Ensayo: «Harry Potter y la Visión del Mal»

Hoy quiero compartir con ustedes la primera entrega de una nueva sección, con la esperanza de aportar nuevas ideas y puntos de vista, donde intentaremos acercarnos a los pilares fundamentales de la intrincada obra escrita por JK Rowling.

Para comenzar, quisiera dedicarle las siguientes líneas a uno de los aspectos cuyo tratamiento en la obra determina la imagen épica de la misma, y asegura la densidad constante que se percibe en cada página. Con esto me refiero sin más preámbulos, a la visión que la autora nos brinda acerca del mal; una visión amplia, heterogénea y dolorosa. Quiero aclarar (como se ha convertido en costumbre), que cuando digo “heterogénea” me refiero a 2 características muy notorias en la manifestación de dicha cualidad. La primera, es que en la mayoría de los personajes encontramos e identificamos fácilmente esa dualidad intrínseca del ser humano, la cual por su propia naturaleza contiene tanto “bien” como “mal”. Este aspecto no nos va a interesar el día de hoy, ya que esta relación de ambigüedad y equilibrio la hemos desarrollado en cada uno de los perfiles.

Sin embargo, el último de ellos ha generado en algunos lectores las dudas, cuestionamientos y por supuesto, las reflexiones suficientes como para prestarle atención al tema. La segunda característica, aparece delimitada en un mismo personaje (Lord Voldemort), el cual si bien se destaca en la obra como personificación final y completa del mal, veremos que se inspira (intencionalmente o no) en elementos que podemos encontrar en otro tipo de personajes, tanto ficticios como históricos. Este pequeño ensayo aspira en el fondo, a apoyar fehacientemente uno de los tópicos más importantes del perfil de Voldemort; este personaje es tan auténtico y real como cualquier otro, ya que la concepción del mal en esta historia es arquetípica.

Algunos pueden preguntarse a qué me refiero con esto, por lo cual vamos a detenernos un instante aquí.
Según la definición de Platón, un arquetipo expresa las formas sustanciales de las cosas que existen eternamente en el pensamiento divino. Santo Tomás de Aquino hablaba de idea primordial, antecesora de la creación del mundo. Carl Jung utilizaba el término para señalar a las imágenes constitutivas del inconsciente colectivo, y que son comunes a toda la humanidad. Es importante subrayar que la mayoría de los autores perciben el plano arquetípico como intuitivo. Es algo gravado en el inconsciente colectivo de la humanidad, independientemente de los valores y el sistema moral en el cual estemos inmersos.

Podemos aventurarnos a decir que cuando hablamos de arquetipo, hablamos de humanidad, del hombre y su historia, de pertenencia a una especie. Hablamos de algo que nos identifica a todos desde el principio. Posiblemente en perjuicio de un término que nos lleva a un plano de abstracción, vamos a reducirlo a fin de evitar confusiones; cuando me refiero a una concepción arquetípica del mal en la obra, estoy afirmando que la misma contiene manifestaciones y expresiones propias y exclusivas de la humanidad. El uso arbitrario de la palabra “arquetipo” intenta mostrar lo global y completa que es la definición del mal en esta serie de libros, sin dejar de lado el aspecto humano de la misma. Créanme que soy consciente de que puedo haber entreverado a más de uno, y de que el uso de determinados conceptos puede empeorar la situación; sin embargo, tengo esperanzas en que el desarrollo de las siguientes referencias nos va a llevar a un entendimiento mayor del asunto, lo cual en definitiva se convierte en la única tarea a la cual podemos aspirar.

UNA REFERENCIA LITERARIA

Voldemort, como icono de la maldad, presenta notorias semejanzas con el SAURON de Tolkien. Si bien esto es más que interesante, descubriremos que lo son más las diferencias que presentan. La aclaración que se impone (para que no quede ningún tipo de dudas) es la siguiente: descarto de plano la suposición de que la autora se haya inspirado en Tolkien para componer su personaje malvado. Por el contrario, veo en Lord Voldemort a un villano esencialmente distinto, debido a la apología de los rasgos humanos. Voldemort es dolorosamente humano, mientras Sauron es subjetivamente alegórico e inhumano.

JRR TOLKIEN plasma sus creencias religiosas (las cuales empapan sus ideas políticas) en su obra. Un enemigo del este (consideraba a los rusos más peligrosos que a los nazis), de forma tan avasallante como autoritaria, pone a Tolkien en contraste con diversas escuelas intelectuales europeas de la época. La mirada de Rowling en cambio, utiliza la política solamente como lupa para enseñarnos acerca de los prejuicios, los miedos, o simplemente de la burocracia que frene, se interpone y detiene el cambio. A pesar de esta importante diferencia conceptual, los dos villanos presentan similitudes formales que resulta innecesario negar. Ambos son una especie de “super-villano”; nadie se compara a ellos, siendo sus allegados o ejércitos solamente eso: instrumentos de una voluntad más fuerte. El empleo de términos como “amo” o “siervo”, propone una distinción de rangos más que obvia: existen (a los ojos del mismo) el villano, sus siervos, y todos los demás. Su objetivo se puede resumir en el dominio absoluto de todo y de todos, aunque la parte más interesante se encuentre justo aquí. Esto se desprende de las ideas y postulados de los personajes, pero no de sus actos. Tanto Voldemort como Sauron instauran una “política del terror”, a través de la cual mantienen tanto a sus súbditos como a sus enemigos privados de la libre expresión, de la tranquilidad, de la paz.

Utilizan los castigos como moneda corriente; torturas, asesinatos, etc. Lo mejor de todo es que estas “herramientas” se usan contra ambos bandos sin distinción. Seguidores y enemigos son tratados frecuentemente de la misma forma. La interrogante que surge aquí no carece de importancia: ¿podría sobrevivir el mundo a un villano de este tipo?Es relevante preguntarse esto, ya que intuyo algo más profundo por detrás de las ideas acerca de los “sangre sucia”, los elfos, o los muggles. Si la retórica de Lord Voldemort acerca de la limpieza de la sangre fuera consecuente con los hechos, muchos magos de “noble estirpe” hubieran sobrevivido; sin embargo, Voldemort castigó duramente a quienes se le opusieron, a los que desobedecieron órdenes, a quienes mostraban un punto de vista distinto, e inclusive a quienes intentaban restaurarlo en el poder.

En el caso de Sauron, el matiz es un poco más oscuro aún; no existe en este personaje una justificación étnica, política o moral. Es como un virus, dispuesto a todo por lograr su objetivo, sin medir en ningún momento las consecuencias. Los orcos no solo no compartirán nunca el poder con él, sino que ni siquiera mantienen una interacción con el personaje, como pasa en la obra de Rowling. Pero independientemente de estos cambios en la formulación, las características formales son bastante similares. El dominio absoluto, el miedo como instrumento para con ambos bandos, ausencia de confianza sistemática en sus propios bandos, identificación con la oscuridad y las tinieblas, ambos poderosos magos, etc.

Después de esto, podríamos pensar que son hermanos. Sin embargo, aclarábamos más atrás que estas similitudes son poco importantes en comparación a las diferencias, de las cuales hay una que se presenta como reveladora: Sauron es desde cierto punto de vista una apología del mal, una abstracción esencial del concepto, careciendo casi completamente de elementos humanos. A Sauron se le puede asociar mejor con una entidad, más que con un ser humano.

El caso de Lord Voldemort en este aspecto, se presenta como radicalmente opuesto. La humanidad que se desprende del personaje es aterradora, pero definitivamente es un hombre. Como expresamos en su perfil, parece una soberbia mezcla de los grandes déspotas, tiranos y genocidas de la historia.

¿Nos sirve esto a fin de entender mejor un personaje?

Por supuesto que si. En el momento en que la autora decide mostrarnos a un villano humano (aunque sus referentes no sean lo más rescatable de la raza), nos es más fácil acercarnos a él. Por eso es “doloroso”. Porque nos pone adelante un espejo, el cual nos devuelve la imagen de lo peor que hemos visto y vivido; nos permite identificarnos. Ahora, si creemos que el trato genérico del tema es inquietante, veremos más adelante como puede empeorar.

REFERENCIAS NO TAN LITERARIAS

Sostuvimos desde el principio, que la visión del mal en “Harry Potter” es amplia, heterogénea y dolorosa. Si hubiera que agregarle algo, diría que es también creíble. Ese quizás sea uno de los aspectos que hace de la lectura de esta historia, una experiencia completa. Una sucesión de emociones fuertes vinculadas a nosotros y los otros. Podríamos quedarnos más que tranquilos si supiéramos a ciencia cierta que un villano como Voldemort no puede existir en un mundo como el nuestro. Sin embargo, JK Rowling nos da una buena bofetada, dándonos a entender muy explícitamente que ese villano estuvo, está, y posiblemente estará entre nosotros.

Porque en definitiva, nos está mostrando lo peor de nuestra especie.

¿No lo creen?

Tal vez las siguientes referencias “no tan literarias” nos den un poco de luz acerca de este asunto.

Dos lectoras opinaron en su momento que el personaje de Voldemort es muy similar al personaje histórico de Adolf Hitler. Esto definitivamente no carece de argumentos, ya que el “fuhrer” realmente se despachó con unas cuantas atrocidades. El carismático líder del Tercer Reich profesaba en favor de la raza aria, lo cual nos puede dar un punto de encuentro con nuestro personaje. Solo los arios podían llevar a la humanidad hacia delante, mientras que los otros existían para cumplir los mandatos de la raza superior. Definitivamente es parecido el discurso, pero habría que hacer algunas precisiones; el concepto de raza aria de Hitler estaba enmarcado por un fundamento meramente lingüístico, ya que sostenía que las primeras lenguas indoeuropeas eran descendientes directas de la lengua aria. De allí obtenía la relación entre un pueblo y otro.
Este argumento es bastante débil, ya que los arios (si es que existe alguna prueba concluyente) se trasladaron al territorio de la India, el cual se encuentra bastante lejos de las fronteras de Alemania, como podemos apreciar sin mucho esfuerzo. Eso dejaría tanto al pueblo de la India, y posteriormente a los persas como herederos naturales de la raza aria. Sin embargo, Hitler en ningún momento los consideró como iguales.
Bastante raro.

Voldemort pregonaba la pureza de la sangre… sin pertenecer a la misma; igual que Hitler. Ambos asesinaron a muchas personas (el mago a cientos o miles, el fuhrer a millones). El jefe de estado alemán estaba obsesionado por la magia, y por cualquier objeto o enseñanza que estuviera vinculado a ella; demás estaría mostrar la similitud en este punto. No quiero entrar en excesiva cantidad de datos sin sentido, pero queda bastante claro que los parecidos están bastante a la vista.

¿Termina aquí?

Lamentablemente no; esto nos lleva a pensar en que si el caso de Hitler como referente fuera un caso aislado, único, no habría porqué seguir hablando del tema. Pero la historia de la humanidad nos ha brindado generosamente un incontable número de personajes famosos por sus demenciales acciones. Algunos de ellos, tristemente célebres por locuras y aberraciones análogas a la de nuestro personaje malvado. Josef Stalin, el líder más famoso de la ex Unión Soviética, asesinó millones de personas (la mayoría compatriotas), incluyendo a quienes lo ayudaron a ascender al poder. Inicialmente a la sombra de los grandes ideólogos del comunismo, como Lenin, Stalin formó una eficiente red de espionaje tanto dentro como fuera de su país. El impulso arrollador que tuvieron los servicios de inteligencia durante su época, nos recuerda veladamente a nuestro personaje, interviniendo secretamente en los centros de autoridad del mundo mágico. Cuando los aliados asesinan (luego de torturar) a su hijo, el despiadado líder de origen ucraniano permanece completamente indiferente. Aquí podemos apreciar el desapego a su propia familia, del que tantas veces hemos hablado.

De todas formas, si de familia se trata, sería mejor ejemplificar con el emperador romano Nerón, quien no solo ejecutaba sistemáticamente a sus opositores, sino que también se cobró la vida de su madre y su hermanastro. ¿Les suena conocido? Si de persecuciones a opositores se trata, y obviamente, su posterior asesinato (generalmente métodos inhumanos de tortura previos), estamos hablando de muchísimos personajes más que tratados en los libros de historia. A Mao Zedong, el archiconocido líder revolucionario chino, se le atribuyen entre 15 y 70 millones de muertes. Entre sus presas, tenía particular preferencia por intelectuales y religiosos que practicaran una doctrina social y moral distinta. Podríamos referirnos también a Leopoldo II de Bélgica, quien exterminó a 10 millones de nativos del Congo. Esclavizados, mutilados, torturados, y luego por fin asesinados. Este patrón específico, nos recuerda a Voldemort, quien intentaba en la mayor parte de los casos prolongar el sufrimiento de sus víctimas.

¿No es suficiente aún?

Pol Pot, quien llevara adelante la revolución en Camboya, no solo exterminó a todos los intelectuales a su alcance, sino que gran parte de las muertes en ese país correspondieron a los “Jemer”, miembros de su mismo partido. Usaba a otras personas como cara visible del poder, mientras dirigía todo desde las penumbras (¿Voldemort no hizo lo mismo una vez que tomó el control del ministerio?) Si esto se ha convertido en una lista de psicópatas descarriados, no podemos dejar afuera al gran Idi Amin, el desquiciado militar ugandés. La política genocido de este pintoresco hombre, llevó a la aniquilación de las etnias Lango y Acholis. ¿Saben que le gustaba hacer con sus opositores? Servírselos amablemente a los cocodrilos.
Bien podría haber llamado “Nagini” a uno de ellos, ¿no? Fray Tomás de Torquemada asesinó a miles de personas solamente en España, dentro de los cuales había muchos niños… pero no porque fueran parte de una etnia o un grupo de intelectuales. La edad de responsabilidad para el inquisidor era de 12 años para las niñas, 14 para los varones. El apodo de este noble caballero era “el martillo de los herejes”.

Herodes el Grande, en un acto digno de nuestro personaje, manda a matar a todos los niños menores de 2 años de Belén, con el fin de contrarrestar el designio de la profecía que anunciaba la llegada del elegido. En el continente americano parecería que nos salvamos de estos individuos… ¿o no? Francois Duvalier, más conocido como “Papa Doc”, se proclamó presidente vitalicio de Haití en 1964. Su régimen del terror se cobró incontables víctimas, intentando posteriormente convertirse en emperador. Promovió una incansable renovación de la tradición vudú en la isla (sistema animista con fuerte componente mágico). Intentaba imitar o personificar al Barón Samedi (dios de la muerte y los cementerios), con el único fin de amedrentar a propios y ajenos. Utilizaba gafas de sol y adoptaba un fuerte tono nasal al hablar, en un patético intento de generar miedo (buen paralelismo con la transformación física de Voldemort, para parecerse a una serpiente).
Y por si fuera poco, atribuye la muerte de JF Kennedy a una maldición que él mismo había lanzado.

La lista de este tipo de sujetos es interminable. La sensación que me deja el hecho de escribir estas líneas, es no solo de vergüenza, sino también de que estoy siendo testigo de algo que me es familiar. Gracias a Dios, no tuve la oportunidad de conocer personalmente a ninguna de estas personas; sin embargo tengo la impresión (sobre todo por la pluralidad geográfica de los ejemplos) de que alguien parecido puede surgir de la nada en cualquier parte. De hecho, ¿que tan distinta es una persona que asesina a uno solo, de la que asesina a miles?
Posiblemente que el daño general es menor; entiendo el punto. La pregunta es si el que mata a miles o millones deja de ser un hombre, para convertirse  en otro tipo de ser.

Si alguien se hizo ya esta pregunta, quiero aclararle que la respuesta es “no”. Sigue siendo un ser humano, con características casi idénticas a las de todos nosotros. Entonces, no cabe más que volver al punto de partida: ¿es Lord Voldemort un villano tristemente humano? Si, claro que si. La visión que la autora nos deja del mal en su obra, está magnificada por la suma de un sinfín de elementos. Es posible que no encontremos un villano en vida real con todas las características de Voldemort, pero es seguro que este, contiene las características de muchos de ellos. Tom Ryddle sacrifica su identidad, para dar vida a un antagonista de la vida, modelo impecable de la maldad, apareciendo ante nosotros como la sumatoria de las atrocidades que podemos encontrar tanto en el noticiero como en los libros de historia. Esta óptica de lo malo y lo feo, se convierte por su propia expresión en una objetiva y porqué no, ampliada fotografía de lo más oscuro de la mente humana.

Lord Voldemort es humano. Al igual que las personas a las cuales nos referimos más atrás. Si todos son humanos, solo queda aceptar el hecho de que llegan al mundo como parte activa del mismo. Son parte de él. Son hijos de la humanidad y su devenir histórico. Por iluso, infantil o inverosímil que parezca, en el mundo mágico de JK Rowling, los personajes son tan parecidos a quienes leemos la obra, que podríamos aconsejar mirar detenidamente la historia, y reflexionar acerca de lo que somos. Si no cedemos ante el miedo, posiblemente encontremos que la magia de estos libros se basa en las cosas que nos refleja el espejo de nuestro dormitorio.

Por dudas o consultas, escribir a lemmyandco@hotmail.com

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