Y llegamos al capitulo número 135 de nuestra publicación diaria y cronológica en la cual durante 198 dÃas estaremos compartiendo nuestras sorpresas, anécdotas y opiniones acerca de cada uno de los capÃtulos de la saga de Harry Potter para luego finalizar con el Epilogo. El dÃa de hoy es el turno para el capitulo número 135 de la Serie de Harry Potter.
Harry Potter y el PrÃncipe Mestizo
CapÃtulo 3: Reencuentros y noticias
Harry dormÃa en una silla junto a la ventana de su desordenada habitación, liberando sonoros ronquidos.
Sobre el escritorio, apenas bañados por unos tenues hilos de luz, habÃa una pila de periódicos. Uno hablaba sobre él, Harry. El titular lo decÃa todo, “Harry Potter: ¿el elegido?â€. Otro, un poco más abajo, mencionaba el reciente ascenso al poder de Rufus Scrimgeour, ahora Ministro de la Magia, como consecuencia de la renuncia de Cornelius Fudge al cargo. Junto a ese ejemplar de El Profeta habÃa otro en el que se leÃa: “el Ministerio garantiza la seguridad de los alumnosâ€. Obviamente, se debÃa al ahora conocido resurgimiento de Voldemort.
En el centro de la habitación descansaba el baúl que Harry solÃa utilizar para ir a Hogwarts. La tapa estaba abierta, dejando ver que adentro habÃa apenas ropa interior, caramelos y útiles ya inservibles. Junto al baúl, en el suelo, habÃa un folleto repartido por el Ministerio de la Magia, en el que se leÃan sugerencias para poder vivir con más seguridad.
La razón por la que Harry se habÃa quedado dormido junto a la ventana, sentado, se encontraba en su mano. Se trataba de una carta que le habÃa enviado Dumbledore, comunicándole que lo acompañarÃa a La Madriguera, ya que habÃa sido invitado por los Weasley a pasar el resto de las vacaciones. Además, le pedÃa ayuda para algún asunto que querÃa resolver lo antes posible.
La carta indicaba que Dumbledore irÃa a buscarlo a las once en punto. Y, cuando esa hora llegó, el mago de la eterna barba apareció. Harry despertó y lo vio caminar por la acera, tras lo cual sufrió una especie de desesperación. No se habÃa dignado a preparar el equipaje, pues pensó que era imposible que lo rescatasen de la casa de los Dursley cuando hacÃa sólo dos semanas que estaba con ellos, asà que intentó guardar tantas cosas como pudo en el baúl, aunque no hizo tiempo… Dumbledore tocó enseguida el timbre de la puerta. Harry escuchó cómo su tÃo, Vernon, maldecÃa al aire preguntándose quién podrÃa ser a esas horas. Cuando la puerta se abrió, Harry reconoció la inconfundible voz de su director, buscándolo a él. Corrió escaleras abajo tan rápido como pudo y vio la expresión de su tÃo… claro, habÃa olvidado comentarle que un mago visitarÃa su casa.
Ya dentro del hogar, Albus intercambió palabras con Petunia e invitó (sÃ, él invitó) a los Dursley a ponerse cómodos en… la casa de ellos. Harry estaba impaciente por marcharse, pero Dumbledore dijo que primero querÃa hablar de algunas cosas con su familia adoptiva.
Primero, Dumbledore comentó que habÃan encontrado el testamento del fallecido Sirius (Vernon, que no estaba al tanto de esto, se sorprendió enormemente). Dijo que le habÃa dejado a Harry todas las posesiones, entre las cuales estaban la casa en el número 12 de Grimmauld Place, y… Kreacher. En realidad, como la tradición Black dice que la casa debe transmitirse en lÃnea directa al próximo varón apellidado Black (ya no quedaba ninguno), era muy probable que fuera para Harry. Pero también cabÃa la posibilidad de que fuera transmitida a Bellatrix Lestrange, la prima y asesina de Sirius. Para comprobarlo llamaron a Kreacher, el odioso elfo doméstico. Si Kreacher obedecÃa a Harry, entonces las antiguas posesiones de Sirius, casa incluida, ahora le pertenecÃan a él.
Por fortuna, aunque lamentablemente para Kreacher, el elfo acató todas las órdenes de Harry, asà que ya no quedaron dudas.
Antes de irse, Dumbledore le reprochó a los Dursley todos los maltratos y desprecios que le habÃan hecho a Harry, recordando que, en la carta que habÃa dejado quince años atrás junto al bebe que se habrÃa de convertir en la persona que ahora tenÃa a su lado, explicaba el por qué y el cómo de la muerte de James y Lily, y pedÃa por favor que cuidaran a Harry como un hijo propio. Y, como todos ya sabemos, los Dursley no lo hicieron.