Por: La Peke
Pensando en ella, se terminaba de duchar. Su tÃa le habÃa grabado la Marca Tenebrosa a fuego en su antebrazo izquierdo y, aunque en un principio se habÃa sentido orgulloso de llevarla, ahora la veÃa como una carga imposible de sobrellevar. Si ella le viese… pero eso era imposible. No habÃa señales de dónde y cómo estaba; Pero Draco sabÃa muy bien con quien estaba: con su amigo «el caracortada» y «el traidor pelirrojo».
Salió de la ducha y se quedó pensando sentando en el suelo. Un barullo le hizo salir de sus pensamientos.
– ¡¡¡VAMOS DAOS PRISA, POTTER ESTA EN HOGSMEADE!!!- oyó gritar a Bellatrix en la parte de arriba de la escalera.
Su tÃa Bellatrix se sentÃa muy orgullosa de servir al Señor Tenebroso, de ser su más fiel seguidora y le habÃa hecho creer a Draco que servirle, era lo más a lo que él podÃa aspirar. Pero ya no le caÃa bien su tÃa; es más ya no querÃa seguir obedeciendo órdenes de un loco asesino que iba detrás de su amada. El Señor Tenebroso le habÃa obligado a torturar a personas sólo por tener padres «diferentes». Ahora comprendÃa lo que realmente sentÃa Hermione cuando la llamaba «Sangre Sucia». HabÃa sido un imbécil y le pesaba la conciencia tanto que parcÃa que la llevarÃa colgando para el resto de su vida.
Salió de su habitación y allà estaba su tÃa.
De repente Bellatrix le gritó:
– ¡¡¡DRACO DESPIERTA!!!¿NO ME HAS OÃDO? SAL AHà FUERA Y APARECE EN LAS VERJAS DE HOGWARTS. POTTER ESTà ALLà Y VAMOS A DARLE CAZA. SON ÓRDENES DEL SEÑOR TENEBROSO.
«Son órdenes del Señor Tenebroso» le resonó en la cabeza. Su madre le cogió del brazo y le dijo al oÃdo:
– Draco ve para allá. No me repliques. En 10 minutos estaré allà contigo. Ve.
(*)
Se apareció frente a las verjas de Hogwarts… Cuantas veces habÃa estado allà dentro con Granger y la habÃa despreciado… Empezó a andar hacia las verjas y alguien le abrió al puerta. No quiso mirar, pero le pareció oler a sangre y se imaginó que era Greyback. Le guió hasta el Bosque Prohibido y allà estaba todo el batallón de mortÃfagos, incluido Snape, lo cuál le sorprendió. En pocos minutos se les unieron Bellatrix, Narcisa y Lucius.
– No quedaba nadie en la mansión, salvo Rabastán que el pedà que se quedara para dar instrucciones a los mortÃfagos que fueran llegando a la casa- dijo Bella a un bulto negro en el que Draco ni se habÃa fijado.
– Gracias, Bella- era él. Allà estaba el Señor Tenebroso junto a todos sus mortÃfagos (más bien imbéciles que darÃan la vida por él)-. Potter está dentro del castillo y se están preparando para luchar por que tiene que coger… Potter va a hacer algo y los profesores le van a ayudar luchando para darle tiempo. Voy a darles un aviso, si a medianoche no han salido, atacaréis y mataréis a todo aquel que se os ponga delante me da igual que sea hombre, mujer o niño. Matar a todos los amigos de Potter, cuantos más mejor, pero a él le quiero vivo. ¿Me oÃs? Vivo. Poneros en posición. Cuando dé la orden. Draco, acércate.
Temiendo lo que el Señor Tenebroso el tenÃa preparado, intentó ocultar su sentimiento de odio, como Bella le habÃa enseñado, para evitar la ira del Innombrable.
– Draco tengo una tarea especial para ti. Entrarás en el castillo con todos mis mortÃfagos, pero debes ir a buscar a Potter y desbaratarle los planes. Si necesitas ayuda busca a los hijos de Crabbe y Goyle y que ellos te ayuden. Eso es todo.
Además de obedecer, tenÃa que buscar al «caracortada» y pelear con él. Eso ya era el colmo. Miró al Señor Tenebroso que a su vez le miraba con gesto impasivo y comprendió que tenÃa que hacer lo que él decÃa o morirÃa.
Dio una sacudida con la cabeza y siguió a su tÃa.
(*)
«Por fin se acabó. El loco murió. Hay que admitir que Potter tiene mucho coraje».
Draco estaba junto a sus padres, mientras todo el mundo corrÃa para tocar a Harry Potter después de vencer al Señor Tenebroso.
Y allà estaba ella: llorando de felicidad, abrazando a, lo que parecÃa, una mata de pelo rojo.
Draco miró a Hermione que, aunque parezca increÃble, le devolvió la mirada y le dio un vuelco al corazón. Hermione le estaba mirando fijamente y le sonreÃa ¿estaba alucinando? No, era cierto. Asà que decidió acercarse a ella y ella no pareció rechazarle.
– ¿Cómo estás?- preguntó Draco, un poco agobiado con la situación.
– Muy feliz, al fin los dÃas oscuros acabaron- respondió Hermione sin ningún deje de frialdad.
– SÃ. Perdóname Hermione…
– ¿Me… me has llamado… me has llamado por mi nombre? Draco eso es muy inusual en ti. Y más cuando llamas a una «sangre sucia» por su nombre.- dijo ella divertida.
– Sà bueno… Me gustarÃa que las cosas entre nosotros cambiaran, fueran diferentes y… bueno… sólo si tu quieres…
– ¿Si quiero qué?
– Hermione he estado pensando en ti desde que desapareciste con Potter y Weasley. No he podido sacarte de mi cabeza. Eres una obsesión para mà y… me estoy volviendo loco… No puedo expresarlo con palabras. Verás lo que yo quiero decirte es… es… te quiero Hermione.
Se quedaron en silencio. La cara de Hermione se volvió seria, sin ningún rasgo de risa en la cara. Draco no sabÃa que hacer; no podÃa creer lo que acababa de hacer: se habÃa declarado a su enemiga, a una sangre sucia… pero no podÃa evitarlo. Se habÃa enamorado locamente de Hermione Granger, de su enemiga, de una sangre sucia y no iba a sufrir más en silencio. El tiempo que Lord Voldemort estuvo gobernando, habÃa temido por la vida de esa niña, una niña que le habÃa robado el corazón…
– Mira Draco… yo no sé que decirte… me has dejado… impresionada. La verdad nunca pensé que un Malfoy se me declarara asÃ… Yo también tengo algo que decirte. Durante todos estos años te he odiado… mucho. No te puedes imaginar lo que te he despreciado. Pero tengo que ser sincera contigo y conmigo misma y decirte que desde cuarto… Bueno en cuarto me empezaste a gustar. Un Slytherin y una Griffindor… que locura ¿verdad?. Pero en fin no quise decÃrselo a nadie porque pensé que me iban a tomar por una loca… Pero ya en sexto empecé a sentirme atraÃda por ti y empecé a enamorarme… Pero cuando me enteré de que eras un mortÃfago y que estaban en las filas de Voldemort… Me decepcionaste, Draco. Pero ahora me doy cuenta de que lo único que hiciste fue cometer un error, un terrible error, pero que sigues siendo Draco Malfoy y que estoy enamorada de ti y ya no puedo esconderlo más.
¿Era cierto o estaba soñando? Hermione le acababa de decir que estaba enamorada de él… La alegrÃa le invadÃa el pecho, los pulmones, el estómago hasta que todo él era una alegrÃa andante.
– Entonces si tú me quieres y yo te quiero…
– Anda bésame y calla.
Le cogió de la coronilla y le dió un beso que hizo que Draco se olvidara de que estaba en medio del Gran Comedor y que sus padres estaban detrás de él viéndolo. Ya todo le daba igual. La devolvió el beso.
Cuando se dejaron de besar, Harry Potter, Ron Weasley, Ginny Weasley y los señores Malfoy los miraban con la boca abierta. El primero en hablar fue Lucius:
– Draco, ve a casa y recoge tus cosas. No quiero saber nada de ti ni de tu novia sangre sucia. Olvida que eres un Malfoy.
– No Lucius
Era Narcisa Malfoy y estaba con el semblante muy serio.
– ¿No decÃas que estabas harto del Señor Tenebroso y de su manÃa con la sangre? Ahora que ese loco fanático de la sangre ha muerto deberÃamos conocer más a esas personas que llamamos Sangre Sucia y darles un voto de confianza. Y aquà tenemos la mejor oportunidad para ello. Nuestro niño se ha enamorado y de una ,con perdón, Sangre Sucia, y debemos aceptarlo, nos guste o no. A partir de ahora Hermione Granger es una Malfoy más.
(*)
Estaba en el sofá leyendo El Profeta y Hermione entró en la habitación. Estaban en la cocina desayunando para ir al trabajo. Era un viernes muy bonito y hacÃa pocas semanas que vivÃan juntos.
– Draco… he invitado a los chicos a comer mañana. Les he dicho que comeremos en el patio. No te importa ¿verdad?
Draco la miró, se imaginaba de quién hablaba pero prefirió confirmarlo.
– Cuando dices «chicos» ¿a quién te refieres?
– Bu… bueno pues a Harry, Ginny, Ron y Lavender. Tienes que entender que son mis amigos, Draco. Y que quiero que vengan a ver nuestras casa y lo bien que nos va juntos. Hace más de un mes que no les veo.
– Hermione esta casa es tan tuya como mÃa y puedes invitar a quien quieras. Pero ya sabes que yo con Po… perdón, con Harry nunca me he llevado bien y menos con Wea… digo, con Ron. Pero si tu quieres invitarles haré un esfuerzo, pero diles que no me tiren pullitas o me temo que montaremos un gran escándalo.
– Gracias, Draco. Ellos no te dirán nada porque saben que me haces feliz y es lo único que les importa.
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