Así fue el Campus Potter

Campus Potter

Campus PotterEl campus Potter llegó a su punto y final el día 8 de agosto, entre lágrimas emocionadas de los acampados y monitores, dejando detrás un sinfín de vivencias y creando amistades que durarán mucho tiempo. Pero todos lo teníamos claro: Cómo muy tarde, nos veríamos el año siguiente, en el próximo campus.

Todo empezó la mañana del Lunes 3 de agosto. Tres monitores nos acercamos a Madrid a buscar a los que serían alumnos de Hogwarts durante los próximos 6 días. En el autocar que nos llevaría al recinto del campus repartimos El Profeta del día. Los alumnos aun estaban tímidos y formales… Nada que ver con lo que sería aquello los días venideros.
Ya en la zona del Campus, fuimos recibidos por las jefas de casa de Slytherin y Ravenclaw, junto a un grupo de acampados que se habían acercado el día anterior disfrazados de magos y de mortífagos. Explicamos las normas, repartimos cabañas, y los llevamos al Gran Salón. El Sombrero Seleccionador estaba esperando!
Por la tarde se hicieron un par de talleres, fuimos a la piscina (a jugar con el calamar), hicimos más actividades, y ya después de la cena, jugamos un poco para que los acampados se conocieran mejor y perdieran la vergüenza. Y funcionó!

Cada casa tenia dos misiones diferentes relacionadas con la historia central del Campus. Encontrar ingredientes para una poción matalobos (aunque ellos no sabían aun que su jefa de casa era mujer lobo), descubrir los enigmas que se escondían tras las noticias del profeta, encontrar las partes de un objeto oscuro y utilizarlo si hacía falta… Cosas por el estilo. El rol estaba aderezado con personajes como El Druida y la Secretaria de la federación de Gobstones, que les iban dando pistas sobre lo que estaba aconteciendo. La secretaria, como sabrían el último día, era ni más ni menos que Pansy Parkinson suplantando la personalidad de la secretaria real! Y no nos olvidemos de su elfo domestico (más conocido como «El Pequeñín»), que estaba en la zona de acampada molestando a la vez que pidiendo auxilio.

Por las mañanas hacíamos actividades, como por ejemplo un taller de varitas, tenido de camisetas, taller de fimo, y cosas por el estilo. Por las tardes hacíamos actividades o juegos, alternado con más talleres. Las actividades eran variadas; desde hacer unas pruebas en El Juego de los Meses (interpretar una escena de los libros de Harry Potter, ir atados en grupo con una cuchara, un trivial potterico…), a jugar a Gobstones y a Quidditch. Las noches acogían los juegos más divertidos, acompañados con la luna llena que teníamos esos días.

No se puede hacer justicia en un escrito a todas las anécdotas y experiencias vividas esos maravillosos días. El asesino de la Amortentia, la batalla final, las pruebas para los candidatos a aurores… Y todo lo que no son juegos ni talleres. Porque el campus eran las personas que allí nos juntamos, los pequeños detalles, la complicidad. Las duchas compartidas y el campamento de aikido con el que compartíamos recinto, el polvo que tragábamos en la zona de cabañas. Las cocineras, el chico que me llevó a reconocer el terreno para poder hacer un día una excursión (caminamos más de 5 horas) a un pueblecito con castillo llamado Buitrago. Las heridas de guerra, los amoríos, incluso los enfados. No se le puede hacer justicia a todo eso. Hay que vivirlo.

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Autor Tontin Dudley

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