Recuerdo que Las Reliquias de la Muerte fue el libro que con más ansiedad esperé para leer.
HabÃa rumores: que si Harry morÃa, que si con un giratiempo asesinaban a Voldemort, que si en realidad Ron era Dumbledore del pasado…
En fin, para qué contar la mar de teorÃas locas que me encontré por ahÃ.
Vivo en Cuba, algunos deben haberse percatado por algunos post que he escrito, y por razones polÃticas el gobierno de Estados Unidos ha impuesto un embargo sobre la Isla que prohibe a la mayorÃa de las empresas comercializar productos con el paÃs.
Por supuesto, las librerÃas no están exentas de esa Ley, de ahà que ser un fanático de Harry Potter en el paÃs es una tarea difÃcil.
Para empezar, los libros que me leà fueron prestados, de otros muchachos cuyos padres los traÃan desde otros paÃses. La mayorÃa de los dueños de algun libro pottérico no lo prestaba, pues era su joya preciosa de la biblioteca.
Allá por el 2007 me hallaba en una escuela en La Habana, La Lenin. La mayorÃa de la gente que allà pasaba sus grados 10, 11 y 12 eran fanáticos de Harry Potter, pero ninguno habÃa conseguido aún el libro impreso.
Un dÃa, una muchacha llegó con la noticia: su mamá lo habÃa descargado de Internet.
Sé que tal vez no sea la mejor manera de honrar a Rowling, pero ante las circunstancias lo más rápido era leerlo en formato digital. En ese tiempo estaban muy de moda por acá los mp3, y casualmente yo tenÃa uno que me dejaba leer ficheros txt.
Ni corto ni perezoso, pasé a formato .txt cada capÃtulo de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte, mient5ras mi mejor amiga se colaba en los laboratorios de computación y estaba los dÃas enteros sin estudiar, leyendo el libro.
¡Imaginen que mi pantalla del mp3 era como de una pulgada de alto! Cada lÃnea del libro podrÃa dividirse hasta en cuatro pantallitas de aquellas, y las letras eran como de calculadora…
Y ni hablar de la otra parte: el mp3 era de baterÃas AAA, no de los que tienen una baterÃa interna, asà que reunà para comprar unas baterÃas recargables y un cargador, y ni música escuchaba: mi mp3 era mi lector electrónico.
De esa forma terminé de leerlo. Sé que cualquier pottérico en mis condiciones, hubiera hecho lo mismo.
Por eso hoy levanto mi varita, le doy vueltas a mi giratiempo y recuerdo con nostalgia aquellos dÃas del 2007 en que llegó hasta mà el fichero de Las reliquias de la Muerte.
Gracias, Rowling.
Y ustedes, ¿cómo recibieron la publicación de este libro?