Por: Paula
-No, Señora Weasley, estoy bien-mintió ante las innumerables lágrimas que corrÃan por el rostro de la madre de Ron preocupada por la salud de Harry.
-Necesitas dormir un poco querido, anda, sube a la habitación de Ron- los sollozos, en un intento de contenerlos, salÃan forzados, como ahogándose, asà que no se lo pensó dos veces. Harry asintió, aun que lo único que deseaba era poder hablar con Ginny, a su pesar, ella estaba abrazada a Hermione, subió solo después de echarle una mirada a ahora siete Weasley, a Hermione y a los pocos que quedaban en la cocina de La Madriguera. Se sentÃa inválido, desvaÃdo, hueco, no podÃa dejar de pensar y rememorar lo sucedido hacÃa tan poco tiempo, aunque cada imagen tenÃa el efecto de un cuchillo muy afilado, abriendo y desgarrando cada milÃmetro de la caja en la que tantas personas habÃa dañado, su mente era, en esos momentos, mayor que su cuerpo, que su fuerza de voluntad y capacidad; asà que no tenÃa elección, o dormÃa o sufrÃa, y por muy egoÃsta que sonara, Harry necesitaba dormir, la carga que se acumulaba en su interior pedÃa a gritos quedarse y nunca salir, pero él solo luchaba por sacarla.
Haber derrotado a Voldemort era una idea que aún no estaba preparado para absorber. Poco a poco, se le iban pasando esos pensamientos, y cada poco se levantaba de un salto tocándose la cicatriz, ¿Eran imaginaciones? ¿Qué estaba pasando? ¿Su subconsciente? Y seguÃa asÃ, haciéndose preguntas hasta que de nuevo, daban a otras preguntas y de las que Harry carecÃa de respuestas. Notaba que el sueño era como una droga, que te da unas fracciones de vida para relajarte, desaparecer del presente, y vivir tu subconsciente, aun que sus sueños no eran muy placenteros, solo veÃa puertas cerradas y cuando abrÃa una, se desvanecÃan las salidas y se perdÃa en su propia respiración.
Como siempre, el sueño acaba por fatigarlo, mas a pesar de desearlo, se levantó de la cama y se enfundó sus vaqueros y una camiseta, Ron yacÃa tendido en su cama, y la cama de George y Fred estaban vacÃas, ¿Dónde estarÃa George?, poco a poco se deslizó por la habitación y las escaleras hasta llegar, haciendo más ruido del deseado, al jardÃn de los Weasley, se paró en seco cuando recordó una imagen, ahora vÃvida, de uno de sus sueños, estaban Lupin y él hablando por el camino trasero de la casa, y asÃ, intentando recordar las palabras de Lupin se dirigió a la parte de atrás, forzando el cerebro, hasta que cuando ya se encontraba en la mitad del camino se paró en seco y sintió la respiración cálida de alguien conocido, y escuchó interesado:
-Harry, las personas vivimos buscando nuevas imágenes y secuencias que nos hagan sentir mejor, más felices, vivimos a base de sueños y deseos que nos fortalecen, aunque éstos no sean reales o nunca llegarán a serlo. Las ilusiones son la base de nuestras vivencias, la placenta de nuestras acciones. Tu madre lo sabÃa muy bien, por eso me ayudó tanto, tu madre deseaba ser feliz, y aún más deseaba que los que la rodeábamos fuéramos felices, si, eso incluyendo a tu padre porque a pesar de las malas jugadas que hacÃan él y Sirius, Lily nunca querÃa ver a nadie sufriendo. También deseaba algo que nunca pudo ser, pero ella lo deseaba, profundamente. Como ya bien sabes, Severus y James nunca fueron grandes amigos-le salió una pequeña risita-pero cuando James empezó a madurar y a calmarse un poco, Lily se acercó a él, en esos momentos su amistad con Severus no era muy fuerte, le habÃa hecho mucho daño, pero le querÃa de todas formas y su mayor deseo en ese momento era que tu padre y él dejaran de odiarse tanto como lo hacÃan, estábamos en nuetsro último año y tu madre tenÃa miedo de lo que pasaria después con todos nosotrs. De hecho, todo esto me lo confesó, porque también me querÃa a mÃ. Al final, casi todos los más profundos deseos de tu madre se hicieron realidad, tal vez por casualidad, o de tanto desearlos, por eso siempre fue feliz.
Harry se quedó cayado mientras pensaba en la información que acaba de obtener. Cuando se dio cuenta de que no estaban solos, la respiración se le aceleró y Lupin le puso una mano en el hombro, Sirius caminaba con ellos, lo habia escuchado todo, y esperaba su turno para hablar, y cuando lo hizo, se le cayó el alma a los pies por sentir un verdadero calor, y continuó:
-Harry tienes que creer en ti, en tu familia, en tus sueños, en lo que realmente quieres, porque en momentos tristes eso es lo único importante, todo lo que forma parte de ti te hace como persona, lo bueno, como Ginny o como yo, y también lo malo, como Malfoy. Aprendes de tus emociones, de tu rabia, del amor y eso lo transmites. La magia que tienes dentro de ti no es nada comparada con la magia que eres capaz de hacer con tu varita, no solo tu capacidad, o las dotes que Voldemort te transfirió cuando tenÃas tan solo un año te ayudaron a luchar y acabar con él, sino tu interior-y un mano cálida e inflexible se postró de repente, en el torso del niño con la cicatriz en forma de rayo- tu corazón hizo fluir energÃa y aunque tu no lo sabes, esa la percibo ahora. No te preocupes si en algún momento tus sueños tardan más, no desistas ni desesperes, porque al final “El último enemigo que será derrotado es la muerte†como bien ya sabes. Recuérdanos como primer ejemplo de tus sueños.
-Te queremos Harry, como a nada en el mundo.- dijeron Sirius y Lupin al unÃsono.
-Siento muchÃsimo lo de Teddy Lupin, de verdad-esas palabras le salieron sin pensarlo, ni siquiera era consciente de haber movido los labios el sólo, pero Lupin le sonrió dándole un abrazo.
Como si no hubiera pasado nada, empezó a sentir la bilis en su garganta, y con mucha fuerza hizo ademán de tragar, no querÃa abrir los ojos, no querÃa estamparse contra la realidad, no querÃa ver que seguÃa en cama. Pero se sorprendió cuando vio que no estaba en cama, movió la cabeza para ver a ambos lados donde hacÃa tan solo unos minutos habÃa estado hablando con su padrino y Lupin, habÃa sido tan real…no, no podÃa haberse quedado dormido, se habrÃa caÃdo, y justo, tan desconcertado como estaba, volvió a su memoria las palabras de Lupin sobre su madre: “Al final, casi todos los más profundos deseos de tu madre se hicieron realidad, tal vez por casualidad, o de tanto desearlos.†Se sentÃa ahora más fuerte, no tan triste, se encontró a si mismo en una marea de deseos, deseos esperando por ser compartidos y hechos realidad al lado de lo que él más querÃa, Ginny, sus amigos, su subconciente.