Aún esperamos por sus portadas, ¡no sean perezosos!
Les anunciamos que pronto este fanfic deberá disminuir su frecuencia, pues nuestro staff debe empezar otro año en Hogwarts.
No los demoramos más…
Lean este nuevo capÃtulo, escrito por un fan:
Anteriormente en Harry Potter y el Sextante de Plata:
Lumos…
              Bienvenidos al
 CapÃtulo 7
Desastre WeasleyÂ
Por EspirituRain y Tomas MarvoloÂ
—Harry, el mensaje está clarÃsimo, ahora que logro analizarlo— aseguró Hermione.
Los hombre se pusieron atentos a lo que decÃa ella:
—Doble ache, doble erre, doble ge…— tomó su varita y trazó en el aire las letras, de manera similar a cuando Tom Riddle escribiera su nombre enla Cámarade los Secretos:
HH RR GG
Luego agitó su varita y las letras se apartaron y aparecieron algunas nuevas:
Helga Hufflepuff      Rowena Ravenclaw     Godric Gryffindor
—Las letras dobles hacen referencia a tres de los fundadores de Hogwarts. Luego Oliver dijo que ellos eran todos sacrÃlegos, de sangre inmunda, de mezcla aberrante. Solo él pudo conocerlo. Solo él sembró la verdadera doctrina. Sin dudas esta frase se refiere a Salazar Slytherin, él sembró el desprecio hacia las mezclas no puras— Hermione no se sentÃa a gusto hablando del tema— A los sangre sucia.
»La continuación nos habla acerca de la máscara de Salazar Slytherin.
— ¿Ese chiflado tenÃa una máscara?— preguntó Ron.
— No creo— respondió Hermione— De ser asà Voldemort la hubiera encontrado. Hay algo más aquÃ, y solo hasta ahora me di cuenta. La máscara como palabra tiene en latÃn un origen muy peculiar: es la traducción de persona. Por tanto se hace referencia a la persona, lo que identifica a Slytherin: su nombre. Harry, el ángulo del sextante es 19º, el lugar que ocupa la letra S en el alfabeto.
Hermione ajustó el sextante con los datos que acababan de averiguar y Harry se acercó para, una vez más, o al menos eso es lo que él esperaba, ver de nuevo toda una ráfaga de imágenes que seguro que le revelarÃan otro horrible suceso…
Lo primero que pudo distinguir fue estrellas a lo lejos. La imagen se acercó cada vez más. Harry no sabÃa mucho de astronomÃa pero de algo si estaba seguro: aquella era la constelación Géminis. Cuando la tuvo tan cerca que casi la podÃa tocar, empezaron a vibrar las estrellas, cada vez más fuerte. De la nada, surgió una explosión en medio de la formación galáctica y los astros empezaron a despegar como látigos de fuego. Tras varias piruetas las estrellas formaron el número 94 y volvieron a explotar; las chispas y luces de bengalas que aparecieron formaron una gran oreja, la cual se partió por el centro y salió una calavera de un verde muy intenso de cuya boca brotaba una serpiente; era semejante a la marca tenebrosa y se acercaba a los ojos de Harry. En ese momento Harry se apartó del sextante asustado y confundido y empezó a murmurar:
 — ¿El número 94, una oreja y una marca tenebrosa?
— El número 94 puede ser una dirección— dijo Hermione.
—¡Sortilegios Weasley! Es el número del local de Sortilegios Weasley en el callejón Diagon— dijo Ron deprisa e inquieto.
—La oreja… entonces… ¿se refiere a George?— dijo Hermione preocupada.
—Está clarÃsimo— dijo Harry— La constelación de Géminis, los gemelos; la explosión representa el momento en que Fred y George se separaron; yla MarcaTenebrosaes sÃmbolo de muerte…
—Primero Ginny y ahora George. — dijo Ron casi al borde del llanto— Harry, está pasando de nuevo. No sé si sea Lord Voldemort; pero quien quiera que esté detrás de esto la va a pagar bien caro. Por mi familia lo juro.
Como atraÃda por los susurros, Molly apareció en la habitación secándose las manos con un paño y les preguntó:
— ¿Algo que deba saber?
Ron y Hermione dijeron que no a la vez, mientras Harry tarareaba una canción de las Brujas de Macbeth. Aunque la mayor de las Señoras Weasley se retiró, una expresión de si tuviera veritaserum ustedes no mentirÃan se dibujó en su rostro.
— Me voy a ver a Ginny al hospital—dijo ella. Se estaban turnando entre Harry, Hermione, Ron, Fleur y ella para cuidarla. Arthur se encargaba de arreglar los asuntos de la casa.
Cuando Molly se fue, Ron de inmediato conjuró uno de los objetos muggles que tenÃa su padre en el cobertizo como siempre, era una grapadora, y la usaron como Traslador. Aparecieron en medio del Callejón Diagon y todo parecÃa normal, habÃa mucha gente y las tiendas parecÃan estar llenas como de costumbre. Los chicos avanzaron hasta la tienda de George y a pocos pasos para llegar, una gran explosión surgió del techo que hizo que el simpático muñeco que se quitaba y volvÃa a poner un gorro de copa se hiciera pedazos. La gente asustada empezó a desaparecerse de aquel lugar y a irse por los pasadizos secretos, pocos eran los que quedaban allÃ. El trÃo entro rápido y poco faltó para que los ojos se le salieran de las órbitas.
Verity, su empleada, estaba atacando violentamente a George, lo manejaba como un juguete haciéndolo chocar contra las paredes y todas las estanterÃas y montones de cajas. Pronto se dieron cuenta que George no tenÃa su varita a mano en ese momento. Era un desorden total: las cajas amontonadas estaban por el suelo y los artÃculos de broma se habÃan esparcido por todo el local, incluidos los Detonadores de señuelo que emitÃan un fuerte sonido e iban impidiendo el paso de los tres, cegándoles con el humo negro que aprecia cuando explotaban.
Cuando se dispersó el humo pudieron acercarse hasta George y Ron no tardó en empezar una lucha con todas sus fuerzas contra Verity a pesar de que sabÃa que estaba totalmente poseÃda; Hermione atendió a George aun que parecÃa que solo tenÃa una pierna y una costilla rota y un pequeño rasguño en el brazo derecho. Harry se incorporó a la lucha, pues Verity parecÃa muy poderosa; pero en ese justo momento aparecieron seis nubes negras en la tienda.
Chicos enmascarados estaban saliendo de la nada por un lado y por el otro. Harry se quedó atónito: por su altura aquellos muchachos debÃan estar en Hogwarts, no en el Callejón Diagon. La vestimenta que llevaban los hacÃan lucir como MortÃfagos; pero con un toque de modernidad. Sus máscaras eran plateadas, con raros dibujos trazados a relieve.
— ¡Bombarda Máxima!— dijo Verity.
Una gran explosión hizo que Harry saliera disparado de un extremo a otro de la tienda, chocando con cuanto objeto habÃa por allÃ.
—¡Harry!— gritó Hermione, que protegÃa el cuerpo de George con el suyo— ¡Tengo que irme de aquà con él!
—Yo te cubro— dijo Harry poniéndose en pie algo aturdido. Su varita estaba cerca. Se lanzó a recogerla; pero alguien le dio una patada. Levantó la vista y encontró uno de los chicos apuntándole. Antes de que pudiera hacer nada, el muchacho cayó, derribado por un hechizo aturdidor.
En la tienda habÃa entrado Angelina Johnson.
— ¿Qué sucede acá?— gritó la mujer.
— Angelina…—atinó a decir George, recuperando la conciencia.
Angelina fue atacada por uno de los muchachos; pero con un movimiento maestro detuvo el impacto.
Ron agitó su varita y cayeron de los estantes varios objetos. Pociones de la risa, bombas fétidas y otros artÃculos hicieron que los muchachos se entretuvieran por un momento. Harry tomó su varita y, al voltearse, uno de los vestidos de negro le lanzó un hechizo que lo hizo caer de espaldas.
—Me llevaré a Dolohov— gritó uno de los invasores, y corrió hasta el cuerpo que derribara Angelina. Cuando lo tocó, se desaparecieron.
Quedaban cuatro luchando contra Ron y Angelina. Hermione intentaba concentrarse para salir de allÃ. Finalmente, con una especie de explosión a su alrededor, logró marcharse sana y salva junto a George.
—FYENDFIRE— gritó uno de los chicos, con voz de mujer.
Una especie de criatura mitológica salió de la punta de su varita. Era un monstruo de fuego que abrió sus enormes fauces y comenzó a derribarlo todo y a devorar con sus llamas cualquier cosa que encontrara en su camino.
Ron hizo un movimiento con su varita y logró detener al animal. Angelina lo empujó, y justo a tiempo, pues un destello rojo pasó silbando cerca de su hombro.
Verity estaba corriendo en dirección a la puerta, cuando Harry le apuntó con su varita y la dejó atada con un par de cadenas plateadas que aparecieron del suelo.
—Finite Aparicio— dijo luego y un rayo de luz naranja fue a las cadenas y recorrió sus eslabones. Verita comenzó a desaparecerse y, justo a la mitad volvió a su posición anterior. Por más que intentó no lograba esfumarse de allÃ. Harry habÃa hechizado las cadenas.
El hechizo de Ron no pudo de tener por más tiempo la bestia de llamas y salió corriendo, seguido por Angelina.
—¡Vete— gritó él. Angelina asintió y con un destello desapareció. Harry lanzó un potente chorro de agua al animal pero solo se detuvo unos segundos. Se dirigieron a la salida y, en ese instante, Harry recordó a Verity.
—¡¡No podemos dejarla ahÃ!! Ella es la única que nos dará otra pista.
—Intentaré detener este hechizo, pero sabes que es muy difÃcil— gritó Ron y se detuvo. Luego tuvo una idea brillante y conjuró un perro plateado: su Patronus. Harry entendió la idea y conjuró un ciervo enorme, imponente, con las astas más largas que nunca.
Ambos animales salieron corriendo en dirección al de fuego y lo embistieron, impidiéndole el paso.
Harry llegó hasta Verity y ella, con una sonrisa cÃnica le dijo:
—Salazar, Grindewald, Voldemort: ellos sembraron el caos entre los sangre impura, vosotros ciegos de la verdad creéis en una profanación pero es lealtad a lo que algún dÃa cargareis con vuestra culpa. Nuestra era está cerca y tú Harry Potter, tú, serás el responsable de nuestra victoria. El resultado de los dos sucesos anteriores llevarán al cuarto…
En ese instante las cadenas se rompieron y ella desapareció. En un punto de la tienda, un poco más alejado, quedaba aún uno de los invasores. Él habÃa liberado a Verity y ahora saludaba a Harry para desaparecer, tras el revuelo de su capa.
— ¿Necesitas una mano, Potter?
Harry conocÃa la voz que provenÃa de al lado de Ron. Bajó las escaleras y, aún sin creerlo, pudo comprobarlo. Draco Malfoy estaba junto a Ron, y habÃa lanzado un hechizo hasta el animal de llamas.
Muchos magos y brujas estaban observando la escena horrorizados, y otros lanzaban hechizos protectores a sus establecimientos.
El hechizo de Draco hizo que la llama se apagara con un sonido agudo, como de grito, y pudo verse el destrozo.
—Estamos a mano— dijo Draco y desapareció, dejando atónito a su enemigo de la niñez: Harry Potter.
Esperamos que el capÃtulo de hoy les haya gustado. Esta aparición de Draco fue totalmente idea de EspirituRain, a quien felicitamos por la colaboración.
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Nos vemos el lunes…
KNOX
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