Continuamos con nuestra famosa cronologÃa de libros anexos de Harry Potter, hoy con el cuento número dos de Los Cuentos de Beedle el Bardo, La fuente de la Buena Fortuna, uno de mis favoritos.
En lo alto de la colina se alzaba en un jardÃn encantado, rodeado de muros y protegido por poderosos hechizos, se encuentra la fuente de la buena fortuna.
El dÃa más largo del año, se permite la entrada a un solo desdichado que tratara de llegar a la fuente para bañarse en ella y tener buena fortuna por siempre. Por ésta razón, ese dÃa se reúne mucha gente fuera de la entrada para poder entrar, entre esa multitud habÃa tres brujas: Asha, padecÃa una enfermedad que nadie habÃa podido curar; Altheda, a quien un hechicero le habÃa robado la casa, el oro y la varita mágica; y Amata, que habÃa sido abandonada por un joven del que estaba muy enamorada y creÃa que su corazón nunca se repondrÃa. Las tres querÃan entrar a la fuente para que ésta les resolviera los problemas, asà que decidieron que unirÃan esfuerzos para tratar de llegar a la fuente.
Cuando se abrió una grieta en el muro, la multitud se abalanzo hacia ahÃ. Unas enredaderas que crecÃan en el jardÃn se abrieron paso entre la multitud y se enredaron en una de las brujas, Asha. Esta agarró a Altheda, quien a su vez se aferró a la túnica de Amata, y Amata se engancho a la armadura de un caballero de semblante triste. La enredadera jaló a las tres brujas y el caballero a través de la grieta del muro.
Asha y Altheda se enejaron con Amata por haber jalado al caballero, ya que sólo una podÃa meterse en la fuente y ya era difÃcil decidir cual de las tres brujas lo harÃa como para sumarle al caballero. Sir Desventura pensó que debido a su falta de habilidades no podrÃa llegar a la fuente, asà que declaró que querÃa retirarse, pero Amata lo reprendió y le dijo que las ayudara a llegar a la fuente. AsÃ, las tres brujas y el caballero empezaron su camino hacia la fuente.
No encontraron obstáculos hasta que llegaron al pie de la colina, en donde se encontraba un monstruoso gusano blanco que al verlos dijo
Entregadme la prueba de vuestro dolor.
Sir desventura trato de matarlo con la espada, pero ésta se rompió, Altheda le aventó piedras, mientras Asha y Amata lo atacaban con hechizos, pero nada funcionaba. Asha comenzó a llorar de la desesperación. Entonces, el gusano se acerco a su cara y bebió sus lágrimas. Al saciar su sed, se apartó y se escondió en un agujero en el suelo.
La compañÃa continuó su camino alegremente. Cuando se encontraban a la mitad de la empinada ladera, vieron unas palabras escritas en el suelo.
Entregadme el fruto de vuestros esfuerzos
Sir desventura coloco su única moneda en la ladera, pero la moneda se fue rodando y se perdió. Los cuatro siguieron caminando, pero no avanzaban y la escritura seguÃa frente a ellos. Estaban muy desanimados, pero Altheda los animo a seguir adelante. Cuando sus gotas de sudor cayeron sobre la inscripción, está se esfumó y pudieron continuar su camino.
El pasar su segunda prueba los alentó para subir más aprisa, hasta que por fin vieron la fuente. Antes de llegar encontraron un arroyo que les cerraba el paso. En el fondo de éste arroyo habÃa una piedra que tenia escrito:
Entregadme el tesoro de vuestro pasado.
Sir desventura intentó cruzar el rio sobre su escudo, pero éste se hundió y las brujas tuvieron que ayudarlo a salir. Los cuatro se pusieron a reflexionar, hasta que Amata entendió el significado. Agarro su varita y extrajo todos los recuerdos que tenia del joven del que se enamoro, tanto los buenos como los malos, y los vertió en el agua. La corriente se llevo sus recuerdos y en el arroyo aparecieron unas piedras que les permitieron cruzar el rio.
La fuente estaba antes ellos, pero antes de que decidieran quien se meterÃa en la fuente, Asha cayó rendida por la agotadora escalada, estaba a punto de morir. Sus tres amigos la hubieran llevado hasta la fuente, pero ella suplicó que no la tocaran. Altheda comenzó a recoger varias plantas que le parecieron útiles y las mezcló donde Sir Desventura guardaba el agua.
Cuando Asha se tomó la poción, se incorporó en un instante, y mejor aun, todos sus sÃntomas habÃan desaparecido. Debido a esto dijo que ya no necesitaba entrar en la fuente, que lo hiciera Altheda, pero ésta también lo rechazó, ya que acababa de descubrir una poción que la harÃa rica, asà que le cedió la oportunidad a Amata, que también se negó, ya que el rio se habÃa llevado todas sus penas.
Entonces, el caballero fue el que se metió a la fuente, sorprendido de su propia suerte. Al salir, con un esplendor de triunfo, le suplicó a Amata que le entregar su corazón y ella aceptó, porque finalmente habÃa encontrado al hombre digno de ella.
Las tres brujas y el caballero bajaron la colina y tuvieron una vida larga y feliz, y ninguno supo que la fuente jamás tuvo un sortilegio.