reducÃa simplemente a ver el libro publicado. Sólo tenÃa un objetivo, y era publicar mi libro, porque realmente creÃa en él. HabÃa estado escribiendo durante mucho tiempo, pero nunca nada me convenció tanto como ese primer libro de Harry Potter.
P. ¡Cómo serÃa el dÃa de la publicación!
R. Vi mi sueño hecho realidad. Fue un momento extraordinario. No me lo creÃa, estaba extasiada. Y de forma casi inmediata sentà como si un tren me estuviera empujando a toda velocidad por detrás, como en un dibujo animado. Pensé: “¿Qué me ha pasado?†Tres meses más tarde recibà un adelanto astronómico, según mis estándares de entonces. Tiene que entender que yo, en esa época, alquilaba un piso, no tenÃamos seguro, ni ahorros. Los dos llevábamos ropa de segunda mano. Ya sabe, el dinero escaseaba, y tener ese dinero [105.000 dólares] de repente fue extraordinario. Esa noche no pude dormir. Me pasé la noche entera deambulando de un lado a otro del piso. Recuerdo vÃvidamente que la mitad de mi cabeza decÃa: “¡¡puedes comprar una casa, ya puedes comprar una casa!!†Y la otra mitad decÃa: “No voy a poder hacer esto, es imposibleâ€. Por aquel entonces ya escribiendo el segundo libro y pensé que no podrÃa hacerlo. Al dÃa siguiente empezaron a aparecer periodistas, me dieron un premio importante, me llamaron de The Sun para comprar los derechos sobre la historia de mi vida, y los periodistas empezaron a rondar por delante de mi casa. Y le diré una cosa: aquello me dio mucho miedo.
P. ¿Por eso teme a los periodistas aún ahora?
R. No, no los temo. Recuerdo a un par de periodistas en particular que intuyeron mi incredulidad y mi vulnerabilidad y me ayudaron. Uno de ellos trabaja para el Daily Telegraph. Me entrevistó y después apagó la grabadora y me dijo: “Esto es lo que tienes que hacerâ€. Y me dio consejos acerca de cómo tratar a los periodistas. Él sabÃa que yo querÃa mantener mi vida privada, y me dijo que eso estaba muy bien, que habrÃa periodistas que me iban a odiar, pero que no pasaba nada. También me dijo que tenÃa todo el derecho a mantener a mi hija aislada de la prensa, porque siempre me negué a llevarla conmigo a las entrevistas y a que le sacaran fotos. Algo me decÃa que si dejaba que le sacaran una foto no pararÃan. Le estoy hablando de la prensa de este paÃs, del Reino Unido. Asà es como funciona. Él me animó a que siguiera actuando de ese modo porque era lo correcto. Y siempre le estaré agradecida por esos consejos. Le hice caso. Dicho eso, también he de decir que me mantengo en contacto con algunos periodistas.
P. Sus libros parece que están llenos de claves personales.
R. Tiendo a usar fechas significativas. Cuando necesito una fecha o un número, normalmente uso algo que está relacionado con mi vida personal. No sé por qué hago eso, es un tic. El cumpleaños de Harry es el mÃo, por ejemplo. Los números que aparecen o las fechas que vienen en los libros tienen relación conmigo.
P. Escribir su primer libro la extasión. ¿Y la presionó el éxito, saber que millones de personas esperaban sus textos?
R. Me tomé muy en serio no pensar en ello. Obviamente, hubo momentos en los que algunas noticias se filtraban, sobre todo durante los libros cuatro y cinco. Ahà sà que noté la presión, y creo que se hace evidente en la escritura. Se nota que estaba estresada y bajo presión. Ahora que puedo mirar atrás, recuerdo que fue asà y si leo los libros se me hace obvio.
P. ¿Cómo se encontraba?
R. Cuando llegué al cuarto libro estaba muy quemada. HabÃa producido un libro por año durante cuatro años, mientras criaba a mi hija sola, sin niñera ni ayuda de ningún tipo. Me sentÃa exhausta. Y realmente pensé: “Ya no puedo más, tengo que pararâ€. Y se lo dije a mi editor, que si seguÃa asà no iba a poder seguir escribiendo. Además, el cuarto libro es un libro mucho más largo que todos los demás. Necesitaba que fuera más largo por la trama, pero el esfuerzo también era doble. Y casi de forma inmediata conocà al que es ahora mi segundo marido. Fue en ese momento cuando me estaba resultando muy difÃcil no pensar en los lectores.
P. Usted es Harry Potter. Y usted misma lo dice: “Harry es mÃoâ€. ¿Siempre supo cómo iba a acabar? ¿Siempre supo que iban a ser siete libros?
R. Siempre supe lo que le iba a pasar. Desde el principio tenÃa toda la trama esbozada, sin los detalles, pero siempre supe que su historia se iba a terminar. Y ha terminado, aunque muchos fans están muy disgustados. No hay forma de hacer resurgir la historia de Harry. El mundo que he creado da pie a que existan otros libros, pero sólo decirlo me pone nerviosa porque siento que hasta que me muera la gente me seguirá preguntando: ¿Para cuándo el próximo libro? Pero la historia de Harry ha terminado. Y siempre quise que fuera asÃ. Terminarlo fue muy duro. De hecho, fue devastador.
P. El final es conmovedor: “La cicatriz [de Harry] seguÃa allà y después de diecinueve años ya no dueleâ€.
R. Es simbólico. Todos repetimos la mentira una y otra vez: la de que el tiempo lo cura todo. Y no es verdad. Hay cosas que no se curan; algunas cosas no pueden corregirse ni curarse. Cuando alguien a quien quieres se muere, nunca llegará un momento en el que te olvides o que no recuerdes. Lo que me permite el tiempo es aprender a vivir con esa pérdida. Entonces te acostumbras a vivir con ese vacÃo y puedes seguir funcionando. Pero eso no es curar. Me pareció interesante el hecho de que mucha gente especulara sobre el futuro de Harry, sobre su cicatriz. DecÃan que la cicatriz iba a desaparecer, pero la cicatriz siempre fue para mi un signo simbólico de algo que no podÃa corregirse. No duele pero sigue allÃ.
P. Escribe ahà también: “Harry Potter, el niño que sobrevivióâ€. Lo dice el maestro, y dice que sobrevivió porque fue fiel a sus convicciones, gracias a ello venció a Voldemort. ¿Usted es asÃ?
R. Me gustarÃa poder decir que sà porque creé un héroe con atributos heroicos. Leà en algún sitio: “Un héroe no es más valiente que los demás. Es tan solo valiente durante cinco minutos másâ€â€¦ Harry es asÃ. Siente el miedo en el libro cinco. Por eso es tan oscuro ese libro. Y tiene una especie de ataque de nervios. Llega un momento en que se pregunta: “¿Por qué yo? ¿Por qué me sucede esto a mi? Ya estoy harto de estoâ€. Pero luego se pone en pie y es valiente durante cinco minutos más. Volviendo a su pregunta, ojalá fuera asà yo mismo, pero la verdad es que nunca me he tenido que probar en ese sentido.
P. ¿Es usted feliz?
R. Mucho más que antes.
P. ¿De qué cosas ha conseguido deshacerse?
R. Me produce mucho alivio ser más mayor y aceptar quien soy y saber quien soy. Cuando tenÃa veinte años y durante toda esa década lo pasé realmente mal. Creo que le pasa a mucha gente, pero no lo dicen. Cometà muchos errores, algunos graves. Ahora me siento mucho más segura.
P. En todos los libros hay la conciencia de que uno se puede salvar si tiene amigos, pero la historia de Harry es también una historia de soledad.
R. Estoy totalmente de acuerdo. Le he dado a Harry mi fallo, que es una tendencia a encerrarme, a aislarme cuando estoy bajo presión, triste o feliz. Tiendo a aislarme. Pero sé que eso no está bien, que no es saludable. Y eso se lo di a Harry. Aunque eso sea también lo que le hace heroico, lo que le prepara para actuar por sà solo. Pero las personas más cercanas a él le tienen que recordar que no lo tiene que hacer solo, que es importante estar conectado. Y ese mensaje es importante.
P. ¿Harry es su héroe?
R. SÃ, bueno, en la vida real mi héroe es Robert F. Kennedy. Creé a un niño que intenta actuar con moralidad, que a pesar de haber sido agredido y lastimado fÃsica y mentalmente aún sigue atraÃdo por el lado bueno de las cosas. Y es genuino y leal, y yo encuentro heroicas todas esas cosas. Y también es capaz de aceptar responsabilidades que nadie quiere asumir. Él está preparado para decir: me han dado esta responsabilidad, la cumpliré.
P. La gente se fija en las cifras de su vida, en lo rica que es, pocas veces se dice que también es un ser humano; parece que la ven con la varita mágica, como Harry Potter.
R. SÃ, lamentablemente es asÃ. El asunto del poder es interesante porque realmente ¿sobre qué tengo poder? Cuando veo mi nombre en listas de gente poderosa, cosa que hago poco, lo pienso. El poder no es algo que deseara nunca, y además no tengo poder. Rica, sÃ, lo soy. He ganado mucho dinero por lo que me siento agradecida, pero asà es como es. Cuando la gente se acerca a mi y me pregunta por la cantidad de dinero que tengo… Hace poco estaba caminando por Edimburgo y una señora se me acercó y me preguntó si yo era J. K. Rowling. Le dije que sÃ, y entonces me contestó: “Te mereces todo lo que tienesâ€. No creo que se refiriera al dinero, y que te digan eso es maravilloso. Pero creo que la obsesión por el dinero es global; aquÃ, en el Reino Unido, tenemos listas, millones de listas, de gente rica mayor de cuarenta años, menor de cuarenta, para la que yo ya no califico, porque tengo 42… Lo de la riqueza es una obsesión, no sé si será lo mismo en España.
P. La fantasÃa, en sus libros, completa a la gente.
R. SÃ, asà es. Los seres humanos necesitamos fantasà y magia. Tenemos la necesidad del misterio. Sir James Frasier [en su libro The Goleen Bow] dice que en la religión el hombre depende de Dios, pero en la magia el hombre depende de sà mismo, con lo cual a través de la magia uno mide la capacidad del hombre. Y la magia se convierte en una existencia ideal. La magia lleva a una existencia humana. En el libro número seis el Primer Ministro le dice al Ministro de la Magia: “Ustedes lo pueden resolver todo con sus varitas mágicasâ€. Y el ministro le responde: “SÃ, pero en el otro bando también usan magiaâ€. Necesitamos magia y la defiendo a toda costa. La magia es una parte muy importante de la literatura. Y jamás desaparecerá por esa razón.
P. ImagÃnese que por un instante tuviera la capacidad de hacerse invisible.
R. ¿Hacerse invisible? Eso serÃa lo mejor.
P. Hay ese diálogo entre el profesor y Harry: “¿Es esto verdad o está sólo dentro de mi cabeza?â€
R. Y el profesor le dice: “Claro que está dentro de tu cabeza, Harry, pero eso no significa que no es realâ€. Es clave ese diálogo. He estado esperando a usar esas frases durante los diecisiete años que hay desde que empecé a escribir Harry Potter. SÃ, asà es. Todo este tiempo he procurado trabajar para poder escribir esas dos frases. Escribir la escena de Harry adentrándose en el bosque y Harry manteniendo ese diálogo.
P. Y a veces Harry está en el mundo real.
R. Por supuesto. Es importante tener luz y oscuridad. Es un mecanismo muy convencional pero poder crear una trabnsición entre un universo mundano y la existencia cruel y opresiva. Añade sombras. Pero a medida que la historia continúa, lo que yo esperaba alcanzar era que lo que antes era adentrarse en la miseria, que ir a la casa de los Dursys [la familia no mágica] se convierta en algo cómico. A medida que Harry se hace mayor y va ganando poder y confianza se va encontrando mejor con los Dursley y donde reside la oscuridad y el mal es precisamente en el mundo que antes era el mundo de la luz y la magia. La familia pasa de ser cruel a ser cómica y ya en el libro siete llega a alcanzar el patetismo, cuando la tÃa se descubre cómo una mujer celosa y, desde su punto de vista, una mujer machacada.
P. Su editora española me pide que le pregunte por el destino de la familia no mágica.
R. ¡Muy bien, tendré que escribir un libro octavo, ja ja ja! En serio, creà que no hacÃa falta escribir más sobre esa familia. Creà que el lector sabrÃa que habÃan sido protegidos y que salieron de su escondite. Cuando me lo preguntan los fans, les digo que gracias a su encuentro final Harry y Dudley pueden intentar tener una relación amistosa, que se mandasen tarjetas de Navidad y pasar a visitarse de vez en cuando. SerÃa incómodo, pero lo intentarÃan. Porque lo importante es mantenerse conectado. Nunca podrÃan ser buenos amigos, pero intentarÃan mantener una amistad… Dudley sabe que Harry le ha salvado la vida. Bueno, él cree que le salvó la vida cuando en realidad le salva el alma.
P. ¿Quedan más cicatrices en su vida, en la suya, en la de Harry Potter?
R. Si lo que me pregunta es si escribiré más libros, si me quedan asuntos pendientes de resolver, la respuesta es sÃ.,, Pero a Harry le llevé a trabajar al Ministerio. Tengo que creer que existe la posibilidad de deshacerse de la corrupción y le veo en esa batalla. Pero se ha convertido en un padre de mediana edad, preocupado sobre si a su hijo le va a ir bien en el colegio.
P. En el mundo de verdad, ¿sin varita mágica?
R. No, siempre con varita mágica.
P. ¿Tiene usted varita mágica?
R. ¿No es eso la musa?
P. ¿Sigue escribiendo con bolÃgrafo?
R. SÃ, siempre.
P. Tal vez sea la varita mágica.
R. SÃ, quizá sea eso. Y mire: la varita mágica me ha atrofiado el dedo, de tanto usarlo.
P. Dice usted que habrÃa elegido la Piedra de la Resurrección, como Harry…
R…. y me hubiera equivocado… Creo que una vez que algo se muere pertenece a otro lugar. Cada persona tiene una responsabilidad hacia otra. Yo la tengo con mis hijos, y si estuviera tratando de rescatar a alguien de la muerte, no serÃa bueno para mis hijos. Mi deber es con ellos y con su futuro. La resurrección es una tentación enorme pero es peligrosa.
P. Tal vez la escritura sea una especie de Piedra de la Resurrección.
R. SÃ, claro. Pero creo que uno se da cuenta de eso cuando está escribiendo para realizar su sueño. Si sólo es asÃ, la escritura para mi pierde valor. Describir tu fantasÃa no es lo mismo que crear un mundo.
Fuente: El PaÃs.