BlogHogwarts Presenta: «Harry Potter y el Sextante de Plata»!

El staff de BlogHogwarts propone a todos sus lectores iniciarse en una nueva aventura. Se trata de la escritura de un Fanfic Colaborativo, una nueva temporada de Harry Potter que inicia exactamente donde se quedó el libro: 19 años después del enfrentamiento entre Harry y Quién Ustedes Saben…

Cada semana se publicarán dos capítulos de esta idea que cuenta con la participación de cuatro colaboradores encargados de redactarlos. Además, los lectores podrán enviar una propuesta de capítulo al terminar de leer el que se publique a esta dirección: hpsextante@gmail.com.

El capítulo debe tener tres cuartillas en Arial 12 como máximo y debe seguir el estilo de los autores. Debe indicarse además un seudónimo para la publicación en esta página. Los plazos de admisión de capítulos vencen cada lunes y miércoles.

¡¡¡Únete a esta nueva aventura que te propone Blog Hogwarts!!!

Síguenos en Facebook, en esta página publicaremos pistas sobre el tema del sigguuiente capítulo y haremos acertijos para que los afortunados lean contenido exclusivo de nuestra historia.

Todo recomienza aquí.

A continuación el capítulo 1:

Harry Potter y el Sextante de Plata
Por Tomas Marvolo

CAPÍTULO PRIMERO

Disturbios en Grimmauld Place

Para nadie era un secreto en todo el mundo mágico que Harry Potter había sobrevivido a la época más oscura en la Historia de la Magia.

Desde aquella vez en que se enfrentara al mago tenebroso Lord Voldemort, Harry era reconocido en todas partes como El Elegido y hasta el Joven Que Vivió, pues con solo 17 años derrotó a Voldemort en un combate singular.

Lo que Harry Potter no sabía era que, aquel mago oscuro, tenía aún seguidores ocultos, dispuestos a lo innombrable.

Sin embargo, el responsable de los disturbios no era un Mortífago que huyó en la época oscura. Ni siquiera un servidor sumiso de los tiempos de Lord Voldemort. El mago que causó el primer revuelo, era un adolescente…

Ronald Weasley apreciaba a Harry Potter como otro de sus hermanos, y lo era. Incluso se había casado con Ginny Weasley, hermana de Ron, y no solo eso: ellos fueron amigos desde la primera vez que se encontraron en el tren camino a Hogwarts. Así, durante siete años vivieron muchísimas aventuras, entre las que sobresalen sus múltiples enfrentamientos al archiconocido Lord Voldemort.

Ahora trabajaban juntos en el Ministerio de Magia, donde Potter era el jefe del Departamento de Aurores.

Aquella mañana de junio, Ron llegó a la oficina de su mejor amigo con un montón de papeles. Estaba agitado, de tanto correr. Sin dudas el pelirrojo no traía buenas noticias.

-Hola Harry- dijo al pasar.

La oficina de Harry Potter estaba discretamente decorada, y saltaba a la vista un cuadro de Albus Dumbledore, dormido sobre una silla. Minerva McGonagall, la  directora del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería se lo había regalado hacía algún tiempo, cuando entró al Departamento de Aurores.

-¿Cómo te fue de guardia anoche?- dijo Harry mirando por encima de sus gafas a Ron.

-Nada bien. Sígueme.

Harry se puso en pie y caminó detrás de Ron hasta una pequeña oficina. Los trabajadores del Ministerio, como siempre, hacían sus deberes en silencio, y las lechuzas revoloteaban de un lado a otro, aunque Kingsley Shackelbott, el Ministro, buscaba alternativas para disminuir la suciedad que provocaban aquellos animales.

Ron abrió la puerta de su oficina y Harry entró tras él. Sobre la mesa, varias fotografías en movimiento mostraban horribles escenas.

-¿Son personas?-  dijo Harry.

-Si te refieres a muggles, sí.

A Harry la palabra muggle no le sonaba bien. No supo que era un mago hasta los 11 años, y aquellas clasificaciones como muggle, sangre sucia y squib, no acababa de aprenderlas.

-Sí, me refiero a personas no mágicas.

Harry continuó su análisis con atención. Las fotos mostraban a varios muggles inmóviles, con expresión de horror en la mirada. Parecían muertos, sin embargo movían la boca como intentando decir algo.

-¿Hablan?

-Sí.

-¿Qué dicen?

-Lo tengo por acá apuntado- dijo Ron y extrajo de uno de sus bolsillos una pequeñita agenda. Luego leyó en voz alta:

-La paz no reinará contigo, Harry Potter. El Señor Oscuro vive en nosotros…- Ron hizo una pausa y continuó:- Después comenzaron a repetirlo; pero esta vez en pársel. Lo peor de todo es que Kingsley apareció allá y trató de retirar el hechizo. No pudo. Dice que es magia oscura del tipo que solo ha oído mencionar, de un grado de dificultad extrema. Estamos asustados, Harry. Aún no se limpia el desastre. Es un caos total.

-¿Hicieron los hechizos repelentes?

-Sí.

-¿Y por qué no me alertaron de esto?

Ron bajó la mirada.

-Es que…como ayer Ginny regresaba a su temporada con las Holyhead Harpies, pensamos que tal vez sería mejor dejarlos en paz.

-Ron- dijo Harry en tono complaciente- Soy el Jefe del Departamento de Aurores, es mi deber estar en todos estos hechos…

-Muy bien. ¿Me acompañarás?

-¿Cuál es el lugar?

-Creo que sería mejor que esperaras a llegar.

Ambos salieron de la oficina y caminaron por el pasillo, donde encontraron a Hermione que llegaba. El beso entre ella y Ron resultó algo embarazoso para Harry…

-¿Todo va bien?

Asintieron a la vez.

-Amor- dijo a Ron- Te traje tu almuerzo. Sé que estuviste de guardia anoche y como sabía que me aburriría, envié una lechuza a Fleur. Ella me enseñó un útil hechizo horneador que me permitió prepararte estas galletas.

Desde que sus hijos se fueran a Hogwarts, Hermione había desarrollado un  extraña afición por las labores hogareñas, siempre influenciada por su suegra Molly Weasley y Fleur Delacour, la esposa de su cuñado. Se enviaban lechuzas en su tiempo libre con útiles hechizos hogareños y recetas, para felicidad de Ron, todas deliciosas.

Por las caras de Harry y Ron, Hermione supo enseguida que algo andaba mal.

-¿Qué sucede? ¡No me digan que rechazaron mi moción una vez más!

-No, no- se apuraron a decir ellos, recordando cuan furiosa se puso cuando le denegaron el Ajuste 52 para la Protección de los Elfos Domésticos.

-Entonces…algo no anda bien en los asuntos del Ministerio, ¿no?

-Cariño- dijo Ron- No es nada, solo una pequeñita inspección de rutina.

-¡¡RONALD WEASLEY!! ¡No te atrevas a mentirme tan descaradamente! Los dos me dirán ahora mismo que está pasando…

Harry tomó aire y dijo:

-Es mejor que no armemos revuelo. Vayamos a la Red Flu para salir de aquí.

Hermione asintió y les dijo:

-Muy bien, solo esperen que esto vaya a mi oficina- agitó su varita y todo lo que traía entre manos salió flotando en dirección al ascensor.

Consumidos por las llamas esmeralda de las chimeneas, el trío apareció en una tiendecita abandonada de Londres. Luego se acercaron a un callejón y se tomaron de las manos.

Todo se volvió negro; estaban siendo apretados fuertemente por todos lados; no podían respirar, habían bandas de hierro apretándose alrededor de su pecho; sus ojos estaban siendo forzados hacia el interior de sus cabezas; sus tímpanos estaban siendo empujados más adentro de sus cráneos y entonces…Grimmauld Place.

A pesar de los años, Harry aún no se acostumbraba a las Apariciones.

Allí estaba Kingsley, el Ministro de Magia, con su altiva figura y su piel oscura, vestido estrafalariamente. Se hallaba de pie, pensativo. Los años no parecían hacer mella en su figura.

-Señor- dijo Ron acercándose- Ya le avisé a Harry.

Kingsley se volteó lentamente y sonrió.

-Acércate.

Los muggles permanecían flotando, lanzando palabras ininteligibles y cada varios segundos completaban la frase:  El Señor Oscuro vive en nosotros.

 Ni siquiera Harry Potter, que se enfrentara al Señor Oscuro, había jamás presenciado un acto de magia oscura como aquel.

-Es increíble- dijo el Ministro- Parece que alguien está controlando de nuevo a los Dementores. Ninguna de estas personas parece tener conciencia ni alma, y esa manera tan extraña de flotar…

Harry se acercó a una mujer rubia. Un escalofrío lo recorrió al sentir su fría mirada clavada en sí mismo. Y allá, cerca de un edificio, encontró lo peor: un perro negro, muerto.

Se le acercó cauteloso, dando pasos inseguros. Ron continuaba explicando al Ministro y Hermione observaba la escena, horrorizada.

Harry continuó su camino, en silencio. Sintió una horrible presión sobre su cabeza y que le zumbaban los oídos. El perro allí era idéntico a la transfiguración en animago que sufría Sirius en vida. Lo tocó, y salió disparado del cadáver un chorro de luz y niebla que se convirtió en un terrible espectro…

Harry tuvo entonces la certeza. Sin dudas, aquello que tocó no era otra cosa que un Horrocrux.

Los espero el viernes… KNOX

Comentarios

comentarios

Estudio periodismo en la Universidad de La Habana, escribo novelas y trabajo como periodista en CMBF Radio Musical Nacional. Potterhead!

Ver artículos

Leave a Reply

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.