Seguimos con nuestra rutina de capÃtulo diarios de Harry Potter. Ya sabéis que esto se organizó con motivo del estreno de la sexta pelÃcula, Harry Potter y el Misterio del PrÃncipe, pero debido al retraso de ésta hasta Julio 2009, nos hemos quedado un poco colgados… pero no por ello hemos dejado de trabajar en este bonito proyecto, por eso, seguimos con la publicación de capÃtulos, ¡disfrutad!
Harry Potter y La Orden del Fénix
Capitulo 22: Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas
Harry se encontraba desesperado, nadie le creÃa y todo el mundo pensaba que estaba exagerando una simple pesadilla, pero él sabÃa que no era asÃ. Cuando por fin llegó la profesora McGonagall y se puso al corriente del tema, decidió que era hora de que Dumbledore supiera el tema, por eso se llevo a Harry y Ron directamente al despacho de Dumbledore.
Una vez llegaron, la profesora McGonagall dejó a Harry que se explicara, éste le contó que habÃa visto en su sueño que mordÃa a Arthur, él mismo se sorprendÃa de sus palabras, pero no podÃa negar lo evidente, él era la serpiente en su sueño, Dumbledore comenzó a tomar decisiones; se dirigió a dos cuadros que habÃa cerca de él y les mandó que fueran a investigar, estos cuadros eran Everad y Dilys. Cuando marcharon, Dumbledore les mandó a los chicos que se sentaran y se acercó a Fawkes, el cuál se marchó a vigilar, una vez el ave se marchó, Dumbledore se acercó a un armario, sacó una vieja tetera y la encantó, por último se acercó al cuadro de Phineas, un Slytherin declarado, ya que hasta sus ropas tenÃan los colores de la casa, y tras una pelea, marchó a casa de Sirius para informarle de lo sucedido a la Orden.
McGonagall fue a buscar al resto de la familia Weasley. A los pocos minutos regresaron los cuadros; confirmaron que habÃan encontrado a Arthur gravemente herido y que estaba perdiendo mucha sangre, asà que le mandaron de inmediato a San Mungo. Phineas regresó y le dijo a Dumbledore que Sirius ya les estaba esperando. En ese momento llegaron Fred, George y Ginny y todos utilizaron la tetera como traslador que tenÃa como destino la casa de Sirius. Harry estaba muy enfadado ya que en ningún momento Dumbledore se habÃa dirigido a él y le ponÃa nervioso que no le mirara a los ojos. Justo antes de marchar en el traslador, sus miradas se cruzaron y Harry sintió como una rabia, odio y deseos de matar se despertaban en su interior, cuyo objetivo no era otro que Dumbledore.
Una vez llegaron a Grimmauld Place hubo una discusión muy desagradable entre los gemelos y Sirius, ya que ellos querÃan ir de inmediato a San Mungo, pero Sirius consiguió disuadirles de tal idea. Mientras bebÃan unas cervezas de mantequilla, llegó un mensaje de la señora Weasley quien les informaba que Arthur se encontraba bien de momento. El ambiente se relajó un poco, pero hasta que a las cinco y media de la madrugada (hora marcada por el reloj de Ron) no apareció en la casa la señora Weasley asegurándoles que la cosa iba muy bien, el ambiente no se relajó del todo. Harry aprovechó el receso para hablar con su padrino, y decirle como se sentÃa con respecto al sueño. Sirius no pudo más que decirle que todo era un sueño y que ahora estaba asà por el shock que habÃan sufrido. Cuando desayunaron todos se fueron a dormir, pero Harry no puedo hacerlo porque temÃa dormirse y volver a tener sueños horribles.
Al dÃa siguiente, aparecieron Tonks y Moody y les escoltaron hasta San Mungo. El hospital se encontraba camuflado como unos grandes almacenes abandonados en el centro de Londres. Una vez llegaron allà y encontraron la habitación del señor Weasley entró la familia a verle; Arthur se encontraba bastante bien, aunque aún no habÃan encontrado un remedio para detener su hemorragia, pero se encontraba estable. Como Arthur y Molly no soltaban prenda sobre lo ocurrido, los chicos se marcharon y dejaron entrar a Tonks y Moody, pero gracias a las orejas extensibles se enteraron de que Harry podÃa ver a través de la serpiente de Voldemort y que estaban muy preocupados por él. Abatido, Harry soltó su oreja extensible y pudo ver la cara de horror de sus amigos mientras le observaban…