En trance de muerte: del señor Valdemar a Lord Voldemort
TenÃa la tarea de leer una compilación de cuentos de (proto) Ciencia Ficción escritos por el maravilloso Edgar Allan Poe. Terminé la entretenida labor leyendo “El caso del señor Valdemarâ€. Para resumir la historia, el narrador, un practicante del mesmerismo, experimenta con un cuerpo moribundo: el del señor Valdemar. Sorprendentemente, el proceso resulta en una especie de Valdemar zombie que, en estado de trance o sonambulismo, está muerto pero aún consciente: su cuerpo, que parece inerte, está apoyado en una cama, pero Valdemar todavÃa puede hablar. Nuestro narrador le pregunta: —Señor Valdemar, ¿está usted dormido? y la respuesta es “SÃ. No. He estado durmiendo y ahora estoy muertoâ€. Durante mucho tiempo se mantiene asà el señor Valdemar, hasta que después de siete meses deciden sacarlo del trance. Al despertarlo, su cuerpo se deshace en las manos del narrador. Carne podrida y corrompida es todo lo que queda.
Tuve a este cuento dando vueltas en mi cabeza durante varias horas y de repente, como una luz —un lumos, dirÃamos— que se enciende frente a mis ojos, me di cuenta de la hermosa y tan bien pensada relación entre el señor Valdemar y Lord Voldemort. No era una sorpresa para mà que la autora de la saga de Harry Potter, quizás el personaje que más haya marcado mi vida, usara referencias literarias y mitológicas en sus libros, escondidas como pequeños pero brillantes tesoros para los lectores atentos. Sin embargo, el hecho de que la relación fuera con Poe fue algo muy revelador para mÃ. A mi madre le gusta mucho Poe y desde pequeña escuché sus hermosas pero terribles historias. Ahora, quizás veinte años después, mi destino se confirma al poner, frente a mis ojos, a los dos autores juntos: una homenajeando al otro.
Lord Voldemort es un mago malvado y despiadado asesino. Se mantiene vivo gracias a la magia negra que le ha permitido separar su alma en siete distintas partes. El joven Harry —con la ayuda de Dumbledore y sus amigos— debe destruir esas partes para que, por fin, el asesino de sus padres muera. Durante mucho tiempo, Voldemort se mantiene vivo en la muerte. Sin un cuerpo en el que morar—dado que, después de su derrota en el Valle de Godric, cuando no pudo matar al bebé Harry, perdió casi todos sus poderes y la integridad de su cuerpo— sobrevive como un siniestro y débil engendro gracias a la separación de su alma o, en otras palabras, vive sólo en alma y no en cuerpo. Luego, el “Señor Tenebroso†consigue un cuerpo y trata de matar a su enemigo y causante de su fracaso: Harry. Al final de la saga, Voldemort muere pues él mismo termina asesinando a la séptima parte de su alma alojada en Harry, sin saberlo. Al morir, su cuerpo se convierte en una deplorable y asquerosa criatura (del tamaño de un bebé) corrompida por su ambición. El propio Voldemort ha terminado asesinándose a sà mismo, —suicidándose sin saberlo— matando lo último que quedaba de su alma, todo por ambición. Es un cuerpo corrompido que, como bien le hace notar Dumbledore (fantasma) a Harry, nunca ha sentido amor.
El parecido es inevitable, tanto en los nombres (Valdemar – Voldemort) como en la historia. Asà como Valdemar, Voldemort penetra los misterios de la muerte de una manera profana. No teme agredir a su propio cuerpo con tal de vencer a la muerte. No obstante, su deseo es castigado con la putrefacción de su carne y el desgaste de su alma. Ahora todo él es asquerosamente irreconocible. Como dirÃa Sirius en El Prisionero de Azkaban: “Voldemort […] una piltrafa de brujo que ha perdido todo su poderâ€.
Esta relación me parece una inconfundible prueba de la cultura de J.K. Rowling y de su sutileza para homenajear a un escritor tan importante como fue y será Poe.
Muchas gracias a Carlita Salazar por enviarnos este ensayo para compartirlo con todos los lectores de BlogHogwarts.
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Imagen cortesÃa de Genzoman