CapÃtulo 4
El Profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras
Con la ayuda del mapa, Albus pudo llegar a tiempo a Defensa contra las Artes Oscuras. Según su horario verÃa esta materia con los de Gryffindor, por lo que tenÃa la esperanza de encontrarse con Rose, pero al comenzar la clase se dio cuenta de su error. Solo habÃan rostros desconocidos en los pupitres.
– Buenos dÃas. – dijo el profesor Wycliffe al entrar. Albus siguió buscando en su memoria, a ver si lograba recordar quién era ese señor. – La clase de hoy será una breve introducción a lo que serÃan las Artes Oscuras en la historia, y más adelante iremos con los hechizos. Ahora, todos aquà conocen a Voldemort, pero les pregunto: ¿Sabes quien fue Emeric el Malvado?
Ninguno respondió, asà que el profesor Wycliffe siguió hablando: – Eso pensé. Emeric era un “mago tenebroso†que vivió en el sur de Inglaterra durante la Edad Media. Es famoso por poseer un castillo lleno de muggles y magos inexpertos, a quienes secuestraba y luego obligaba a convertirse en sus esclavos. Se dice que los torturaba con el hechizo Cruciatus por pura diversión, pues le daba placer ver sufrir a quienes consideraba inferiores. Por suerte solo vivió pocos años, pues murió en un duelo contra un mago que trató de robarle parte de sus riquezas, y al dejar este mundo los esclavos obtuvieron su libertad. Quizá la historia serÃa diferente si alguno de ellos hubiera sabido cómo defenderse del poder de Emeric, y es por eso que con la llegada del Ministerio de Magia empezaron a fundarse escuelas de hechicerÃa, no sólo para enseñar a los jóvenes el uso correcto de la magia, sino a utilizarla como un medio de defensa contra las artes oscuras. Aprovecharé esta primera clase para hablar un poco sobre ejemplos similares al que acabo de mencionar…
El resto de las dos horas fue Wycliffe hablando sobre magos tenebrosos y cómo el conocimiento apropiado de la magia habrÃa salvado a sus vÃctimas. Muchos de estos crÃmenes, según Wycliffe, se habrÃan evitado con un simple Desmaius, o con hechizos todavÃa más básicos como el Expelliarmus. Albus prestó mucha atención a todos estos relatos, pero encontraba mayor fascinación cuando se mencionaba la “varita poderosa†que muchos de estos personajes aseguraban tener. Albus sabÃa que Harry tuvo la oportunidad de poseer la Varita de Sauco, pero cada vez que hablaba de ella, su padre siempre hallaba la forma de evadirlo. Entenderán que para alguien tan apasionado por la varitas como Albus, un tema como ese resulta muy atractivo.
– Bueno, eso ha sido todo por hoy. – dijo Wycliffe. – Para la próxima clase quiero que traigan una lista de los hechizos básicos de defensa que existen, pues comenzaremos a practicar con algunos de ellos.
Albus se quedó solo en el salón, dejando que sus compañeros salieran primero. Necesitaba hablar con Wycliffe, pues la duda lo molestaba.
– Disculpe, profesor… – dijo Albus.
– Tranquilo pequeño, puedes llamarme Lawrence.
– Está bien, Lawrence. QuerÃa preguntarle: ¿Alguna vez nos hemos visto?
– ¿En serio no te acuerdas de mi?
Albus estaba confundido.
– Admito que eras muy pequeño cuando nos conocimos. Creo que tenÃas unos tres años. Fui compañero de tu padre en mis tiempos como Auror.
– ¿Trabajó con mi padre?
– Más bien fue como mi tutor. Él y Ron me acogieron como su aprendiz cuando me enlisté. Era genial estar con ellos, hacÃan de la labor algo emocionante y divertido, más de lo que ya era el simple hecho de ser Auror.
– Pero entonces, ¿Por qué lo dejó?
– Pensé que lo mejor era dejarlo a temprana edad. No me malinterpretes, fueron los mejores cinco años de mi vida, pero conocà a muchos Aurores que perdieron la cabeza luego de tener un caso traumante, y no querÃa que me pasara a mi. Estuve un año desempleado y viviendo de mis ahorros, hasta que conseguà este puesto como profesor en Hogwarts. Aunque no lo creas, fue sencillo considerando que todos los años renuncia el que da Defensa Contra las Artes Oscuras.
Albus reÃa mientras decÃa: – Si, eso me han dicho.
Ya en el pasillo, y por mera casualidad de la vida, Albus se encontró con James y Rose caminando a su próxima clase.
– ¡ALBUS! – dijo Rose, mientras corrÃa a abrazar a su primo.
– Hola Rose, ¿Cómo has estado?
– Bien. Hace poco tuve clase de Transformaciones, y no creerás quien dio la clase.
– ¿Quien?
– Teddy.
– ¡¿QUÉ?! – gritó Albus por la sorpresa.
– Tan solo un año de graduado y ya es profesor, quien lo dirÃa. – dijo James.
– Pero…¿Cómo…?
– Resulta que ser Metamorfomago le dio talento innato con la Transformación, y lo hizo tan bien que dejó impresionada a McGonagall. – dijo Rose. – Tendrá este año como prueba para ver si consigue el puesto oficialmente.
– Él si me ayudará con las notas, no como Hagrid. – dijo James.
– ¿Por qué eres tan vago?
– ¿Y a ti qué te importa?
– Por favor, no discutan ahora. – dijo Albus.
– ¿Y tu que clase tuviste? – preguntó Rose.
– Defensa Contra las Artes Oscuras.
– Asà que ya conociste a Lawrence. – dijo James. – Es amigo de la familia de hace años.
– Lo sé, él me contó.
– Dice que está decidido a ser profesor por mucho tiempo, pero creo que ya le falta poco para que se cumpla la Maldición de Defensa.
– ¿En serio asà le llaman al mito?
– Por lo menos asà lo llamo yo, y estoy seguro que pronto todos también lo harán.
– Cuando ese dÃa llegue, créeme que me cambiaré de colegio. – dijo Rose.
– Entonces será mejor volverlo popular pronto.
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