Era un dÃa frÃo y lluvioso de diciembre, en el patio cubierto de la escuela se podÃa ver como todos los niños intentaban aprovechar el recreo a pesar de la lluvia que caÃa fuera y allà se encontraba Hermione, acurrucada en una esquina, sola, intentando pasar desapercibida, mientras leÃa completamente absorta un libro, lo que hizo que no notase como algunos de sus compañeros se acercaban a ella con sonrisas maliciosas. Antes de que se diese cuenta uno de los niños cogió el libro y se lo paso a otro que empezó a correr seguido por los otros niños mientras se pasaban el libro riéndose. Hermione se levantó dispuesta a seguirlos mientras los niños salÃan del patio cubierto hacia el exterior, ella no se lo pensó y salió también detrás de ellos, se detuvieron por fin, cerca de la verja, lo que dio oportunidad a Hermione de alcanzarlos.
-¡Devolvédmelo¡-dijo con tono mandón y un poco desesperado.
El niño que tenÃa el libro se lo tendió pero cuando ella se acercó para cogerlo el niño se lo paso a un amigo que lo abrió y rompió unas cuantas hojas antes de cerrarlo y tirarlo, el libro paso por encima de la valla y cayó en un charco que habÃa en la acera quedando totalmente mojado.
Hermione se quedo estática mirando el libro, roto y mojado, entonces el grupo de niños se puso a gritarle en tono de burla, come libros, mientras regresaban al patio cubierto y pudo escucho como todos sus compañeros se reÃan, agacho la cabeza y sé quedó allÃ, debajo de la lluvia mientras notaba como sus ojos se llenaban de lagrimas.
¡Estaba harta! ¿Por qué no la podÃan dejar en paz? ¿Por qué siempre tenÃa que aguantar las burlas de sus compañeros? Los niños se metÃan con ella porque era la que siempre respondÃa en clase y las niñas porque no le gustaban las muñecas y la consideraban rara, siempre estaba sola y a sus 10 años creÃa que siempre lo estarÃa, no tenÃa ningún amigo y solo se sentÃa a gusto cuando estaba en clase, temÃa la llegada del recreo porque sabÃa que las burlas y la soledad iban a estar esperándola en el, por más que intentara pasar desapercibida. Pero lo peor de todo era que se sentÃa una extraña, un bicho raro y no solo por las burlas si no por esas cosas extrañas que era capaz de hacer desde que era pequeña y que hacÃan que se sintiese más diferente, más sola y como si perteneciese a otro mundo que no era ese, parecÃa que todo le pasaba a ella. Solo querÃa ser una mas pero no parecÃa que esa posibilidad fuese a ser viable por más que lo deseara, ofreciéndose a ayudar a sus compañeros explicándoles las cosas que no entendÃan, pero lo único que conseguÃa a cambio eran más reproches y burlas.
-Toma-dijo una voz.
Hermione levantó la cabeza encontrándose con un niño, alto, vestido con unos vaqueros gastados y con una sudadera roja con capucha que solo dejaba ver, debido a la oscuridad del dÃa, su boca, que esbozaba una sonrisa sincera. El niño tenÃa el brazo levantado sosteniendo el libro, el cual pasaba por entre las barras de la verja. Lo miró, entre desconcertada y sorprendida, y alargando el brazo cogió el libro. Se quedo mirando la tapa un poco confundida mientras se secaba las lágrimas con el dorso de la mano.
-Grac…- dijo al tiempo que levantaba la cabeza pero se quedo muda cuando vio que el misterioso niño ya no estaba allÃ, volvió a mirar al libro, que parecÃa estar nuevo, de hecho estaba seco, lo abrió y se sorprendió al ver que las paginas estaban enteras. Se acerco a la valla y miró a todos los lados de la calle pero no vio por ningún lado al niño.
El timbre sonó, indicando el fin del recreo y sacando a Hermione de su ensimismamiento, corrió hacia el colegio y se dio cuenta de que estaba empapada, pero no le importo, estaba feliz, aunque no estaba muy segura de porque.
Por primera vez se sentÃa parte de algo, se sentÃa normal y ahora sabia que por lo menos habÃa alguien como ella. Una sonrisa asomo por su rostro mientras sostenÃa fuertemente el libro contra su pecho.
CorrÃa por la calle, mojada por la lluvia fina que caÃa, esperando que sus padres no hubiesen notado su ausencia antes de que volviese a la tienda, confiaba en que su padre estuviese absorto mirando las herramientas y cachivaches muggles mientras que su madre estarÃa intentando evitar que Fred y George hiciesen de las suyas mientras vigilaba a Ginny. Maldijo mentalmente a los gemelos por instarle a que fuera a una tienda de chocolate de la que habÃan oÃdo hablar y a él mismo por haberles hecho caso ya que naturalmente no habÃa tal tienda y por si eso no fuese suficiente acababa de hacer magia, algo que estaba prohibido, y aun por encima delante de una niña muggle, lo que lo convertÃa en un delito peor, la habÃa hecho buena, por suerte recordó que a los menores de 11 años no se les detectaba si hacÃan magia, aunque pensándolo bien tampoco se arrepentÃa de haberla hecho. No soportaba a los abusones, si hubiese estado allà les iba a enseñar un par de cosas, además esa niña estaba muy triste y si él podÃa ayudarla ¿Por qué no iba a hacerlo? Ni siquiera lo pensó, solo se dejo llevar por su instinto, justo lo que le recriminaba siempre su madre que le decÃa que tenÃa que utilizar más la cabeza, como Percy, ¿Pero para que vas a pensar cuando sabes lo que tienes que hacer? Aunque si hubiese pensado un poco quizás no hubiese salido a la lluvia para ir a una tienda de chocolate con indicaciones de Fred y George. Siempre se dejaba llevar por su instinto sin pararse a pensar afondo, simplemente era más de acción que de reflexión, salvo en el ajedrez.
-¡RONALD BILLIUS WEASLEY!- Paro en seco y notó como su corazón empezó a latir mucho más rápido, de terror, miro hacia la izquierda y vio a su madre, con una cara de enfado que amedrentarÃa a cualquiera, llevaba agarrada de la mano a Ginny y sostenÃa en la otra un paraguas-¡Se puede saber dónde estabas! ¡¿Sabes lo preocupada que estaba?! .
-Lo-Lo siento, mama- consiguió articular.
– ¿Que lo sientes? Ya hablaremos en casa, jovencito. Vamos, tu padre ya ha comprado lo que querÃa-dijo su madre mientras le fulminaba con la mirada y se ponÃa a caminar en dirección a la tienda arrastrando a Ginny, que lo miraba con cara de pena, diciendo por qué no se parecÃa más a Bill, Charlie y Percy.
Se quito la capucha y dejo que la lluvia lo refrescase mientras seguÃa a su madre, pensando en el castigo que le esperarÃa. Miró un momento hacia atrás y sonrió, por lo menos su escapada habÃa beneficiado a alguien. Ahora le habrÃa venido bien algo de chocolate, suspiro resignado y continuo caminando con la cabeza agachada maldiciendo por lo bajo a los gemelos.
[NOTA: Este fanfic fue escrito por db ordenata. El dibujo de Ron y Hermione pertenece a *06raindrops1993. Si desean que alguno de sus fanfics, viñetas, humor pottérico, estanterÃas pottéricas sean publicadas en BlogHogwarts, envÃen un e-mail a fans@bloghogwarts.com.]