Y llegamos al capitulo número 134 de nuestra publicación diaria y cronológica en la cual durante 198 dÃas estaremos compartiendo nuestras sorpresas, anécdotas y opiniones acerca de cada uno de los capÃtulos de la saga de Harry Potter para luego finalizar con el Epilogo. El dÃa de hoy es el turno para el capitulo número 134 de la Serie de Harry Potter.
Harry Potter y el PrÃncipe Mestizo
CapÃtulo 2: La Calle de la Hilandera
Este es uno de los pocos capÃtulos de la saga que no es narrado desde el punto de vista de Harry. Comienza describiéndonos la llegada de dos brujas a la Calle de la Hilandera, una zona residencial muggle en un estado muy deplorable. Su Aparición es presenciada solamente por un zorro, que una de las brujas mata con un Avada Kedavra, creyendo que se trata de un Animago. Al cabo de pocas lÃneas se revela que las dos brujas son las hermanas Narcisa y Bellatrix Black, y que se dirijen a la casa de Severus Snape. Bellatrix intenta detener a Narcisa una y otra vez, pero la madre de Draco Malfoy está desesperada y llega a amenazarla con su varita si se interpone en su camino. Finalmente golpean a la puerta de Snape, y el profesor de Pociones les abre y las invita con una sorprendente amabilidad a pasar. Tras tomar asiento, Narcisa pregunta si están solos y Snape revela que Peter Colagusano Pettigrew está viviendo con él. Snape le ordena a su antiguo compañero de año -por llamarlo de alguna manera- que les traiga bebidas, y Peter obedece de muy mala gana, haciendo luego un vano intento de escuchar la conversación entre el profesor y las hermanas.
Narcisa comienza a contarle su problema a Snape, pero Bellatrix interviene diciéndole que no deben hablar del tema delante del profesor, en quién ella no confÃa. Snape entonces decide darle una oportunidad a Bellatrix para explicar los motivos de su desconfianza, y la MortÃfaga le hace una serie de preguntas, que Severus responde con gran serenidad. Cuando Bellatrix le pregunta dónde estaba cuando Voldemort fue vencido por Harry, Snape dice que estaba justo donde Voldemort lo querÃa: trabajando como profesor -y espÃa- en Hogwarts. A la pregunta de por qué no lo buscó cuando el Señor de las Tinieblas desapareció, Snape dice que no lo hizo por el mismo motivo que tantos otros MortÃfagos, la errónea creencia de que Voldemort habÃa muerto. Señala que si Voldemort solamente hubiera aceptado de vuelta a su lado a los MortÃfagos que no creyeron que su derrota era definitiva, no le quedarÃan muchos seguidores. Cuando Bellatrix le pregunta por qué siguió trabajando para Dumbledore durante todos esos años, Snape dice que prefirió quedarse en Hogwarts en vez de pasar una temporada en Azkaban, y que Voldemort está satisfecho de que continuase en su puesto, dado que cuando el mago oscuro recuperó su cuerpo y sus poderes, Snape pudo brindarle años de información útil sobre Dumbledore. Cuando Bellatrix cuestiona el hecho de que tratase de evitar que Voldemort robase la Piedra Filosofal, Snape aclara que él nunca supo que fuese el Señor de las Tinieblas el que querÃa apropiarse de ese valioso objeto, y que en ese entonces creyó que Quirrell actuaba por iniciativa propia. Snape lamenta que Voldemort no confiase en él lo suficiente como para revelarle sus planes, pues de haberlo hecho, su retorno se habrÃa producido tres años antes. Bellatrix dice que cuando Voldemort finalmente recuperó su cuerpo, Snape no volvió de inmediato a su lado. Snape confirma que regresó dos horas más tarde por orden de Dumbledore, y ante la indignada primera reacción de Bellatrix, el profesor explica que asà podÃa permanecer en Hogwarts como espÃa mientras le hacÃa creer al director que trabajaba como espÃa suyo entre los MortÃfagos. Snape afirma haber proporcionado a Voldemort datos clave que permitieron los asesinatos de Emmeline Vance y Sirius Black.
La siguiente pregunta de Bellatrix se refiere a Harry Potter. ¿Por qué Snape no intentó asesinarlo en todos los años que llevaba como profesor suyo en Hogwarts? Snape explica que, tras la derrota de Voldemort, comenzaron a circular rumores acerca de Harry, rumores que le atribuÃan poderes mágicos superiores a los del Señor de las Tinieblas. El profesor sentÃa gran curiosidad por comprobar si esos rumores eran ciertos, y por eso no lo mató apenas puso pie en el castillo. Cuando conoció a Harry, Snape no tardó en comprender que su nuevo alumno no tenÃa nada de especial (de hecho, lo define como «mediocre en grado sumo, aunque tan repelente y engreÃdo como su padre»). Si bien hizo grandes esfuerzos para lograr que el chico fuese expulsado del colegio, no estuvo jamás dispuesto a matarlo o permitir que lo mataran por temor a que eso despertase las sospechas de Dumbledore. Finalmente, Bellatrix le pregunta cómo logró que Dumbledore siguiese confiando en él durante todos estos años. Snape atribuye su éxito a su propio talento en representar su papel de MortÃfago arrepentido y a lo que considera el mayor defecto del director: siempre creer lo mejor de las personas. Snape comenta que Dumbledore es un gran mago, pero que está perdiendo sus reflejos y que sus mejores años ya han pasado.
Bellatrix es incapaz de seguir atacando a Snape, y el profesor aprovecha la oportunidad para cambiar de tema y preguntarle a Narcisa cuál es el motivo de su visita. Narcisa empieza a hablarle acerca de un plan secreto, que Voldemort le prohibió contarle a nadie, pero Snape la tranquiliza diciéndole que ya conoce ese plan y que discutirlo con él no constituye una traición. Sin embargo, el profesor le advierte a Narcisa que será imposible disuadir al Señor de las Tiniebas de seguir adelante con ese plan. Queda claro que quién deberá llevar a cabo el plan no es otro que Draco, el hijo de Narcisa, y que ese es el motivo por el cual la señora Malfoy desea abortarlo. La esposa de Lucius le suplica a Snape desesperadamente que convenza a Voldemort de encargarle el plan a alguien que no sea su hijo, pero Snape se rehúsa. No obstante, aparentemente conmovido por el dolor de la bruja, le promete ayudar a Draco. Narcisa entonces le pide que haga el Juramento Inquebrantable, y Snape vacila. Bellatrix aprovecha esa reacción inicial para burlarse de la ambiguedad de Snape, a quién considera incapaz de comprometer su seguridad en nada. No obstante, Snape termina aceptando, y hace que Bellatrix actúe como testigo. El profesor de Pociones hace tres promesas a Narcisa: vigilar a Draco mientras intenta cumplir con la misión que le encargó el Señor de las Tinieblas, protegerlo de cualquier daño y, en caso de que Draco sea incapaz de cumplir la misión por sà solo, realizar él la tarea que Voldemort le encomendó a su hijo.