Como hemos hecho durante algún tiempo, este verano publicaremos un nuevo Fanfic Colaborativo, continuación de El Sextante de Plata y La Ruptura del VÃnculo. Les invitamos a que si aún no los han leÃdo se apuren, y los descarguen en Letitbit o 2Shared.
Durante 13 capÃtulos, saldrá esta nueva temporada del Fanfic Colaborativo de BlogHogwarts, siempre guiado por ustedes en sus comentarios. Además, haremos concursos semanales para que el que lo desee escriba el siguiente capÃtulo de la trama, por lo que de seguro tendrá giros muy divertidos.
Asà que no los demoramos más.
Anteriormente en el Fanfic Colaborativo de Harry Potter:
- Apareció Circe, descendiente de Gelert Grindewald, gran hechicera que intentó utilizar a Harry y sus amigos para lograr La Ruptura del VÃnculo, o sea, romper la relación mago-varita.
- Harry creó un complicado hechizo, le quitó los poderes a Circe y la encerró en Azkaban.
LUMOS…
Harry Potter y la deuda de sangre
CapÃtulo 1
Feliz Cumpleaños
por Tomas Marvolo
El castillo de Numengard estaba protegido por hechizos realmente potentes. Se decÃa que ni el propio Grindewald en sus tiempos pudo romperlos, y pocos se habÃan atrevido a afirmarlo, pero también creÃan imposible que Voldemort, Dumbledore o Potter pudieran acabar con la antigua magia defensiva que custodiaba las frÃas paredes de la prisión.
Los alemanes aseguraban que era más seguro un jardÃn a cielo abierto de Numengard que una de las celdas de Azkaban, por lo que Harry se sintió realmente preocupado cuando leyó en El Profeta del escape de varios reclusos de Alemania.
Estaba sentado en su cómoda oficina del Ministerio, atiborrado de papeles que firmar, leyes que aprobar y otras que derogar, casos aislados que resolver y magos que precisaban de su atención.
—Buenos dÃas, Harry —entró Hermione a la oficina—, ¿dÃa ocupado?
—Asà es —respondió él soplando a la taza de café que flotaba cerca de su cabeza—. Hoy es dÃa de Atención al Mago.
—Oh, sÃ, esos dÃas son un desastre. Por suerte tu departamento no tiene tantas visitas como el mÃo. Muchos vienen a denunciar problemas de criaturas mágicas, a exigir leyes nuevas, sacrificios… Termino hecha un lÃo. ¿Has visto a Ron?
—Tú eres su esposa —respondió Harry—, supongo que lo hayas visto esta mañana.
—Ah, sÃ, lo vi. Pero se fue muy temprano, no sé por qué.
La puerta de la oficina volvió a abrirse.
—Buenos dÃas, ¿cómo están? —era Ron, que traÃa algo envuelto. Se detuvo junto a Hermione y la besó.
—¿Lo trajiste? —preguntó ella.
—Aquà está —respondió, señalando el paquete que sostenÃa.
Harry seguÃa muy concentrado en el periódico y su café. Ginny le habÃa prometido pasar más tarde a llevarle unos bocadillos. El dÃa habÃa amanecido caluroso.
—¿Nada que quieras orientarme, Harry? —dijo Ron.
—No, Ron, nada, gracias. Sigue con la investigación que te dije, y estate atento, hubo una fuga masiva de Numengard.
Harry levantó la vista para ver la reacción de sus amigos y fue justo la que esperaba. Hermione se quedó sin palabras y Ron dejó la vista perdida, como en shock. No pudieron articular palabra alguna por unos segundos y ante el silencio prolongado, Harry decidió tomar la iniciativa:
—Creo que si el Ministerio de Magia Alemán lo ha revelado es porque es muy grave. Hemos tenido prófugos de Azkaban y hemos podido manejarlo sin que nadie se entere. Debe ser realmente grave.
Harry respiró hondo y recogió unos archivos de la mesa.
—Nos vemos luego.
—Hasta pronto, Harry —dijo Ron, aun sin poder hablar fluidamente.
—Nos avisas cuando Ginny llegue —dijo Hermione y se quedó anudando la corbata de Ron.
El Ministerio a esa hora de la mañana era un hervidero: vociferadores para acá, mensajes para allá, magos de aspecto poco cuidado, con ojeras profundas de tanto trabajar y, de pronto, entre todos, una cara sonriente.
—Potter —era Kingsley— ¿cómo estás? ¿Listo para atender las peticiones?
—Buenos dÃas, Ministro. SÃ, eso creo. Nunca podré sentirme cómodo dando consultas a los magos. Soy más…de acción.
—SÃ, Harry, lo sé, pero es nuestro trabajo.
Antes de que Kingsley se retirara con su escolta Harry alcanzó a decirle algo más:
—¿Ya leyó El Profeta?
—Me temo que sÃ, Harry. Nos vemos luego.
La mañana se le pasó a Harry más rápido que cuando usó el giratiempo con Hermione. Vinieron magos de todas partes a denunciar actividades «oscuras» que siempre resultaban ser bromas o confusiones. Otros, simplemente, iban a pedirle a Harry recomendaciones para que sus hijos entraran en el cuerpo de Aurores del Ministerio.
—Como usted comprenderá —dijo Harry a una señora vestida con un largo vestido rojo y una sombrero con murciélagos disecados— el Jefe de Aurores del Ministerio no puede dar recomendaciones porque es quien se encarga de aceptar a los muchachos bajo su custodia.
La mayorÃa de los visitantes quedaron satisfechos, pero otra parte de ellos se fue dando un portazo y alegando que hablarÃan con su superior. Harry terminó agotado, con la cabeza llena de quejas y problemas. Salió de la sala de vistas orales y se dirigió al elevador, donde se encontró a Luna.
—Hola Harry —dijo ella, sosteniéndose la panza. Le habÃa crecido mucho desde la última vez que la viera.
—¡Luna! ¿Cómo va eso? —dijo Harry alegre, señalando su vientre.
—Muy bien. No sabemos cuando nacerá. Dicen que el cabello de wiliguxis es muy útil para el embarazo. Te pones unos cuantos en el pelo y ya está. Por cierto, Ginny te está esperando, te acompaño.
Luna lucÃa muy hermosa embarazada. Le daba a su aire de despistada un aspecto maduro y a la vez tierno. El Ministerio se habÃa quedado de pronto en silencio, tranquilo. Era como si todos hubieran desaparecido.
Cuando Harry entró a su oficina escuchó un gran grito de «Sorpresa» y Neville, Hermione, Ron, Luna, Lily, Hugo, Rose, Teddy, James y Albus Severus se lanzaron sobre él. Ginny lo besó y le dijo:
—Feliz cumpleaños, cariño.
Estaba viejo. Harry habÃa olvidado que era 31 de julio.
La fiesta fue muy divertida. Hermione conjuró unos pajarillos de colores que alzaron vuelo y se transformaron en confeti brillante, que mientras descendÃa iba tomando la forma de Harry en distintos momentos de su vida. Ron, por su parte, le entregó el paquete que habÃa estado escondiendo toda la mañana: un plato de oro con dos escobas talladas y un cartel que decÃa:
«Harry y Ginny-Ron y Hermione»
«Mejores amigos por más de 20 años»
Recordaron viejas glorias con la música de Las Brujas de Macbeth y tomaron mucha cerveza de mantequilla, como si fueran niños todavÃa. Luna le regaló un collar de nabos de rubÃ, que habÃa pertenecido a uno de los Lovegood más antiguos —el descubridor de los torposolos— y Neville le dio una planta que cambiaba de color según las estaciones del año.
Cuando estaban recogiendo sus cosas para marcharse, llegó un mensaje de Kingsley:
«Querido Harry:
Feliz cumpleaños. Ginny nos pidió que lo mantuviéramos en secreto. Pasa por mi oficina. Algo grave sucede»
Harry se despidió cortésmente de todos sus compañeros y fue hasta la oficina de Kingsley. El Ministro lo esperaba, como siempre acompañado de su patronus.
—Harry —dijo el Ministro con su voz grave—, lamento molestarte, sé que es tu cumpleaños, pero debes estar informado.
—No se preocupe. Disfruto mucho de mi trabajo.
—Qué bueno. Léete esto.
Kinsley le tendió un papel a Harry, y él lo leyó con atención.
«A: Ministerio de Magia Gran Bretaña e Irlanda del Norte:
Le informamos que pronto estaremos allá. Hace unos meses fueron asesinados por agentes diplomáticos de su Ministerio uno de nuestros representantes en Albania, Dakerov. Nuestra lÃder, C. G. iniciará las conversaciones con su Jefe del Departamento de Aurores.
Atentamente,
Cuerpo de TotenEssen».
—No entiendo muy bien, Ministro.
—Son los magos que escaparon de Numengard, Harry. Los TotenEssen son los magos oscuros alemanes. Y su lÃder es una mujer.
—¿Circe? —dijo Harry.
—Habrá que comprobarlo —dijo el Ministro y comenzó a escribir una lechuza a Azkaban.
Asà termina nuestro primer capÃtulo. Pueden escribirnos a sextantedeplata@ciudad.com.ar o seguirnos mediante Twitter o Facebook. La inminente reaparición de Circe es el próximo paso.
Hasta el viernes… NOX!
Tomas en Twitter @ernestoguerra21