Continuamos acercando La Orden del Fénix a nuestros ávidos lectores. Hoy es el turno de “Castigo con Dolores†que supone el capÃtulo 107 de la saga y como saben estaremos trayendo la magia de Harry Potter en esta serie diaria y cronológica que concluirá con el epÃlogo final de Las Reliquias de la Muerte. Ya saben que esa fecha coincidirÃa con el estreno mundial en cines de Harry Potter y el Misterio del PrÃncipe, pero aunque éste haya sido pospuesto hasta Julio de 2009, nosotros seguiremos con nuestra tarea.
Harry Potter y La Orden del Fénix
Capitulo 13: Castigo con Dolores
Tras su enfrentamiento con Dolores, Harry pasó a ser el centro de atención del colegio, donde, una vez más, lo sucedido habÃa pasado de uno a otro con asombrosa rapidez. Tras una cena marcada por miradas y comentarios de alumnos ávidos por saber más sobre lo ocurrido con Cedric y Voldemort, el trÃo decidió irse a la sala común de Griffindor para poner al dÃa sus deberes. Allà siguieron debatiendo sobre la elección de Dolores Umbridge como nueva profesora para una asignatura vital. ¿Cómo era posible que Dumbledore hubiese tomado semejante elección? ¡No les dejaba usar magia!
Un altercado con los Surtidos Saltaclases de Fred y George provocaron la ira de Hermione que se las vio sola a la hora de imponer disciplina a los gemelos. Ron se lavó las manos, y no es de extrañar porque sus hermanos estaban usando a los alumnos de primero como conejillos de indias para sus nuevos avances. Con todo, Hermione se fue a la cama indignada tras repartir algunos de sus gorritos para liberar a los elfos domésticos por la estancia. Harry y Ron se quedaron allÃ, maldiciendo no tener a Hermione para que acabara sus deberes.
Al dÃa siguiente las clases fueron horribles, al menos para Harry. Encantamientos, Transformaciones, Cuidado de Criaturas Mágicas con la profesora Grubbly-Plank, la sustituta de Hagrid (que les presentó a los Bowtruckles), y HerbologÃa. En Cuidado, al insistir Harry en el paradero de Hagrid, descubrió que Draco podÃa estar bastante bien informado al respecto y eso no gusto un pelo a nuestros chicos. En HerbologÃa, en cambio, Harry encontró un poco de consuelo al encontrarse a Luna y Ernie Macmillan, quienes aseguraron que creÃan a Harry por encima de todo.
Por la tarde, Harry tuvo que asistir al primer castigo con Umbridge, calentito previamente por la discusión que habÃa tenido con Angelina sobre su posible ausencia en la elección de guardián ese viernes. El castigo, cruel a más no poder, consistÃa en dar a Harry un pergamino en blanco y una pluma para que escribiera “no debo decir mentirasâ€. Sin embargo era su propia sangre la que lo escribÃa, pues a medida que plasmaba las palabras en el papel, en el dorso de su mano se iba recortando el mismo mensaje. Doloroso, sin duda.
Aunque al principio Harry estaba atónito, no dio la satisfacción a Umbridge de que escuchara sus lamentos. Pasó horas copiando, y finalmente se unió a sus amigos en la sala común sin revelar el auténtico castigo al que fue sometido. Además, aún tenÃa una larga pila de deberes por delante.
El jueves cumplió su segundo castigo, igualmente cruel y doloroso. A la salida encontró a Ron escondido en el trayecto a la sala común con su nueva escoba. HabÃa estado preparándose para las pruebas de guardián, pero querÃa evitar que sus hermanos lo descubriesen o se reirÃan de él. Ron descubrió las marcas en la mano derecha de Harry y quedó tan indignado como él, pero por más que intento que Potter avisara a Dumbledore, no lo consiguió. Harry estaba dolido por el comportamiento del director hacia él.
El viernes, dÃa de la prueba de selección de guardián a la que por supuesto Dolores no dejaba a Harry asistir, fue un dÃa gris, pero Harry se animó por estar ante el fin de semana y tener que afrontar el último de sus castigos. Acudió a su cita como habÃa hecho hasta entonces, pero algo ocurrió al haber concluido. Umbridge se acercó a agarrarle del brazo para ver se mensaje y Harry sintió una punzada de dolor en la frente, en la cicatriz. ¿Qué significaba aquello?
Sin embargo no pudo comentárselo a Ron, pues en la sala común le esperaba una fiesta dedicada a su mejor amigo, el nuevo guardián del equipo de Quidditch de Griffindor. Harry se alegró por su amigo, aunque Angelina no las tenÃa todas consigo respecto a su elección. Por fin consiguió sentarse junto a Hermione y hablarle de lo ocurrido. Ella le aconsejó, como Ron, que acudiera a Dumbledore, pero Harry, que se negaba, veÃa más útil avisar a Sirius, y ante la rotunda negativa de Hermione, se fue a la cama.